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Megan Rapinoe

Megan Rapinoe / LIONEL BONAVENTURE

Marta López

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Megan Rapinoe (California, 1985), estrella mundial del fútbol femenino y también la más mediática, pondrá fin a su carrera el próximo 24 de septiembre, en el estadio Soldier Fier de Chicago, en el partido que disputará la selección estadounidense contra Sudáfrica. No solo será la retirada de una de las más brillantes deportistas de élite –dos veces medallista olímpica, dos veces campeona del mundo, balón de oro 2019, mejor jugadora de la FIFA- sino también de una de las voces más reivindicativas del deporte internacional, abanderada de distintas causas sociales, activista por la igualdad salarial y a favor de los derechos LGTBI y declarada enemiga del expresidente Donald Trump.

Rapinoe ya ha dicho que colgará las botas pero seguirá dando batalla fuera del terreno de juego, quizá en la política, una idea con la que ha coqueteado repetidas veces en los últimos años. “No cierro del todo la puerta, pero suena algo salvaje”, dijo en 2020 cuando fue preguntada sobre un futuro hipotético en Washington. “Si lo hiciera iría a por la presidencia, por supuesto”, añadió. El año antes, en el 2019, las encuestas le daban el apoyo del 42% del electorado estadounidense. Su carisma es indudable y en un Estados Unidos tan polarizado, su figura puede llegar a ser tan divisoria como la del candidato republicano.

La guerra con Trump

Condecorada el año por el presidente Joe Biden con la Medalla presidencial de la libertad –la más alta distinción civil en Estados Unidos- la animadversión con Trump es mutua.  Tanto que cuando falló el penalti que eliminó a su selección frente a Suecia en los octavos de final del Mundial de este verano, el exdirigente exclamó en su red social, Truth Social: “Buen tiro, Megan. ¡¡¡EEUU se va al infierno!!!.

Una guerra que se remonta a 2019, cuando tras ganar la selección estadounidense su segundo mundial en Francia, la capitana anunció que el combinado nacional no iría a la Casa Blanca, como era tradición, que entonces ocupaba Trump. “No voy a ir a la jodida Casa Blanca”, fueron las declaraciones de quien además durante esa competición se negó a cantar el himno nacional y a poner la mano sobre el pecho en protesta por las política presidenciales. En 2016 se había significado también contra el racismo policial cuando siguiendo el ejemplo del jugador de fútbol americano Colin Kaepernick, 'quaterterback' de los San Francisco 49ers, se arrodilló varias veces mientras sonaba el himno.

Siendo una estadounidense homosexual, sé lo que significa mirar la bandera y que no proteja tus libertades”, dijo quien en 2012 había salido del armario para pasar a convertirse en una destacada activista de los derechos LGTBI y contra la homofobia en el deporte. Desde hace años es pareja de Sue Bird, de 42 años, una de las mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos, retirada en 2022: cinco veces oro olímpico, cuatro veces campeona del mundo y cuatro veces campeona de la WNBA con las Seattle Storms. Se conocieron en los Juegos Olímpicos de Río de 2016 y se comprometieron en 2020.

Contra una senadora

Rapinoe y Bird forman una de las parejas más sólidas del mundo del deporte. Sólidas y comprometidas en defensa de las causas justas. Durante las elecciones al Senado del 2020, Bird hizo campaña en contra de la senadora por Georgia Kelly Loeffler que había criticado el movimiento por la igualdad racial Black Lives Matter. Loeffler, que además era copropietaria del equipo de baloncesto femenino Atlanta Dreams, perdió su escaño y se vendió las acciones del club.

Juntas tienen la productora ‘A Touch more’ con la quieren competir en las plataformas de streaming con “historias revolucionarias que permitan un avance cultural”. “Como mujeres deportistas, sabemos lo influyentes que son nuestras plataformas y el impacto que podemos tener en el mundo”, dijeron en un comunicado cuando lanzaron la empresa. “A Touch More es una manifestación de nuestros valores”, añadieron.

Valores entre los que sobresalen la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Porque ha sido en ese terreno ahí donde más allá de sus éxitos deportivos, Rapinoe ha logrado su mayor éxito. En 2019 fue una de las jugadoras que denunció a la Federación de Fútbol de Estados Unidos por discriminación y en reivindicación de la igualdad salarial, una batalla que libraba desde 2016. Tras una sentencia desfavorable, en 2022 logró un acuerdo histórico por el que la Federación se comprometía a pagar 22 millones de dólares de forma retroactiva a las jugadoras de la selección y a equiparar los salarios de los equipos masculino y femenino en las competiciones oficiales.

“Somos un ejemplo para la próxima generación y para otros equipos femeninos alrededor del mundo. Es algo de lo que estamos muy orgullosas porque nos tomó mucho trabajo y dedicación”, dijo tras ese acuerdo. Su lucha no acaba ahí. Cuando las 15 jugadoras de la selección española enviaron un mail a la Federación dando a conocer su renuncia a jugar con la Roja mientras Jorge Vilda fuera entrenador, no dudó en expresarles su apoyo. “Tenéis una decimosexta jugadora de pie junto a vosotras en Estados Unidos, escribió. Y también ha salido recientemente en apoyo de Jenni Hermoso tras el beso de Luis Rubiales: “En qué clase del mundo al revés estamos? En el escenario más grande, donde debería estar celebrando, Jenni Hermoso tiene que ser agredida físicamente por este tipo”, dijo en una entrevista.

Fuera del terreno de juego y alejada del balón, se hace difícil pensar que Rapinoe abandone la lucha por la justicia social. En la política o fuera.

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