Opinión

Eliseo Oliveras

Las complejas relaciones China-UE

Encuentro entre Macron (izquierda) y Xi Jinping en el Tourmalet.

Encuentro entre Macron (izquierda) y Xi Jinping en el Tourmalet. / EFE

La gira por Europa esta semana del presidente chino, Xi Jinping, refleja las complejas relaciones de China con la Unión Europea (UE) y las contradicciones de los estados europeos. Xi ha buscado suavizar las tensiones políticas y comerciales con la UE y estrechar los lazos con sus dos principales aliados europeos: Hungría y Serbia. China confía que podrá mejorar las relaciones con la UE si Donald Trump gana las elecciones presidenciales norteamericanas de noviembre, dada su hostilidad hacia Europa.

La UE define a China simultáneamente como un "socio negociador", un "competidor económico" y un "rival sistémico". Este planteamiento que quiere abarcar todas las opciones sin priorizar ninguna, establecido en 2019, acentúa la desconfianza mutua y debilita la influencia de la UE sobre Pekín. En la práctica, conduce a reacciones a corto plazo a cuestiones inmediatas, principalmente a remolque de objetivos norteamericanos, en lugar de actuar en base a unos planes coherentes europeos a largo plazo, respaldados por unos fondos adecuados para poder materializarlos y que respondan a los propios intereses de la UE en el inestable mundo multipolar actual, en el que la sintonía con Washington no está garantizada.

Tras la visita del canciller alemán, Olaf Scholz, a Pekín en abril, la gira de Xi ejemplifica la preferencia de China por el trato directo con los gobiernos en detrimento de las instituciones de la UE y refleja cuáles son sus países prioritarios. Francia ha sido la escala inicial de la primera visita de Xi a Europa en cinco años, reiterando que China considera a Alemania y Francia sus principales interlocutores en la UE, ya que ambos son los principales socios comerciales e inversores europeos en China.

Italia, excluida de la gira

Italia, tercera economía de la UE y tercer importador europeo de China, ha quedado excluida de la gira, después de que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, abandonara en diciembre su participación en el proyecto de infraestructuras chino conocido como la Nueva Ruta de la Seda (BRI). Por el contrario, con su visita a Budapest y Belgrado, Xi ha resaltado la importancia política y económica que confiere a ambos estados prorrusos. Hungría asumirá el 1 de julio la presidencia semestral rotatoria de la UE y Serbia es el principal país balcánico y negocia su adhesión a la UE desde 2013.  

Scholz se mostró conciliador y pragmático en Pekín, dado el papel clave de China para su economía y su industria. El presidente francés, Emmanuel Macron, fue más combativo ante Xi sobre la guerra en Ucrania y, aunque descartó un desacoplamiento económico europeo respecto a China, pidió mayor equidad en aranceles, acceso a mercados y subsidios.

Macron, sin embargo, cortejó a Xi para que China invierta más en Francia, en especial los fabricantes de coches eléctricos, pese a ser el instigador de la investigación de la Comisión Europea por competencia desleal por los subsidios chinos a sus automóviles eléctricos. Fue la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, invitada por Macron a una reunión trilateral con Xi, la que se mostró más beligerante, pidiendo incluso que China redujera su "sobrecapacidad industrial". El déficit comercial de la UE con China, aunque se redujo en 2023 por la caída de las importaciones, aún es más del doble que en 2017.

Efeméride de un bombardeo

La visita de Xi a Serbia coincidió con el 25 aniversario del bombardeo de la embajada china en Belgrado por parte de la OTAN durante la guerra de Kosovo (a 300 kilómetros de la capital serbia) y que China considera una afrenta imborrable. La OTAN atribuyó el bombardeo a un error, aunque dos factores mantienen una sombra de duda: las diferentes explicaciones del error facilitadas por la OTAN (mapa de Belgrado desfasado, disparo fallido a otro objetivo) y las reiteradas acusaciones de que China ayudaba a Serbia formuladas por la OTAN durante las semanas previas a los corresponsales que estábamos allí. Xi firmó en Belgrado nuevos acuerdos de inversión con Serbia y el 1 de julio entrará en vigor su acuerdo de libre comercio con China.

La gira de Xi concluyó en Hungría, donde China premia el apoyo político del primer ministro húngaro, Viktor Orban, con masivas inversiones en industria e infraestructuras. Las empresas chinas llevan invertidos 16.000 millones de euros en Hungría. El fabricante de coches eléctricos BYD está construyendo una factoría en Szeged, el fabricante de baterías CATL construye otra fábrica en Debrecen y Great Wall Motors (GWM) construirá otra factoría de coches eléctricos en Pecs.

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