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Pisos turísticos en Barcelona: de 81 en 2005 a 10.327 en 2024

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Turistas esperando con sus maletas delante de un bloque de pisos turísticos en la calle de Tarragona, en Barcelona.

Turistas esperando con sus maletas delante de un bloque de pisos turísticos en la calle de Tarragona, en Barcelona. / JORDI OTIX / EPC

Ares Biescas (Verificat)

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Barcelona se prepara para recibir el mayor número de turistas del año concentrados en los meses de temporada alta, cifras que se acercan a los niveles prepandémicos de visitantes (en 2024, la ciudad cerró el año con un total de 15,6 millones de turistas, mientras que en 2019 fueron 16,1, según el Observatori de Turisme de Barcelona). El trajín de turistas con maletas entrando y saliendo de los edificios de la ciudad se volverá más habitual en las próximas semanas, en un contexto de malestar social debido al mercado de la vivienda tensionado. Pero, ¿cómo ha evolucionado la oferta de viviendas turísticas en la ciudad y qué dicen los estudios sobre su impacto?

Si en 2005 había 81 viviendas de uso turístico, esta cifra ascendía a 10.327 en 2024, según datos del Ayuntamiento de Barcelona. El distrito con más viviendas de este tipo es el Eixample, con casi 5.000, seguido de Sants-Montjuïc y Sant Martí, con más de un millar cada uno.

Uno de los mayores crecimientos se produjo entre 2009 y 2010, cuando la capital pasó de tener 632 pisos turísticos a 2.349. En 2012, cuando Airbnb abrió su primera oficina en Barcelona, ya habían aumentado hasta 4.730. En los últimos diez años, la cifra se ha mantenido estable, rondando las 10.000 viviendas turísticas, aunque en el último año ha habido un incremento de 400 pisos más y se registró el máximo de la serie histórica (10.327), a pesar de que el Ayuntamiento y el Govern ya habían anunciado medidas para restringirlos.

Del número de ofertas en línea de alquileres de corta duración en febrero de 2025, un 6 % no contaban con licencia, según un estudio de l’Observatori de l’Habitatge de Barcelona (OH-B).

Otras ciudades

El mismo observatorio subraya que “existe un efecto causal y no una simple asociación o correlación estadística entre el incremento de la oferta de alquiler en Airbnb y el aumento del precio de la vivienda de alquiler”, citando diferentes estudios internacionales que han encontrado esta relación causa-efecto en ciudades como Seúl, Los Ángeles, Boston, Nueva York y en países como Portugal, Francia e Italia.

En Barcelona, por ejemplo, una investigación de 2020 del Departamento de Economía de la Universidad de Barcelona (UB) concluyó que el aumento de apartamentos turísticos contribuyó al incremento de los precios y alquileres de la vivienda en la ciudad entre 2007 y 2017. Concretamente, “por cada 100 nuevos anuncios de Airbnb en un barrio determinado, los alquileres y los precios de compra crecieron un 3,5 % y un 8,5 %, respectivamente”.

Teniendo en cuenta el aumento medio de la actividad de Airbnb, la proliferación de los alquileres turísticos explica el 1,9 % de los incrementos en los precios del alquiler y el 4,6 % en los de compra que se experimentaron en Barcelona, según la investigación. Sin embargo, mientras que los efectos sobre los precios fueron cercanos a cero en los barrios con menos apartamentos turísticos, en las zonas céntricas con más anuncios la actividad de Airbnb contribuyó al incremento de los precios de los alquileres y de compra en un 7 % y un 17 %, respectivamente.

“El inversor internacional compra viviendas para alquilar a turistas, con una rentabilidad muy alta”, afirma a Verificat Montserrat Pareja-Eastaway, presidenta de la European Network for Housing Research y codirectora de la Càtedra Barcelona d’Estudis d’Habitatge (UB-UAB-UPC-UPF), quien argumenta que, si bien es cierto que la crisis de la vivienda responde, en parte, a un problema de oferta, también hay que analizar qué tipo de demanda existe actualmente y cómo interactúa con el mercado.

En 2015, un piso turístico en Barcelona anunciado en Airbnb tardaba 10 días en generar el mismo beneficio que si hubiera estado alquilado durante un mes como alquiler tradicional, en comparación con los 14 días de Nueva York, 20 de Los Ángeles y 14 de París, según el estudio de la UB.

Como respuesta, el Govern de Pere Aragonès (ERC) aprobó en 2023 un decreto ley que exige la tramitación de licencias urbanísticas para destinar viviendas a uso turístico en los municipios con una alta concentración de este tipo de alojamientos. El Tribunal Constitucional avaló la norma hace unas semanas, después de que el Partido Popular (PP) la recurriera en el Congreso. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, anunció que pretende eliminar progresivamente todas las viviendas de uso turístico en la ciudad hasta 2028, tanto las de nueva creación como las ya existentes.

Hasta ahora, el tipo de alojamiento preferido por los turistas en la capital sigue siendo el hotel (55,4 %), seguido de las viviendas de uso turístico o HUTs (16,3 %) y de las casas de familiares y amigos (14,1 %) en el año 2024, según un informe municipal.