Educación en Catalunya

Dani Cortijo: "El colegio sí detecta el bullying y los problemas de salud mental, pero la solución siempre es un PDF"

Este profesor de secundaria es una de las voces docentes que más abiertamente expone lo que ocurre en las escuelas, con autocrítica y con voluntad constructiva, en un momento en que la comunidad educativa está impactada por los casos de bullying en Sallent o de abusos sexuales entre menores en Badalona, Esparreguera o Salou.

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A1-167965504.JPG / RICARD CUGAT

Helena López

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-¿Cómo es dar clase a un grupo de adolescentes pospandémicos?

-Se vio una diferencia muy grande entre el antes y el después. Cuando volvimos a las clases después de la pandemia me sorprendió muchísimo la buena disciplina que había en el aula. Estaban tan callados, tan chafados psicológicamente que daba hasta miedo. Recuerdo encontrarme a exalumnos por la calle y ver a personas totalmente diferentes. Depresiones, intentos de suicidio

"Se hace mucha política de PDF que después no se materializa en el aula porque no hay medios"

-¿Ese impacto lo están arrastrando hasta hoy? 

-Un poco; pero, aunque no me gusta la palabra, veo una resiliencia. Hay un algo de tirar hacia adelante... Aunque algo quedará, está claro. Durante la pandemia los adolescentes tuvieron menos derechos que los perros. Parece un tópico, pero es así. Se les encerró; se les trató casi de ratas contagiosas. Y la mayoría de actitudes incívicas que yo vi por la calle eran de gente a partir de 30 años.

-Pese a esa resiliencia, todas las encuestas apuntan a que la salud mental de los jóvenes está muy tocada.

-A veces estamos demonizando a los jóvenes, y diciendo que tienen muchos problemas..., pero es que antes ni se les preguntaba. Una de las cosas que me gusta de mi trabajo es que hablo con los adolescentes todos los días. La adolescencia es una edad muy bonita en la que se están creando su personalidad, en la que todo se vive con mucha intensidad… A veces parece que los profesores nos quejemos mucho, pero yo cuando iba a primero de ESO quería ser profe de Sociales y ¡es lo que soy!

Si un niño dice que se quiere suicidar no puede tener un mes de espera entre sesión psicológica y sesión psicológica

-Entonces, los chavales, ¿cómo están?

-El impacto real que la pandemia tuvo en los adolescentes lo veremos cuando pasen unos cuantos años. Hay cosas que salen más tarde.  

Dani Cortijo.

El profesor de secundaria Dani Cortijo. / RICARD CUGAT

-¿Funcionan los programas contra el bullying?

-El problema es que se hace mucha política de PDF. Tú publicas, por ejemplo, el decreto de escuela inclusiva; un padre lo lee y dice ‘mi hijo tiene derecho a tal’. Pero eso después no se materializa en el aula porque no hay medios para materializarlo. Tú imagina que tienes una clase de 30 niños [esto es una radiografía más o menos real de un cole de media o alta complejidad, no te estoy hablando de máxima] y quizá tienes uno con TEA, cuatro disléxicos, seis con déficit de atención; una persona absentista -nivel que tienes que intervenir con el ayuntamiento, porque no viene nunca al cole- y, durante el curso, te aterrizarán en el aula una media de tres o cuatro personas que en muchos casos no conocen la lengua; y quizá tienes una aula de acogida para todo el cole. ¿Qué haces?

"Nos falta tiempo, bajar ratios y necesitamos otros perfiles: psicólogos y educadores de calle"

-Ni idea, ¿qué hace?

-Y no es solo eso. Además, te dicen que tienes que hacer un Plan individualizado (PI) de esto y un PI de lo otro. Y, en teoría, a la hora de evaluar lo tienes que tener todo en cuenta, pero se hace lo que se puede, simplemente. Ahora se detectan más los problemas de salud mental de los chicos, también el 'bullying', y eso en principio es positivo. Aun así, la solución a todos ellos siempre es un PDF. 

-¿Un PDF?

-A mí una cosa que me pone muy nervioso es que me hagan escribir en un PDF una cosa que yo sé que no podré cumplir porque no llegaré. Yo a un padre no lo puedo decir 'a tú hijo le haré esto' cuando no podré hacerlo. No puedo hacer 30 clases distintas.

En todo aquello que la escuela delegue en las familias existe desigualdad

-Los trabajos en grupos heterogéneos para que unos se ayuden a los otros, ¿funcionan para gestionar esa diversidad?

-Lo que acaba pasando muchas veces es que los alumnos que tiran más harán el trabajo de los otros y, sobre el papel, se han ayudado todos y todos tienen una nota igual. Y después te vienen los padres de los chavales que tiran y te dicen que sus hijos harían más cosas, que qué pasa con ellos.

-¿Qué pasa con ellos?

-Lo primero que tenemos que hacer es empezar a hablar con sinceridad de las cosas que pasan en el aula. Lo que no puedes hacer es cerrar las escuelas de educación especial, decir que tenemos que ser inclusivos y no poner recursos. A veces te llegan niños a cuarto de ESO que no están alfabetizados y ¿qué haces? ¿les regalas el aprobado? La inclusividad es que todo el mundo llegue a su máximo y que todo el mundo progrese, no hacer ver que todo el mundo llega a su máximo sobre el papel.

-¿Qué opina de la evaluación competencial?

-Es un dogma de fe. Hay criterios muy poco objetivos que valoran la capacidad que tiene el alumno de adhesión a una idea, y a mí eso me parece súper peligroso, porque eso es adoctrinamiento, tal cual. Yo me leo el currículum y estoy de acuerdo con casi todo lo que propone. Sin embargo, cuando me piden que el alumno sepa valorar positivamente las cosas que propone la Agenda 2030, lo primero que me viene a la cabeza es que una vez lo tenga todo preparado vendrá otro gobierno, lo tumbará y tendremos que empezar de cero.

-Ahora mismo, en la ESO, ¿todas las materias se están enseñando de forma competencial? 

-No, porque no tenemos recursos para hacerlo.

-Pero sobre el papel sí, ¿no?

-El currículum lo dice, sí. Pero no todo se puede enseñar por proyectos. Hay un cierto dogmatismo: te dicen que si no te funciona el sistema es porque lo aplicas mal; que eso tiene que funcionar sí o sí. Yo no estoy en contra del aprendizaje por proyectos, pero no puedes decir que dan igual los conocimientos del profesor, que da igual la materia, porque lo que importa es saber enseñar… Una cosa que cada vez veo más es que casi influye más el capital cultural de las familias que lo que puedas hacer en el aula. En el aula a lo mejor todos hacen lo mismo, pero cuando se van a casa, unos estarán viendo a Belén Esteban y otros un documental de la 2. Yo desconfío mucho de todo lo que se hace fuera de clase porque unos tendrán a un padre que es doctor en Química y le ayudará y otro a unos padres chillándose de fondo.

El sistema es cada vez más inflexible, no existe la libertad de cátedra

-¿La escuela iguala?

-Cuando están delante del profesor todo el mundo tiene a un profesor especialista delante suyo. En todo aquello que la escuela delegue en las familias existe la desigualdad. Aunque en un papel diga que todos somos iguales, no somos iguales. Existe la desigualdad y es uno de los principales problemas sociales. Cuando un niño en casa no tiene un bagaje cultural, cuando llega al colegio, si encima vacías el colegio de contenido y encima le pones un discurso utilitario de 'no todo el mundo tiene que saber Latín clásico’. Ya, claro, pero entonces lo sabrán los de siempre. Boris Johnson habla en latín con sus hijos. La cultura es una herramienta de ascensor social; al final si asumimos que niños de un cierto barrio no tienen por qué aprender ciertas cosas y niños de otro barrio, sí, porque debemos tener proyectos adaptados al alumnado, estamos perpetuando esta situación.

-¿Eso es lo que está pasando, ahora?

-Sí. ¡Y ha pasado siempre! Pero ahora se legitima con un discurso que formalmente es súper progresista. Yo empecé siendo súper partidario de los proyectos. Pero he visto que si implantamos un proyecto y no funciona porque no tienen unos conocimientos de base, quizá hay que introducir antes un trimestre de contenidos. ¿Tú sabes lo que mejora eso el proyecto? Cada vez me estoy volviendo menos dogmático. Hagamos aquello que funciona, más allá de lo que nosotros tengamos preestablecido. Cuando una cosa no está bien lo tenemos que poder decir abiertamente. El sistema es cada vez más inflexible. No existe la libertad de cátedra. Es la burocratización extrema de todo, además. Pasamos más tiempo escribiendo qué hacemos que intentando hacerlo. ¿Se tiene que innovar? Depende. Si algo funciona, quizá no. ¿Se tiene que innovar? Sí. Pero si cada innovación es castigada con una tonelada de burocracia se te quitan las ganas.

Todo es un engranaje: estamos depositando muchas esperanzas en la educación, y los 'profes' no llegamos a todo

-Pero volvamos al ‘bullying’. ¿Los protocolos se aplican? ¿Funcionan?

-El protocolo está muy bien, pero tendría que haber gente que se dedicara a eso. Hay un programa fantástico, el #AquíProuBullying, pero lo que acaba pasando es que le dicen a un profesor que ya tiene sus clases y sus responsabilidades que a partir de ahora también se encargará de eso. Y tiene que hacer unos expedientes casi policiales, con fotografías de quién son los alumnos… Se tienen que hacer entrevistas… Y eso no tiene ninguna dedicación horaria. Eso lo están haciendo profesores con tiempo que quitan de ¿dónde? Si tú no pones las notas te pueden expedientar. Primero corregirás los exámenes, ¿no? Si no es un caso muy flagrante, entiendo la sensación de algunas familias de que no se activan los protocolos. Pero, ¿cuándo lo activas? ¿Quién? ¡Faltan horas! Decir que un 'profe' solo trabaja las horas que hace clase es como decir que un atleta solo trabaja el día que tiene la carrera.

-¿Y qué se podría hacer para mejorar la situación?

-Al final lo que nos falta es tiempo. Tiempo y tener que atender a menos alumnos a la vez. Bajar ratios. Si tú tienes un grupo de 15 detectarás más cosas; y necesitamos también otros perfiles: psicólogos, educadores de calle... Nos tenemos que corresponsabilizar como sociedad. Un profesor es un trabajador que llega hasta donde llega, pero hay un momento en el que necesita especialistas en ciertas cosas. Algunas de las causas del 'bullying' son frustraciones que no se generan en la escuela, que se generan en otros ámbitos. Y hay cosas evidentes: si un niño dice que se quiere suicidar no puede tener un mes de espera entre sesión psicológica y sesión psicológica, y no hablo del cole, hablo del sistema de salud mental. Todo es un engranaje y estamos depositando muchas esperanzas en la educación, y los profesores no llegamos a todo.

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