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Sant Jordi en primera persona | Artículo de Toni Cruanyes: "Los lectores se me acercan como el familiar que hace tiempo que no ves"
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Sant Jordi 2025, en directo: largas colas (algunas incluso con número) para 'cazar' firmas de escritores

Toni Cruanyes haciéndose una foto con una lectora de 'La dona del segle' en Sant Jordi. / Marc Asensio Clupés / EPC
El día no podía empezar con peor fortuna. ¡Tres bolígrafos, tres!, se han quedado sin tinta en el primer intento de firma de Sant Jordi en la primera parada del día. Menos mal que la librera ha tenido paciencia (y más bolis de repuesto). La pobre lectora que, con diligencia, ya me esperaba antes de que yo llegara a la parada, se ha reído en cada uno de mis intentos de estampar mi firma en la primera página del libro. Creo que, a partir del segundo intento, la risa se ha convertido en una especie de rictus facial apremiado. "¡Qué poco profesional!", habrá pensado. ¡Y no me extraña! ¡Esto de firmar, hablar, hacer el selfi y -a la vez- escuchar el comentario del lector o lectora requiere de una maestría que yo claramente todavía no he desarrollado!

El escritor y periodista Toni Cruanyes este miércoles, acompañado de lectores. / Marc Asensio Clupés / EPC
Pero de todo se aprende. Y un día como éste da muchas oportunidades. Está el comprador que quiere dedicar el libro a su amada, pero a media frase cambia y dice que se los dediques a ambos. Está la lectora con un nombre exótico o tan alejado de mi parámetro onomástico que se me hace imposible deletrearlo sin errores.
También hay quien quiere una dedicatoria que haga referencia al parentesco y relación con quien compra el libro. ¡Por supuesto que sí! ¡Quién paga, manda! Pero es que en mi caso no es quien paga, sino quien me hace regalos, quien me cuida, quien me mima… Porque sí: hoy me han regalado una lata de anchoas, otra de aceitunas, un retrato hecho a mano con mi fotografía enmarcada con el mensaje 'Feliz día de Sant Jordi, Toni Cruanyes', que aún lucino con la capacidad de dibujar de algunos de mis lectores. Claro, parece imposible.

Toni Cruanyes firma su libro "La vall de la llum" durante la Diada de Sant Jordi. / Marc Asensio Clupés / EPC
Pero, efectivamente la sorpresa me la están dando todos estos lectores y lectoras que se presentan en la parada como si me conocieran, como si fuera algún familiar que hace tiempo que no ves. Y creo que esta relación se establece necesariamente porque el tipo de libro que he escrito, tan vinculado a la familia, acaba también resonando de algún modo en las historias de mucha gente. Y el de Sant Jordi es eso, básicamente: el contacto con gente con la que te conoces sin ser consciente de ello. Gente para la que has puesto palabras a sentimientos que ya tenían. Porque en el fondo, al igual que el día de Sant Jordi, los libros sirven para compartir vidas.
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