Las batallas del próximo mandato (6)

Vallcarca, el "agujero" de Barcelona que deberá resolver el próximo gobierno municipal

Aún es visible el rastro de las demoliciones del proyecto de la rambla verde del 2002 que nunca llegó

Vecinos culpan a todos los gobiernos que han pasado por el ayuntamiento por su "falta de decisión política"

Vista de Vallcarca desde el viaducto

Vista de Vallcarca desde el viaducto / Jordi Cotrina

Gisela Macedo

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"Hay que acabar de una vez con este agujero”, repiten una y otra vez los vecinos del barrio de Vallcarca i els Penitents de Barcelona, en el norte del distrito de Gràcia. Desencallar la reforma que nunca llegó en esta zona es una reivindicación que arrastran desde hace años, y parte de los deberes pendientes para el próximo gobierno municipal. “Está todo por hacer", afirman acertadamente sus habitantes. Y es que todavía hoy puede verse el rastro de un proyecto que arrancó a medio gas y arrasó con lo que pudo para luego paralizarse y dar paso a años de vacío.

La gran idea con la que comenzó todo fue la de construir una gran rambla verde. Un proyecto que se aprobó en el año 2002 durante el mandato de Joan Clos y que consistía en un eje ajardinado que iba a extenderse por la avenida de Vallcarca desde la plaza de Lesseps hasta el viaducto. Para materializarlo, a partir del año 2008 comenzaron a derribarse numerosas construcciones. Un “urbanicidio” -como lo llaman algunos vecinos y entidades del barrio- que se llevó por delante numerosos edificios, pero que a raíz de la crisis inmobiliaria se paró en seco. Una de las fincas afectadas fue La Casita Blanca, un histórico ‘meublé’ que tuvo que desaparecer, en teoría, por una “buena causa”. Ahora, en este espacio no hay ni sexo furtivo ni rambla verde: solo una plaza deprimente, poco agraciada y usualmente desierta. 

Plaza situada donde antes estaba La Casita Blanca, el histórico 'meublé' derribado en Vallcarca

Plaza situada donde antes estaba La Casita Blanca, el histórico 'meublé' derribado en Vallcarca / Jordi Cotrina

Los años pasaron y el asunto pendiente de la rambla verde fue cambiando de manos y de color político: Jordi Hereu (PSC), Xavier Trias (CiU) y Ada Colau (Bcomú). Mientras tanto, el barrio se ha ido dividiendo entre los que quieren que se lleve a cabo de una vez el proyecto del 2002 -tal y como estaba previsto, derribos incluidos- y los que prefieren aprovechar los espacios que quedan para hacer zonas verdes y ganarle espacio a los coches, sin tirar abajo ninguna otra casa. La falta de consenso hace que la reforma continúe parada, aunque el presidente de la asociación de vecinos de Vallcarca Som Barri, Jordi Arola, considera que esto no es más que el resultado de la “dejadez de todas las fuerzas políticas”, que “se escudan en la rivalidad entre entidades vecinales” para seguir con su inacción.  

Temor a la especulación

En medio de esta situación de parálisis, a partir del año 2014 los vecinos comenzaron a organizarse y reunir propuestas para reconstruir el barrio a su medida a través de diversos procesos participativos. Uno de los asuntos que más se han tratado en ellos es el de la vivienda.

Pintada reivindicativa en el barrio de Vallcarca de Barcelona 'Construimos la Vallcarca que queremos'

Pintada reivindicativa en el barrio de Vallcarca de Barcelona 'Construimos la Vallcarca que queremos' / Jordi Cotrina

Varios de los solares que han quedado vacíos en Vallcarca son propiedad de la constructora Núñez y Navarro. Tras años de abandono, colectivos de vecinos han pasado a ocuparlos con huertos urbanos, pistas de petanca y, también, asentamientos de barracas. Ante la posibilidad de que se comiencen a edificar estos terrenos, algunas entidades vecinales piden que se tengan en cuenta dos factores importantes: dar una solución a las personas que malviven ahora en estos solares y que los nuevos pisos sean accesibles económicamente para los habitantes de Vallcarca. 

“El ayuntamiento aún no ha dado una solución para ofrecer una vivienda digna a las personas que viven en los asentamientos. Sus hijos están escolarizados en el barrio, forman parte de esta comunidad. ¿Qué pasa con estas rentas bajas que difícilmente podrán tener acceso a la vivienda?", expresa Marina Sanahuja, miembro de la cooperativa de arquitectura Voltes.

Asentamiento de barracas junto a la avenida de Vallcarca, en Barcelona 

Asentamiento de barracas junto a la avenida de Vallcarca, en Barcelona  / Jordi Cotrina

Asentamiento de barracas en La Fusteria, junto a la avenida de Vallcarca de en Barcelona 

Asentamiento de barracas en La Fusteria, junto a la avenida de Vallcarca de en Barcelona  / Jordi Cotrina

Más allá del destino de los asentamientos, preocupa mucho en el vecindario la especulación inmobiliaria con las futuras construcciones en los solares libres: “Si no se regula y se limita el precio de la vivienda, tendremos que marcharnos del barrio y nos sustituirá una nueva clase económica con un poder adquisitivo mucho más alto”, critica Sanahuja. Por ello, llevan años negociando con el consistorio y con la constructora para conseguir que se blinde una parte de los futuros pisos con alquileres regulados, y que las nuevas edificaciones cumplan unos requisitos de altura acordes con el carácter del barrio. 

"Lo que no haremos es regalar el barrio a cualquier persona que venga a pagar más"

— Marina Sanahuja

Tenemos la oportunidad de hacer las cosas de forma diferente, porque está todo por hacer. Lo que no haremos es regalar el barrio a cualquier persona que venga a pagar más y que nosotros nos tengamos que ir”, reivindica la portavoz. Y advierte: “Los privados tienen que entender que Vallcarca no puede sufrir las mismas lógicas especulativas que el resto de la ciudad, con todo lo que este barrio ha sufrido”. 

Pintada reivindicativa en el barrio de Vallcarca de Barcelona contra la especulación inmobiliaria

Pintada reivindicativa en el barrio de Vallcarca de Barcelona contra la especulación inmobiliaria / Jordi Cotrina

El futuro Parc Central

El ayuntamiento convocó en el año 2017 un concurso internacional de ideas para desencallar otro proyecto paralelo: el Parc Central de Vallcarca. La propuesta ganadora del concurso fue la denominada 'Arrels', del arquitecto Carles Enrich. No obstante, ciertas entidades del barrio no se mostraron de acuerdo tampoco con ella, de modo que se organizaron unas nuevas jornadas de participación que culminaron con un documento de autoría vecinal, que recoge mejoras a incorporar a la idea ganadora del concurso. En este documento, uno de los puntos clave son los huertos autogestionados, una iniciativa ya consolidada en el barrio y que se quiere conservar. “En Vallcarca hay 1.700 metros cuadrados de huertos autogestionados, aparte los del ayuntamiento”, cifra Sanahuja. 

Huerto autogestionado junto a la avenida de Vallcarca de Barcelona

Huerto autogestionado junto a la avenida de Vallcarca de Barcelona / Jordi Cotrina

Ahora que ha finalizado este proceso participativo, se está llevando a cabo la redacción del proyecto ejecutivo para posteriormente iniciar las obras que harán realidad este Parc Central. Preguntado por plazos y fechas, el concejal del distrito de Gràcia, Eloi Badia, no se ha aventurado a hacer ningún pronóstico de calendario. 

Badia niega la tesis vecinal y sostiene que en Vallcarca es “donde más cosas se han hecho” a lo largo de este mandato. “No hay ningún otro barrio de Gràcia con tantas actuaciones”, ha afirmado en declaraciones a este diario. Algunos de los trabajos más destacados son nuevas promociones de vivienda pública, el casal de barrio de Can Carol y el nuevo carril bici en la avenida Vallcarca. Actuaciones que los vecinos dicen "reconocer y agradecer", pero que atribuyen a que “Vallcarca era como un folio en blanco”. En esta misma línea, Arola opina que igualmente “se les tiene que reprochar” a los políticos actuales y a los anteriores la escasa decisión política para "consolidar definitivamente la vivienda, hacer zonas verdes y acabar de una vez con el agujero que crearon en esta zona”. 

Vista general del barrio de Vallcarca desde el Viaducto

Vista general del barrio de Vallcarca desde el Viaducto / Jordi Cotrina

La presión del Park Güell

Más allá de la no-reforma, Vallcarca i els Penitents tiene otra gran demanda histórica: mitigar los efectos de convivir con una mega atracción turística de Gaudí. “Somos un barrio a la sombra del Park Güell”, asevera Arola. A causa de la inmensa cantidad de visitantes que recibe, el barrio denuncia que vive una "saturación en las calles y en el transporte público".

Este problema también afecta al comercio, ya que en ciertas zonas del barrio "se impone un tipo de tienda dedicada al turismo” es decir, locales de ‘souvenirs’ que no cubren las necesidades cotidianas de los vecinos. Asimismo, la presión de los visitantes se nota en la vivienda: “Tenemos un gran índice de alojamientos dedicados al turismo, y esto encarece el alquiler de las habitaciones y las viviendas”, lamenta Arola. 

“No queremos que todo el barrio gire en torno al Park Güell. La presión es muy grande y, si esto sigue adelante, tendremos que irnos porque habrá un proceso de gentrificación importante”, insiste Sanahuja, teniendo en cuenta lo que ya ha sucedido en otras zonas turísticas de la ciudad.

Con el fin de reducir la presión turística del parque, después de la pandemia el Ayuntamiento de Barcelona decidió ampliar el espacio de pago en el Park Güell. Con esta estrategia, la cantidad de visitantes ha pasado de los 9 millones anuales a los 4,65 millones en el 2022. Esta reducción, aunque considerable, es insuficiente a ojos de los vecinos, que recuerdan que esta cifra equivale a recibir más de 12.700 visitantes diarios, que además tienden a concentrarse en fines de semana y festivos. “Es insufrible”, manifiestan. Un reto añadido para Vallcarca, que se agudizará el próximo mandato con la recuperación definitiva del turismo posCovid.

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