Memoria histórica
Las nueve rosas de la Universidad de Barcelona
La cineasta Lala Gomà las saca del anonimato con el documental 'Pioneres. Dones universitàries a la Segona República' donde se reúnen las voces de sus descendientes
Montse Baraza
Periodista
Eulàlia Presas, Elisa Sales, Carmina Pleyán, Dolors Pomar, Maria Bernet, Carme Picart, Margarita Figueres, Maria Vilà Clé y Dolores Álvarez Castrillón. Son nombres que Lala Gomà ha querido sacar del anonimato y reconocerles el mérito que merecen: abrir camino a las mujeres en la universidad. De eso va su documental, 'Pioneres. Dones universitàries a la Segona República', que se ha presentado en la Universidad de Barcelona (UB), donde todas ellas estudiaron entre 1931 y 1941.
La primera mujer universitaria de España fue María Elena Maseras, en 1872. Estudió Medicina en la UB pero no pudo ejercer. Y estudió, como ocurría entonces con las mujeres, gracias a un permiso especial. A partir de 1910, ese permiso ya no era necesario, cuenta Montserrat Puig, vicerrectora de Igualdad y Género de la UB. Puig destaca el mérito de las pioneras que retrata Gomà, que, además, vivieron momentos complicados (guerra civil, posguerra, exilio y dictadura). "Gracias a personas como ellas se avanzó en el derecho a la educación y el acceso de mujeres a la universidad fue aumentando progresivamente", apunta.
Decididas y motivadas
El documental recoge el encuentro de los hijos e hijas de estas mujeres, entre ellos la propia Gomà, hija de Eulàlia Presas. Todos celebran el poder contar la historia de sus madres. Muchas de ellas vieron truncadas sus carreras por la guerra. Algunas pudieron ejercer, pero otras no. Estas o bien se dedicaron a sus familias o bien estuvieron a la sombra de sus maridos, ayudándoles en sus carreras.
La mayoría de estas mujeres compartían el deseo de estudiar por el simple hecho de aprender, cuenta Gomà. No pretendían hacer carrera. Provenían de familias con un alto nivel cultural. Hijas de abogados, médicos o maestros, todos librepensadores y de izquierdas que quisieron que sus hijas vivieran por ellas mismas. La decisión de ir a la universidad, destacan los hijos de todas ellas, era "por ganas de saber, de transmitir y de ser independientes. Aprovecharon la oportunidad que les dieron sus familias". "Eran decididas y estaban muy motivadas".
Pioneras sin saberlo
Una de las estrellas del documental es Elisa Sales. A sus 106 años es la única superviviente del grupo de pioneras de la UB. Hija de maestros, en su casa se vio como una cosa normal que Elisa, que sacó un bachillerato excelente, cursara estudios universitarios. Primero en Zaragoza, donde empezó Derecho, y luego en la UB, becada en la Facultad de Filosofía y Letras. La guerra civil la obligó a interrumpir sus estudios, que quedaron definitivamente aparcados. Inició junto a su marido, Miquel García Santesmases, abogado y funcionario de la ONU, una vida en el exilio, de Francia a Cuba y Santo Domingo, pasando por México, Nueva York y Suiza, hasta regresar a Barcelona, donde recibe a EL PERIÓDICO.
Pese a decir que no se encuentra bien, desprende vitalidad y conserva en sus ojos el brillo de un carácter inquieto. Con buena memoria y con humildad, desgrana recuerdos de una época que vivió sin ser consciente de que abriría camino a otras mujeres. "Hice el bachillerato ya con la intención de ir a la universidad. Mis padres así lo propusieron y yo estuve de acuerdo", cuenta. Admite, con media sonrisa, que ya en la UB, no fue muy buena estudiante. "Me lo pasé muy bien, pero estudié poco. Me dedicaba más a pasear y a ir a conciertos", confiesa.
Alumnas de Pompeu Fabra
Ella y sus amigas tuvieron grandes profesores como Carles Riba, Jordi Rubió, Joaquim Xirau o el mismísimo Pompeu Fabra. Elisa recuerda que una de sus amigas se sentía intimidada ante Fabra hasta que un día este, al verla parada en la puerta de clase, le dijo "Bueno, vamos, senyoreta". "'Bueno, vamos', ¿te imaginas?", cuenta Sales divertida.
Sí que recuerda que "se hacía raro" ver que eran tan pocas mujeres en las aulas. Un primer logro que se anotaron fue la actual cafetería situada entre el patio de Letras y el de Ciencias. "Como éramos pocas, no teníamos un lugar donde guardar nuestras cosas. Nos movilizamos y conseguimos un espacio propio", explica Sales.
De la luz a la guerra
El golpe de 1936 y la guerra lo torció todo. "Se acabó el estudiar y se trató de sobrevivir". Sales no lamenta no haber podido acabar los estudios: "Fue todo tan difícil cuando empezó la guerra que ya no me lo planteé", dice.
Gomà destaca que estas pioneras vivieron uno de los momentos más luminosos de la UB, que pudo usar el catalán en las aulas y contratar a grandes intelectuales como profesores. "Entre 1931 y 1939, la universidad vivió una época extraordinaria. La libertad lo llenaba todo de luz", resume la cineasta.
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