Balance

Cambray: el polémico 'conseller' que no ha sabido encauzar la educación tras la pandemia

Anna Simó asume Educació con el desafío de retejer complicidades con la comunidad educativa

Pere Aragonès nombrará hoy 'consellers' a Anna Simó, Esther Capella y David Mascort

A1-148766262.jpg

A1-148766262.jpg / Bernat Vilaró

Helena López

Helena López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si ha habido un 'conseller' de este Govern cuya dimisión haya sido pedida -incluso exigida- por tierra, mar y aire por todos los estamentos afectados por el Departament que comandaba -en su caso, docentes y familias- este ha sido Josep Gonzàlez-Cambray. Así que su cese con la remodelación del Govern anunciada este lunes no ha sido precisamente una sorpresa para casi nadie. La gestión de la difícil postpandemia en las escuelas e institutos catalanes hecha por Cambray -licenciado en Márketing en la especialidad de Técnicas de Mercado, algo que se ha hecho más que evidente en las formas durante su corta pero intensa etapa al frente del Departament- prácticamente no ha tenido una semana tranquila. Esta misma empieza con una convocatoria de huelga indefinida de profesores interinos.

Hace solo unos días, los pésimos resultados en comprensión lectora de los niños y niñas de cuarto de primaria hechos públicos en el último estudio PIRLS y, sobre todo, la tibia respuesta a ellos, lejos de lo esperado ante la gravedad del problema (el nivel de comprensión de los niños y niñas catalanes está a la cole de Europa y de España) fue uno de los últimos incendios en un Departament que ha saltado de polémica en polémica. De la falta de profesores sustitutos a la falta de un plan ambicioso de climatización escolar (tras la crisis de los ventiladores de principios de curso).

Adelantó el calendario enfureciendo a los docentes y sin ganar la simpatía de las familias, con unas improvisadas tardes recreativas que no convencieron

Los catastróficos resultados en comprensión lectora llegaban después de unas pruebas de competencias básicas, con los peores resultados de su historia en todas las materias, y de la imposición del avance del calendario escolar -el gran legado que el 'conseller' saliente espera dejar- que enfureció a los docentes y con el que no logró ganarse la simpatía de las familias (el curso empezó con una jornada reducida en septiembre -con clase solo por las mañanas- que se alargó todo el mes, con unas tardes 'recreativas' que no convencieron a nadie, y supusieron incrementar la brecha entre la pública y la concertada; ya que esta sí empezó el curso a jornada completa).

Uno de los rasgos característicos de la 'era Cambray' ha sido la gran distancia entre los discursos -donde se ha recreado, organizando más macroactos para presentar sus apuestas que ruedas de prensa para dar explicaciones a la ciudadanía- y el relato que llega desde el día a día en las escuelas, con docentes ahogados por la burocracia. Dos ejemplos claros son la educación inclusiva, que cinco años después de la aprobación del decreto sigue siendo poco más que una declaración de intenciones; y la Formación Profesional, que prácticamente solo ha resultado una prioridad en su discursos.

Breve paz social

El 'conseller' logró empezar el curso que ahora termina evitando casi en tiempo de descuento una nueva serie de huelgas, pero lo hizo con un acuerdo que no convenció a nadie y que le provocó otro incendio en enero, cuando las direcciones de los centros se vieron obligados a rehacer todos los horarios con la aplicación del recorte de una hora lectiva pactada con los sindicatos.

Los catastróficos resultados en comprensión lectora llegaban tras unas pruebas de competencias básicas con los peores resultados de su historia

Una medida que la comunidad educativa compartía en el fondo -supuso incorporar al sistema público a más de 3.500 profesores- , pero no en el momento de aplicarla, a mitad de curso, desbaratando la compleja organización interna; y que, además, colaboró a vaciar las bolsas de profesores sustitutos en determinadas especialidades: otro de los grandes problemas de este curso en los institutos catalanes.

El acuerdo "de mínimos" logró evitar la huelga de septiembre, pero la paz social duró poco. Este curso Cambray ha tenido dos días de huelgas, los días 25 y 26 de enero, coincidiendo con el parón de la Sanidad (de discreto seguimiento dado el cansancio acumulado en el sector, pero que volvía a dejar en evidencia el malestar por la falta de recursos que arrastran). Y este no es el único conflicto laboral con los docentes. El Departament tiene encendido otro fuego con la gestión del concurso de méritos (que los sindicatos aseguran llevarán a los tribunales europeos), y hay problemas con las oposiciones que tienen que empezar en pocas semanas (y que una parte de los interinos, los convocantes de la huelga, piden atrasar hasta septiembre). Y hay más: los profesores sustitutos están también en pie de guerra por el cambio que Cambray ha anunciado que introducirá sobre el funcionamiento de las bolsas, obligándoles a elegir una comarca entera en vez de hacerlo por municipio, como hasta ahora.

Cambray, quien antes de ser 'conseller' fue director general de Centros Públicos del Departament, cargo que le hizo ser una de las caras más visibles de la 'conselleria' en la gestión de la pandemia en el ámbito educativo, no deja solo ese mal sabor de boca entre los docentes. Entre las familias el recuerdo no es mucho mejor. Entre la larga lista de asuntos pendientes: el 'conseller' deja casi 1.000 colegios en barracones y más de 250 escuelas e institutos con barreras arquitectónicas, además de un plan de climatización que incluye la instalación de aparatos de aire acondicionado en un solo espacio de solo 100 institutos catalanes, lo que mantiene a las familias en pie de guerra.

El 'padre' de los nuevos currículums

El malestar de las familias se ha hecho también evidente durante los dos años que ha durado su etapa al frente de la 'conselleria' -relevó a Josep Bargalló en mayo del 2021- en incontables ocasiones. En la larga lista de tareas pendientes -además de acelerar la lucha contra la segregación y el abandono escolar- destaca la implantación universal y sistemática, en todos los centros, de la educación afectivosexual.

La 'conselleria' negó durante las primeras horas a la prensa, engañando a la ciudadanía, que los gemelos de Sallent hubieran sufrido 'bullying'

Los chicos siguen aprendiendo educación sexual con el porno, con todo lo que eso conlleva [cuya peor cara se ha visto también en varios episodios durante los últimos meses], pese a que esta ya aparezca en los nuevos currículos competenciales. Unos nuevos currículos, mucho más líquidos, que serán, sin duda, junto al adelanto en el calendario escolar, el principal legado "transformador" -la "transformación" y "el cambio de mirada" han sido dos de sus mantras- del periodo Cambray, que dejará también como un punto negro la mala gestión, cuando menos comunicativa, del caso de los hermanos de Sallent.

Al día siguiente de los hechos, la 'conselleria' descartaba -obviamente sin conocer el caso, dado todo lo que se supo solo unas horas después- que los gemelos que saltaron al vacío hubieran sufrido 'bullying'. Más allá del caso concreto, el episodio del Bages también volvió a hacer aflorar la falta de recursos para detectar y gestionar el bullying y la crisis de salud mental de los adolescentes.