Movilidad en Catalunya
Renfe sospecha de sabotaje tras el caos de las huelgas de Rodalies y aparta a dos trabajadores
Los afectados se encargaban de la gestión del servicio y cancelaron salidas de los Regionals del sur y trenes desde L'Hospitalet para la R1 y la R3 con "indicaciones incorrectas"
Última hora de las afectaciones en las líneas y trenes de Rodalies Renfe Catalunya, hoy en directo
Cuatro horas parados en un tren: la odisea de los viajeros de un R11 de Rodalies en Girona

Dos trens de Rodalies / ZOWY VOETEN


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
Es habitual, durante las jornadas de huelga, que los trabajadores expriman al máximo el reglamento del sector para maximizar los efectos de la protesta más allá de los servicios mínimos. Una cosa es exceso de celo y otra, muy distinta, el sabotaje. Eso es precisamente lo que están investigando los servicios jurídicos de Renfe después de que en dos jornadas de huelgas en Rodalies convocadas por sindicatos minoritarios se han producido una serie de sospechosas cancelaciones de trenes.
Sucedió el miércoles de la semana pasada cuando se anuló la mitad de los Regionals previstos en el sur. Y volvió a pasar este martes en L'Hospitalet, con 40 trenes anulados por sentido que afectaron a la R1 y la R3. Como medida de prevención, y hasta que haya una resolución legal definitiva, dos empleados de Renfe en Catalunya han sido apartados de sus funciones, según ha avanzado EL PERIÓDICO.
Renfe defiende que estos "hechos individuales no representan a los empleados de Renfe en Catalunya"
Fuentes de Renfe confirman a este diario que los dos implicados han dejado de prestar su servicio como operadores de la circulación. Se espera, prosigue la misma voz, que en unos pocos días se tenga el dictamen de los abogados de la empresa para decidir cuál es del siguiente paso a dar con estos empleados, que realizaron este presunto sabotaje durante dos de las jornadas de huelga convocadas por CGT, SF-Intersindical y Alferro. Las personas investigadas "dieron indicaciones que no eran correctas o que eran contradictorias", sostienen las mismas fuentes. Se ha de determinar si tras esas instrucciones incorrectas había o no intencionalidad.
¿Desconvocatoria...?
Un acuerdo en el pitido final, el domingo 16 de marzo, evitó que los comités de empresa de Renfe y Adif en pleno iniciaran siete jornadas de huelga en todo el sistema ferroviario estatal. Los paros se habían convocado para los días 17, 19, 24, 26 y 28 de marzo, 1 y 3 de abril. Los sindicatos mayoritarios (SEMAF, CCOO, UGT y SCF) refrendaron el acuerdo con el Ministerio de Transportes y la Generalitat de Catalunya, y esa misma noche, la Administración celebró una desconvocatoria que no era tal, puesto que tres asociaciones sindicales no habían estampado su firma y mantenían las movilizaciones. Y así ha sido, con servicios mínimos y alteraciones de la circulación a las que se han sumado las incidencias de la propia red de Rodalies.

Pasajeros de Rodalies en la estación de Catalunya, el 17 de marzo / Jordi Cotrina
El primero de los casos que se están investigando se produjo el miércoles 26 de marzo. Un "operador de gestión" decidió cancelar "de manera indiscriminada" la mitad de los trenes de las líneas de Regionals del sur, una zona ya de por sí muy maltrecha por las obras que se están realizando en la estación de Sant Vicenç de Calders.
"Hechos individuales"
El segundo acto que los servicios jurídicos de Renfe están analizando se registró el martes 1 de abril, también durante una de las jornadas de huelga. Otro trabajador dedicado al mismo menester dio "indicaciones erróneas" que derivaron en la cancelación de 40 trenes (20 por sentido) que partían de la estación de L'Hospitalet de Llobregat para alimentar las líneas R1 y R3. El operador confía poder resolver los expedientes de los dos trabajadores de manera rápida y defiende que estos "hechos individuales no representan a los empleados de Renfe en Catalunya".

Usuarios comprando billetes de Rodalies en la estación de Sants / FERRAN NADEU
El director de Rodalies Renfe, Antonio Carmona ha tachado estos actos de "intolerables" y ha asegurado que jamás había visto algo similar en los 25 años que lleva en la empresa. El sindicato CGT ha respondido a través de un comunicado que las palabras del responsable del operador "son un intento más de deslegitimar el conflicto y de desmovilizar a las plantillas". "Señalar a los trabajadores -prosigue la nota- no resuelve el problema; lo agrava". A su modo de ver, "las supresiones y los retrasos ocurridos son reflejo directo de la participación en el conflicto, no de ninguna actuación irregular por parte del personal ferroviario".
La táctica sindical
Más allá de lo que determinen los abogados de la compañía y del devenir de estos empleados, es innegable que durante las jornadas de huelga suele producirse un sutil pulso entre los trabajadores que respaldan la movilización y la empresa, con los servicios mínimos como espectadores de excepción. Pasa, de hecho, con todos los paros que tienen que ver con servicios esenciales: sanidad, educación, movilidad, seguridad... Maquinistas de Renfe consultados por este diario prefieren no mojarse sobre lo sucedido con estos dos compañeros, pero coinciden en que "no es la práctica habitual".

Personal del administrador de infraestructuras, Adif, trabajan junto al trazado de la línea R1 de Rodalies del Maresme / Manu Mitru
Hay un elemento innegociable para que un tren pueda circular: la seguridad. Si se detecta cualquier fallo en las puertas, en el sistema de alimentación, en el de frenado..., en cualquier mecanismo que pueda poner en peligro la integridad de los viajeros y del maquinista, ese convoy no sale y se va derecho al taller de mantenimiento para subsanar la avería.
Entorpecer las cosas
Pero luego está el confort... Con el reglamento en la mano, cuentan los conductores, podrían negarse a salir si hay un asiento roto, un baño con problemas o un grafiti cubriendo una luz. No es algo que pase a diario, cuentan los maquinistas, pero pasa. En situaciones normales, para no entorpecer más la red, el servicio se presta, y se deja ese arreglo para cuando termine la jornada. Es decir, cuando el tren ya no sea necesario. Pero si hay huelga, nada les impide cumplir con las normas a rajatabla y dejar el vehículo en el andén.

Trenes de Rodalies, en la estación de França de Barcelona / Europa Press
Sucede, también, que al tener una red tan centralista, con todas las líneas pasando por los dos túneles de Rodalies y Regionals de Barcelona, es muy fácil boicotear el servicio. Basta con que un tren no salga o se quede parado en una de las estaciones centrales de la capital catalana para que se produzca un efecto en cadena en todos los trazados. A ello debería ayudar la línea orbital ferroviaria entre Vilanova y Mataró, planificada por el Vallès sin pisar la gran ciudad. Como la famosa B-40, pero con vías en lugar de asfalto. Es un proyecto del que se habla desde hace 20 años. O sea, que ahí no hay huelga que valga.
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