Javier Cercas, Xavier Bosch y María Dueñas coronan un Sant Jordi milagroso y descomunal

“Esto es Sant Jordi. La locura total. Para mí, desde luego”, dice, más bien titula, Javier Cercas, el hombre del día, el autor más buscado de la jornada, un par de horas después de que unos cuantos lectores le hayan perseguido a la carrera por la calle Consell de Cent blandiendo ejemplares de ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, su oportuna y casi premonitoria incursión vaticana. “Qué momentazo”, suelta alguien. “Menudo favor que te ha hecho el Papa”, le grita otro a lo lejos. 

-¿Pero esto le había pasado alguna otra vez, Javier?

-A ver, se puede decir lo que quieras. Se puede decir que incluso es un milagro.

Así que por Sant Jordi, milagro. Plegarias atendidas y fumata blanca literaria para coronar una diada pletórica y espléndida. ¿Habemus Cercas? Algo así. Pero antes: sol deslumbrante, calles atascadas como pocas veces, como casi nunca, de hecho, y el libro, una vez más, convertido en fenomenal fenómeno de masas.

“Cuando no vendía ni un libro, Sant Jordi ya me parecía extraordinario”, recuerda el autor de ‘Soldados de Salamina’, ganador moral (y también literal) de otra diada para recordar. Un 23 de abril de película y descomunal en el que Eva García Sáenz de Urturi ha firmado más que una estrella de k-pop; Manel Vidal ha compartido mesa (lo de las reflexiones geopolíticas queda para la próxima) con Marc Marginedas; Pablo Iglesias y José Luis Rodríguez Zapatero se han enfundado el mono de escritores accidentales; Xavier Bosch, Toni Cruanyes y Xavier Sala i Martin han echado un pulso por el cetro del libro en catalán; y autoras como Alice Kellen e Inma Rubiales han vuelto a dejar pequeñas las calles y plazas de Barcelona. Según los datos provisionales del Gremi de Llibreters, el Sant Jordi de 2025 deja también un nuevo récord: se superan los 26 millones de euros facturados y los 2 millones de libros vendidos. Prueba superada, un año más.

"La mejor fiesta del mundo"

“Los libros están contentos”, resume Manuel Rivas, último Premio Nacional de las Letras y hombre precavido que, tras bordear el año pasado la congelación, se ha presentado en el tradicional desayuno de Sant Jordi con polar y doble capa de abrigo. A su alrededor, calentando motores y cogiendo fuerzas, David Uclés, Xita Rubert, Marta Carnicero, Blanca Llum Vidal, Borja de Riquer, Salvador Macip y Juan Carlos Galindo. Autores, bajen del escenario, que esto empieza. 

Persiguiendo el misterio de la vida eterna con Javier Cercas en Sant Jordi

“Es una experiencia inolvidable, la mejor fiesta del mundo. Es increíble que el libro sea el centro del mundo”, sentencia no muy lejos Pierre Lemaitre. El francés, ilustre debutante,  aún no lo sabe, pero está a punto de caer en la trampa de casi todo primer Sant Jordi: arrebato desbordante a primera hora, plomos fundidos después de comer.  “Espero salir vivo”, ironiza al rato, intuyendo que quizá no le bastará con esos tres bolígrafos que exhibe con orgullo para lancear al dragón.  

Y es que, por más que por aquí ya nos hayamos empezado a acostumbrar a las melés de cuerpos alienados y enredados ante, pongamos, Julia Navarro o Javier Castillo; por más incluso que surfeemos sin inmutarnos la entusiasta congestión que año tras año se organiza frente a la Casa Batlló, cada autor extranjero que se estrena en Sant Jordi es una piñata de entusiasmo e incredulidad. “Es realmente salvaje, no tenemos nada parecido en Inglaterra. Además, los lectores son muy dulces y amables", valora David Nicholls, los ojos como platos y, ay, menos firmas de las que merecerían portentosos libros como ‘Nosotros’ y ‘Siempre el mismo día’. 

Lista provisional de los libros más venidos de Sant Jordi 2025: María Dueñas, Javier Cercas, Xavier Bosch...

A su lado, alimentando el asombro, Dolores Redondo tira de galones de veterana con una coreografía perfectamente milimetrada. Firma, selfie, saludo. Firma, selfie, saludo. Sin parar. En bucle. “La cultura y querernos mucho es lo único que puede salvarnos”, dice la escritora vasca ante una cola en la que, como en los conciertos en grandes estadios, ya se reparten números para organizar los turnos. Lo mismo ocurre con María Dueñas, reina del 'best seller' a la que cuesta encontrar en un momento de asueto: sin descanso, los ejemplares de ‘Por si un día volvemos’ van pasado por sus manos con la misma velocidad con la que han ido saliendo de las librerías en las últimas semanas. 

Marc Marginedas, un corresponsal de guerra "abrumado" por Sant Jordi

El podio de los más vendidos

En la lista provisional de los más vendidos, facilitada a última hora de la tarde por el Gremi de Llibreters, pocas sorpresas: María Dueñas y Xavier Bosch encabezan las ventas de ficción castellana y catalana, respectivamente; Javier Cercas ha llevado su 'El loco de Dios en el fin del mundo' a lo más alto de la no ficción en castellano; y Jöel Dicker ha tocado podio, segundo puesto en ambos casos, tanto en castellano como en catalán.

Los escritores firman sus libros por Sant Jordi

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Junto a ellos, otros títulos como 'Cor fort', de Sílvia Soler; 'Aquest tros de vida', de Estel Solé; 'La asistenta', de Freida McFadden; 'En el amor y en la guerra', de Ildefonso Falcones; 'La passada a l'espai', de Manel Vidal, y 'La dona del segle', de Toni Cruanyes, completan el listado de libros con mejor salida hasta las seis de la tarde del 23 de abril. Un ránking que, insisten desde el gremio, sólo representa el 5% del total de títulos vendidos.

FOTOGALERÍA | El primer Sant Jordi de Daniel Mordzinski, el fotógrafo de los escritores

Más o menos lo que todo el mundo se esperaba, aunque, a la hora de la verdad, los escritores tiran de diplomacia y ‘savoir faire’. “Es una fiesta, no merece la pena competir. Ver a la gente comprando libros es de lo mejor que hay”, asegura Ildefonso Falcones. “Además, el siempre dice cosas buenas y bonitas. No viene nadie a decirme que no le ha gustado”, añade el autor de ‘En el amor y en la guerra’. 

“Cada persona que ha pasado por aquí ha sido un motivo de alegría, así que hay poco tiempo para pensar en las listas. Las que sean, serán”, relativiza Xavier Bosch mientras unos cuantos lectores fulminan con la mirada las intromisiones periodísticas. Porque todos esos ejemplares de ‘Diagonal Manhattan’, parecen decir, no se van a firmar solos.

Entre rosas y libros, Sant Jordi. Un caos ordenado y una anárquica coreografía que convierte el centro de Barcelona en un insólito bullicio de lectores y paseantes. De curiosos y, en general, gente muy apasionada de lo suyo. Ahí está, por ejemplo, Alejandro G. Calvo, camiseta de David Lynch y gorra calada, repartiendo firmas y abrazos y respondiendo sin hablar a la pregunta del millón: “¿Por qué tengo que ver esta película?". Y ahí está también, reincidente a su pesar, un Rodrigo Fresán gratamente sorprendido por lo bien que está funcionado ‘El pequeño Gatsby’, ensayo que, asegura, escribió para darle las gracias a Francis Scott Fitzgerald.

Cosas de escritores, tipos por un día sobrehumanos que, como recuerda Kiko Amat, también tienen necesidades básicas y elementales. “¿O es que acaso no tenemos que ir al lavabo?”, protesta el autor de ‘Dick’ ante la palmaria ausencia de servicios en la zona profesional de paseo de Gràcia. Tampoco es que los cuadrantes de firmas dejen mucho margen de maniobra, así que imagínense, si gustan, a escritores y novelistas como a los esforzados fans de Taylor Swift. Cosas más raras se han visto, especialmente en Sant Jordi.