Educación en Catalunya

Catalunya aún tiene al menos 250 escuelas e institutos con barreras arquitectónicas

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El Departament d'Educació no tiene un inventario actualizado de centros sin ascensor, aunque en marzo de 2022 reconoció en el Parlament que 226 colegios y 19 institutos todavía no tienen ascensor

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A1-174581124.JPG / FERRAN NADEU

Helena López

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Las palabras de Sònia del Río -madre de Queralt, una niña de P5 con dificultades auditivas, motrices y parálisis cerebral- destilan honestidad, generosidad y agradecimiento. "He tenido la suerte de estar arropada por las profesionales del Equipo de Asesoramiento Pedagógico (EAP) en todo momento. Ellas se encargaron de gestionar el autocar, de adaptar el lavabo para que llegara, pedir una baranda...", detalla Del Río, quien no pudo evitar llorar cuando le dijeron que su pequeña no podría ir al colegio público que tenía delante de casa. El centro de referencia para personas sordas en la zona, el único preparado para niñas como ella, estaba en el pueblo de al lado, así que tenía que renunciar a la escuela de proximidad y dejar cada día a su hija de 4 años sola en un autocar para ir y venir del cole.

"Un día me me dijo que una niña no quería jugar con ella y, hablando con su madre, no es que no quisiera jugar con ella, es que Queralt no podía jugar a lo que su amiga jugaba"

Pese a que su caso, como tantos otros, demuestra que el sistema cuenta con profesionales sensibles [solo tiene buenas palabras para la logopeda del Centro de Recursos Educativos para Deficientes Auditivos (CREDA), siempre a su lado], pone también en evidencia que la inclusividad universal de todas las escuelas catalanas está todavía muy lejos y que, en la mayoría de ocasiones, cada nuevo alumno con una realidad distinta a la de la mayoría sana supone un empezar casi de cero, ya que los colegios, de partida, todavía no están preparados para atender la diversidad.

"Como madre, duele"

"Ha avanzado mucho, pero cuando empezó en el colegio iba con caminador. Un día me dijo que una niña no quería jugar con ella. A mí me extrañó, porque a Queralt todo el mundo la quiere mucho; pero hablando con la madre me dijo que no es que no quisiera jugar con ella, es que Queralt no podía jugar a lo que su hija jugaba, subiéndose por las cuerdas. Eso, como madre, duele", se sincera.

Centros sin ascensor, pero con la planta baja accesible, no entran en la lista al considerar que "pueden organizarse"

Al ser preguntado en el Parlament en marzo del año pasado, el 'conseller' respondió que en Catalunya había 226 escuelas y 19 institutos con barreras arquitectónicas, y que había programadas obras para acabar con ellas en tres institutos y 17 escuelas. Un listado que solo incluye los centro totalmente inaccesibles [el instituto escuela en que estudia la pequeña Queralt, por ejemplo, no tiene ascensor y no aparece el Excell de centros no adaptados]. "Si un colegio no tiene ascensor pero la planta baja es accesible y tiene todos los servicios necesarios, se trata de que se organice durante toda la escolarización de un alumno con necesidades de movilidad", argumentan desde Via Augusta.

Sin una foto completa

Al ser preguntados por EL PERIÓDICO sobre el número de escuelas e institutos aún sin ascensor, el Departament responde que no dispone de un "inventario unificado de la situación de accesibilidad de todos los centros a ese nivel de detalle". Tras la consulta de este diario sobre la cuestión, el Departament asegura haber pedido estos inventarios a los Servicios Territoriales para unificar la información y tener una foto completa de la situación, pero en 10 días no ha podido reunir la información.

Patios poco adaptados

Cristina Bonet, coordinadora del Equipo de Evaluación y Apoyo Especializado del Institut Guttmann, es la encargada de velar para que los usuarios que pasan por este centro tengan las mínimas trabas posibles para rehacer su vida. En ese contexto, cuando estas personas son estudiantes, Bonet visita sus centros educativos para localizar las barreras y proponer soluciones. Más allá de la persistente falta de ascensores, la profesional explica que lo que más se encuentra son pocos recorridos adaptados; que los niños no pueden acceder a todos los espacios de juego; que estos son pocos inclusivos o que el itinerario que deben hacer es el triple de largo, obligados a dar toda una vuelta, segregándoles.

"Hay muchos centros que sí tienen rampas, pero no están pensadas para ser usadas de forma autónoma, por la pendiente o porque no tienen baranda", prosigue Bonet, quien añade que igual un centro tiene un súper ascensor, pero no un baño adaptado en la zona del gimnasio.

"Hay centros que sí tienen rampas, pero no están pensadas para ser usadas de forma autónoma, por la pendiente", señalan desde el Institut Guttmann

Jordi Finestres, especialista en programas de actividad física inclusiva en el entorno escolar también del Institut Guttmann, recuerda que el Decreto de Escuela Inclusiva obliga a todas las escuelas estar adaptadas desde hace cinco años y tiene muy claras algunas propuestas para convertir los patios escolares en espacios para todos los niños y niñas, como 'sorrals' a distintas alturas, "para que todos puedan tocar la tierra".

Ana Mourelo, activista por los derechos de la infancia y promotora del primer parque inclusivo de Barcelona, coincide en la propuesta de los 'sorrals' elevados; convencida de que "los patios tienen que ser espacios seguros, agradables y divertidos para todos los niños y niñas".

La otra cara de la 'naturalización'

"Por suerte, los patios han evolucionado, ya no son solo la pista y la pelota en el centro y el resto en los márgenes, pero hay que seguir repensándolos con una mirada abierta. Ahora, por ejemplo, se apuesta por patios más naturales, con tierra, y está muy bien; pero hay que pensar que, si todo es tierra, las personas que tienen movilidad reducida no pueden acceder con seguridad y comodidad. La tierra dura va bien, pero en la otra la silla se queda clavada y el del caminador no puede pasar", destaca Mourelo, quien apunta también, en la misma línea que Finestres, a la posibilidad de que, si hay canastas, deberían ponerse a varias alturas para hacer el juego accesible.

Mejoras para todos

Noemí Font, una de las más conocidas activistas por los derechos de los niños con discapacidad, coindice con Mourelo. "Hacer patios con más elementos naturales es estupendo, pero eso a veces entra en conflicto con la movilidad", reflexiona. Los relatos de Del Río, Mourelo y Font se cruzan en muchos puntos. Una de las palabras más repetidas en sus relatos es empatía. "Los niños y niñas con discapacidad tienen un máster en entender que hay cosas que no pueden hacer; no se lo pongamos más difícil todavía", concluye Font.

Partiendo de una realidad irrefutable -que es que, pese a la ley, las escuelas, de serie, no están preparadas para acoger la diversidad-, lo que a la práctica sucede es lo que explican Del Río o Bonet. Con la llegada de un niño o niña con necesidades específicas a un centro, se ponen en evidencia las muchas barreras tantas veces invisibles hasta ese momento y, en el mejor de los casos, se actúa.

Familias y profesionales coinciden en que es necesario un cambio en el planteamiento [algo que ya está empezando a pasar en las nuevas construcciones]; que los colegios sean accesibles tanto en el patio como en el interior para que nadie sienta que le están haciendo un favor cuando no es así; y que el hecho de que un colegio esté o no adaptado no coarte la elección de las familias ni desarraigue a los niños y niñas de su entorno.

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