LUCHA CONTRA LA CONTAMINACIÓN

El ATM estudia que quien más use el transporte público de Barcelona pague menos

La concejala de movilidad del ayuntamiento avanza la posibilidad de favorecer a los que viajan a diario en bus y metro

Unos usuarios del metro validan sus billetes, esta mañana

Unos usuarios del metro validan sus billetes, esta mañana / ÀNGEL GARCIA

Luis Benavides

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El que contamina paga. Y siguiendo esta misma lógica, las personas que más usan el transporte público deberían ser recompensadas de alguna manera. Esta idea está encima de la mesa de las administraciones competentes, según avanzó la concejala de Movilidad de Barcelona Rosa Alarcón en una comisión del ayuntamiento el pasado martes. "Estamos estudiando una propuesta que ayude a los usuarios comprometidos con el uso del transporte público", aseguró la regidora. Esa iniciativa podría coincidir con la digitalización de los títulos de transporte, prevista en el Plan Director de Movilidad (PDM) 2020-2025, que permitiría monitorizar al usuario y así aplicar un precio totalmente personalizado.  

Fuentes municipales consultadas por este diario explicaron que esta idea se encuentra todavía en una fase muy embrionaria, pero admitieron que la intención existe. Alarcón, que también es presidenta de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), explicó en este sentido en la comisión de Urbanismo y Movilidad que la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) ya estudia las nuevas tarifas para el 2020. "Estamos estudiando diferentes propuestas que puedan favorecer fundamentalmente a las personas que más emplean el transporte público, y que estas personas puedan tener un mejor precio", explicó Alarcón en la comisión de Movilidad. Lo hizo en respuesta al grupo municipal Barcelona pel Canvi, que pedía una partida en el próximo presupuesto que bonificara el 100% del transporte público de los jóvenes entre 16 y 25 años. La propuesta formulada por Manuel Valls fue rechazada. Alarcón consideró inapropiado tratar de manera independiente esta sola tarifa, que además "por sí sola supone 20 millones de euros", cuando se están revisando todas las tarifas e incluso se estudian propuestas para fomentar el uso del transporte público. 

Alarcón recordó en diferentes intervenciones la importancia del transporte público como "herramienta esencial" en la lucha contra la contaminación y el cambio climático. "La Zona de Bajas EmisionesZona de Bajas Emisiones (ZBE) no puede significar un 'plan renove' de los coches de la ciudad, porque si sustituimos el vehículo contaminante por el eléctrico, tendremos un problema de movilidad. Por tanto, la ZBE debe ir acompañada de otras medidas de movilidad que ayuden a que las personas cojan otros modos de transporte", subrayó la concejala, quien reafirmó la voluntad política de las diferentes administraciones para mejorar el servicio. "Pedimos un compromiso a los ciudadanos, especialmente a los que tienen vehículos que contaminan, a los que instamos a no usarlos en ciertas horas. A cambio, ayuntamiento, AMB (Àrea Metropolitana de Barcelona) y Generalitat tenemos el compromiso de mejorar las redes de autobuses, metro y carriles bicis".

Fuentes de la ATM consultadas por EL PERIÓDICO, por su parte, se limitan a confirmar que se están trabajando las tarifas para el 2020 y recuerdan que no se harán públicas hasta que no estén aprobadas por el Consejo de Administración que se celebrará en diciembre.

Existe un consenso entre las diferentes partes implicadas en la necesidad de cambiar de paradigma en materia de movilidad para mejorar la calidad del aire. La sintonía entre las diferentes administraciones quedó patente durante la presentación de la propuesta de ordenanza para regular la ZBE el pasado 16 de septiembre. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, presentó el contenido de esta medida –la ordenanza todavía tiene que ser aprobada de manera definitiva en diciembre- acompañada por el ‘conseller’ de Territori i Sostenibilitat, Damià Calvet, y el vicepresidente de Mobilitat del AMB, Antoni Poveda. Todos acordaron la necesidad de implementar esta medida "estructural" para reducir unos niveles de contaminación  y coincidieron en la necesidad de acompañarla con un incremento de la oferta y la calidad del transporte público.

Del papel al formato 'contact less'

El futuro inmediato del transporte público en el territorio metropolitano pasa, entre otras cosas, por la digitalización y el crecimiento sostenible. Estas ideas aparecen reflejadas en la propuesta de PDM 2020-2025 presentado por la ATM unos días después de la ordenanza de la ZBE. Este plan elaborado por los profesionales de la ATM, en el que también participaron unas 700 personas a través de un proceso participativo abierto a la ciudadanía, recoge un total de 86 medidas que tendrán un coste estimado de unos 100 millones de euros. 

El PDM, que se encuentra en periodo de audiencia pública hasta finales de octubre, contempla la digitalización del sistema de billetaje que permitirá captar información de las personas usuarias y puede revolucionar la tarificación. Esto se traducirá en la T-Mobilitat, cuya tarjeta sin contacto se estrenará el año que viene, si bien no entrará en pleno funcionamiento antes del 2021. Alarcón probablemente estaba pensando en esta segunda fase cuando avanzó las ventajas para las personas habituales del transporte público. La implementación de esta tarjeta, aseguró Calvet, "es la segunda gran revolución del transporte público después de la revolución que supuso la integración tarifaria".

En Londres y Madrid

Pasar de los billetes de papel con banda magnética como los actuales a los digitales, ya habituales en otras ciudades españolas y europeas, podría ser la puerta de entrada para favorecer a los usuarios habituales del transporte público. Está por ver la manera. En Londres, los precios de los diferentes medios de transporte son menores utilizando la tarjeta Oyster que cuando se compran billetes sencillos y, sobre todo, incluye un coste tope por día. En otras palabras, no importa el número de viajes realizados al día. Este detalle supone un importante ahorro paras las personas que hacen varios desplazamientos al día con los autobuses y el suburbano.

El antecedente más cercano está en Madrid. El Consorcio Regional de Transportes de Madrid, el equivalente a la ATM, ofrece diferentes modalidades de tarjetas según las demandas de los usuarios. Según los títulos que se carguen, tienen distintos descuentos. La llamada Tarjeta Transporte Público (TTP), un soporte con tecnología ‘contact-less’, permite adquirir cada 30 días (no meses cerrados) o anual todos los sistemas de transporte de cada zona tarifaria (autobús urbano, interurbano, trenes de Cercanías, Metro, Metro Ligero y Tranvía) con viajes ilimitados. En Madrid, los mayores de 65 años pagan un precio reducido por esta tarjeta y los jóvenes (menores de 26 años) disfrutan de descuentos específicos para circular por todas las zonas sin límite de viajes.

La digitalización de los billetes, además, también permite realizar estudios de movilidad y elaborar perfiles de usuario, así como aplicar descuentos automáticos a ciertos usuarios como jóvenes, miembros de familia numerosas o personas con alguna discapacidad. La tarjeta, además, se puede anular en caso de pérdida o robo y tiene un periodo de validez de 30 días naturales en lugar de mensual, pensando en el ahorro de las personas que se mueven de lunes a viernes.

Tarifas congeladas desde el 2018 

El Govern es el participante mayoritario de la ATM (posee el 51%, frente al 49% del Ayuntamiento de Barcelona y Àrea Metropolitana de Barcelona) y el año pasado<a href="https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20181213/congelan-tarifas-transporte-publico-barcelona-7199560" target="_blank"> aceptó congelar los precios de los diferentes títulos a regañadientes</a>. El ‘conseller’ de Territori i Sostenibilitat, Damià Calvet, era más partidario de incrementar en un 2% -en consonancia con el IPC- el precio de los billetes. La congelación, aseguró el equipo de Calvet, representaba 25 millones de euros que no se podrían destinar a mejorar el servicio existente.