Mundial de Australia y Nueva Zelanda

¿Quién está reventando muros por el fútbol femenino? Cuatro nombres, una lucha

Alexia Putellas, Megan Rapinoe, Sarina Weigman y Nadine Kessler, cada una en su ámbito, abren un camino hasta ahora acotado

Alexia Putellas a su llegada a la concentración de la selecciñon española

Alexia Putellas a su llegada a la concentración de la selecciñon española / RFEF

Laia Bonals

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El fútbol femenino está cambiando y para ello es necesario que algunas lideren el camino. En el césped, en los despachos, en los banquillos y en los medios de comunicación. Cada una de ellas ha sido fundamental para la revolución y consolidación del fútbol femenino. Por sus derechos y para los de las que vendrán.

Alexia Putellas levantando su segundo Balón de Oro

Alexia Putellas levantando su segundo Balón de Oro / Reuters

Alexia Putellas

La reina del fútbol femenino vuelve a la selección para este Mundial. Alexia Putellas es el máximo exponente de este deporte, un honor acreditado por sus dos Balones de Oro, que ya la han hecho histórica. Líder en las negociaciones de la vuelta de algunas de ‘las 15’ a la selección, la capitana del culé encara el que se espera que sea su Mundial: como referente, líder e icono. 

Tras su grave lesión de rodilla (en el ligamento cruzado de la rodilla izquierda), que la obligó a perderse la Eurocopa del pasado verano, llega a Australia y Nueva Zelanda después de levantar su segunda Champions con el Barça. 

Será su primera cita mundialista como icono mundial del fútbol femenino. Con ya innumerables trofeos en sus estanterías, Alexia Putellas personifica la (r)evolución del fútbol femenino. A raíz de su carrera, muchas niñas han tenido la referente que históricamente les ha faltado. Ella de pequeña ni tan solo soñaba con ser futbolista. Las cosas que no se ven, no existen. Ahora ella ha derrumbado un muro convirtiéndose en el primer ídolo de masas del fútbol femenino y líder de todo un movimiento.

Megan Rapinoe durante un partido con la selección

Megan Rapinoe durante un partido con la selección / El Periodico

Megan Rapinoe

Mientras que Alexia Putellas se caracteriza por la sobriedad, Mega Rapinoe es pura locura. La norteamericana ha sido, junto con la futbolista brasileña Marta Vieira da Silva, una de las primeras futbolistas que han traspaso fronteras. En el caso de Rapinoe, su lucha incansable por los derechos laborales de las futbolistas, encabezando la disputa con la Federación con el 'Equal pay', y liderando la visibilización del colectivo LGTBI+ la han convertido en una de las jugadoras más conocidas en todo el globo. Sin pelos en la lengua ha defendido en público y en privado su homosexualidad y ha luchado por normalizarla en el mundo del futbol, eminentente masculino y nada tolerante en ese sentido.

El Mundial de Australia y Nueva Zelanda será la antesala del adiós de Megan Rapinoe. La estrella mediática de la selección estadounidense pondrá punto y final a su carrera después de la cita mundialista que empieza el 20 de julio. Antes de que se inicie el evento, a Rapinoe le falta un encuentro para alcanzar las 200 partidos internacionales, y ha ganado dos de las tres ediciones en las que ha participado. Sin duda, más allá de unos números envidiables, Rapinoe llevará siempre en su haber el liderazgo de una lucha social que ha retado al status quo.

Sarina Weigmann durante un entrenamiento con la selección inglesa

Sarina Weigmann durante un entrenamiento con la selección inglesa / EFE

Sarina Weigmann

Los banquillos y los despachos se están resistiendo al cambio. Poco permeables a las nuevas dinámicas del fútbol femenino, avanzan a un paso mucho más lento que las transformaciones conseguidas en el césped. Las mujeres, pese a que cada vez están más presentes, tienen aún muchas barreras para alcanzar los cargos de poder. En los banquillos, la mayoría de equipos están liderados por hombres, pese a un dato aplastante: los grandes torneos continentales y mundiales han proclamado campeones a conjuntos dirigidos por mujeres. El máximo exponente es Sarina Weigman.

La selección inglesa se proclamó este pasado verano como campeona de la Eurocopa que jugaban en casa. El estadio de Wembley se rindió ante las 'Lionesses' que, comandadas por Wiegman, protagonizaron un torneo soberbio que les sirvió para que el trofeo se quedara en Inglaterra. Con el título, Weigmann se convirtió en la primera entrenadora que es campeona de la Eurocopa con dos países diferentes (sus Países Bajos natal e Inglaterra) y la primera que la gana con una selección que no es la de su país de origen.

Nadine Kessler durante un sorteo de la Champions

Nadine Kessler durante un sorteo de la Champions / UEFA

Nadine Kessler

Con 28 años, la exjugadora del Wolfsburgo tuvo que colgar las botas. Una lesión en la rodilla derecha la apartó del césped, pero antes pudo levantar el Balón de Oro en 2014 tras proclamarse campeona de la Champions y la Bundesliga. Cuando no le quedó otros que dejarlo, Kessler no se resignó y entró a formar parte de la UEFA, primero como embajadora y luego como máxima responsable del femenino. Después de vivir desde dentro la dureza del fútbol femenino, ¿quién mejor que ella para luchar por una profesionalización real?

A ella le costó encontrar dónde jugar, en un fútbol femenino aún nada profesionalizado. Ahora esta es su principal obsesión: que las niñas puedan federarse y tengan equipos para jugar hasta llegar a profesionalizarse. La formación, el negocio, el marketing y los contratos publicitarios. Esas son sus batallas. Crear riqueza y repartirla para garantizar la consolidación del fútbol femenino. "Sería un sueño llegar a diez ligas profesionales en Europa que fueran sostenibles", admite Kessler. Desde los despachos lucha en la misma dirección que las futbolistas para conseguir los objetivos comunes.

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