Las batallas del próximo mandato (7)

La cobertura de la Ronda de Dalt: el desafío urbanístico del próximo mandato en Barcelona

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Los vecinos se agarran a la promesa lanzada por Trias justo antes de las elecciones de 2015, cuando garantizó tapar la arteria con un presupuesto de 400 millones de los que solo se han invertido 17

cobertura ronda de de dalt

cobertura ronda de de dalt / Ricard Cugat

Carlos Márquez Daniel

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¿Sería distinta la Ronda de Dalt de no haber tenido en la nuca el aliento de los Juegos del 92? ¿Se habría cubierto de serie de haber empezado antes? ¿Habría tenido más y mejor arcén? El segundo cinturón, nombre que el 'porciolismo' otorgó a la carretera de Montbau a Valldaura (más para acá era el paseo del Valle de Hebrón), es uno de esos hitos olímpicos que han marcado la vida de Barcelona de los últimos 30 años. Permitió que autopistas urbanas que entraban hasta el corazón de la ciudad empezaran a perder carriles, pero generó, a los pies de Collserola, una barrera incómoda, en forma de canal, como si tuviera que absorber la lava del volcán del Tibidabo para que la capital catalana no fuera la Pompeya de este lado del Mediterráneo.

Ese socavón vial será uno de los temas de la campaña electoral de las municipales del 28 de mayo. Su cobertura, para ser más concretos, algo que los vecinos de la arteria llevan reclamando desde el corte de cinta del anillo viario, que incluye la Ronda Litoral. Sucedió el 23 de abril de 1992.

Obras para convertir el segundo cinturón en la Ronda de Dalt, en 1987. 

Obras para convertir el segundo cinturón en la Ronda de Dalt, en 1987.  / Santiago Bartolomé

Estos 30 años al raso de la Ronda de Dalt han tenido alguna que otra victoria vecinal. En 2007, tras cuatro años de trabajos y una inversión de 18,4 millones de euros, se tapaban los tramos que pasan por los barrios de la Guineueta y Canyelles. Causa-efecto: después de años de protestas, cortes de tráfico y movilizaciones, el ayuntamiento acabó hincando la rodilla. El que no llora, no mama. Que se lo digan a los taxistas, por ejemplo. Como en el resto de la vía las quejas fueron menos sonadas, el consistorio corrió un tupido velo.

Desde entonces, lo único que se ha encapotado es el tramo entre Sant Genís dels Agudells y la Teixonera, unos 200 metros lineales que se terminaron en enero de 2020 por un coste de 17,2 millones euros. Lo que hay, a día de hoy, es un conflicto entre las pretensiones de los afectados, alimentadas por promesas casi quiméricas, y la estrechez de un presupuesto municipal que da escaso margen a las nuevas inversiones, las que trascienden al gasto corriente.

Romper la brecha

Xavier Trias ya llevaba este asunto en la campaña electoral de 2007. Entonces, el coste de tapar la Ronda de Dalt entre las plazas de Alfonso Comín y Karl Marx era de 50 millones, según los cálculos de CiU. "Este proyecto permitirá que la montaña baje hasta la ciudad y ganar mucho espacio verde y libre", sostenía el candidato el 11 de mayo de ese año. El líder de Junts, en una entrevista concedida a este diario, aseguraba en febrero que tapar la arteria "es medioambientalmente mucho más interesante que lo de Consell de Cent", en referencia a los primeros ejes verdes que están en su fase final de ejecución en el Eixample.

"Tardaría de ocho a 10 años en hacerse. Depende de los estudios de costes, pero cada año tienes que dedicarle un dinero e ir avanzando"

Xavier Trias

Aseguraba Trias que el precio, unos 400 millones, son solo el doble de lo que cuesta prolongar el tranvía por la Diagonal, y lanzaba su propia promesa para rematar la faena: "Tardaría de ocho a 10 años en hacerse. Depende de los estudios de costes, pero cada año tienes que dedicarle un dinero e ir avanzando. Cubriendo la Ronda ganaríamos 250.000 metros cuadrados de nueva zona verde. Plantaríamos 25.000 árboles y podríamos instalar 50.000 metros cuadrados de placas solares".

Un vecino de la plaza de Karl Marx pasa revista a la cobertura de la Ronda, en agosto de 2006

Un vecino de la plaza de Karl Marx pasa revista a la cobertura de la Ronda, en agosto de 2006 / Danny Caminal

Si se ha avanzado algo en el presente mandato ha sido por la insistencia del PSC, que quiso marcarse el tanto con esos 200 metros de nuevo techo y logró esa inversión a cambio de aprobar la ampliación de crédito presupuestario de 2016. La alcaldesa se reunió en mayo de 2016 con los vecinos. En la biblioteca de Vallcarca, les presentó una propuesta "realista" de reforma de la arteria que huía del acuerdo "maximalista y faraónico" del anterior mandato (2011-2015), en el que no se picó una sola piedra.

Se producía, efectivamente, un problema de expectativas creadas. Días antes, los residentes ya se habían visto con la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz. Salieron del encuentro, son palabras suyas, "abatidos, decepcionados y cabreados", entre otras cosas, porque la cobertura de la Ronda de Dalt fue el proyecto que recibió más apoyo (se recibieron más de 10.000 propuestas) en el proceso participativo para elaborar el plan de actuación municipal. Curiosamente, el segundo era remunicipalizar el agua. Ni uno ni otro.

Cabreo vecinal

Toni Mateo era entonces el presidente de la asociación de vecinos de Montbau. "Nos pusieron un 'power point' sobre las comunicaciones de la ciudad, los espacios peatonales, los carriles bici…, ¿pero qué tiene que ver todo eso con la cobertura de la Ronda de Dalt?”. Confiesa que se sintieron “humillados”. El problema esa imagen mental que se habían creado en el mandato anterior, cuando dieron por hecho que con 400 millones tenían la autopista escondida. Al bajar el proyecto a la realidad, los Comuns deshincharon el suflé.

Lluís Cairell era presidente de la asociación de vecinos de la Teixonera y compartía un sentir muy similar. "Ya tengo 66 años y no me gusta que me traten como si fuera un ignorante. La sensación que nos quedó [de aquella reunión con técnicos municipales a principios de 2016] es que lo que ellos dicen va a a misa, que no importa para nada nuestra opinión. Nos han engañado y nos han faltado al respeto". De nuevo, la falsa ilusión, amenizada con un gobierno con otras prioridades.

Rueda de prensa de representantes vecinales de Horta-Guinardó para abordar el asunto de la cobertura de la Ronda de Dalt, en mayo de 2016

Rueda de prensa de representantes vecinales de Horta-Guinardó para abordar el asunto de la cobertura de la Ronda de Dalt, en mayo de 2016 / Ricard Cugat

La cobertura se había pactado en marzo de 2015, dos meses antes que Trias perdiera la alcaldía, y preveía esa inversión de 400 millones para tenerlo todo listo en 2023, es decir, más o menos ahora. Se llegaron incluso a adjudicar anteproyectos, pero con Colau, y empujada por Jaume Collboni (PSC), solo se avanzó en ese corto tramo que queda delante del mercado de la Vall d'Hebron. Como es lícito, el nuevo gobierno tenía otros planes urbanísticos, sociales, de movilidad y de vivienda que pasaban por delante. Agenda propia, vamos.

En esa reunión con Colau en la biblioteca de Vallcarca, la alcaldesa les presentó el plan de los Comuns. El presupuesto se reducía a la mitad y la cobertura no sería total. "Entiendo que estén nerviosos y enfadados porque llevan décadas aguantando excusas y mentiras, pero nosotros hoy les hemos planteado un plan viable de cobertura de la ronda", aseguraba entonces la líder de Barcelona en Comú. De esos 200 millones solo se ha ejecutado el 8,6%, el que corresponde al tramo inaugurado en 2020. Ya nunca más se supo.

Tareas pendientes

El gobierno que salga de las elecciones del 28 de mayo se encontrará este marrón en el primer cajón de los proyectos urbanísticos pendientes. En caso de acometerlo, puede que se encuentre con un nuevo problema. ¿Qué pasa con la Ronda de Dalt, a su paso por Sarrià-Sant Gervasi, donde también va al descubierto en algunos tramos? ¿No debería cubrirse también la Via Augusta por encima de la Bonanova. ¿Y qué pasa con la Ronda Litoral? ¿No es también una enorme cicatriz entre la ciudad y el mar? Luego está el desarrollo del 22@ norte, el Morrot, los planes para el entorno del Camp Nou, el parque que va sobre la obra ferroviaria de la Sagrera, la transformación del Moll de la Fusta, terminar Glòries, la Rambla, Meridiana, los barrios de la Marina, la apertura de una calle para ir de Drassanes a Can Tunis por la línea marítima... La ciudad, que aunque no lo parece, sigue a medio construir.

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