Las cuentas catalanas

El Govern aprueba los presupuestos para 2023 con PSC y Comuns y consuma la ruptura de bloques

MULTIMEDIA | Los Presupuestos de la Generalitat, de un vistazo

Los socialistas dejan claro que su voto no supone "apuntalar" a Aragonès y Junts acusa al 'president' de inaugurar un "tripartito autonómico"

Salvador Illa saluda a Pere Aragonès tras aprobarse los presupuestos

Salvador Illa saluda a Pere Aragonès tras aprobarse los presupuestos / FERRAN NADEU

Sara González
Carlota Camps
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Catalunya, ahora sí, tiene nuevos presupuestos para este 2023. El Parlament ha sido testigo este viernes de una votación que oficializa el fin de los bloques. La aprobación de las cuentas gracias a la alianza sellada entre ERC, PSC y Comuns, que han sumado 73 votos ante los 58 en contra, permite al Govern de Pere Aragonès seguir transitando la legislatura en minoría, consciente de que ese pacto no garantiza la estabilidad ni un camino que esté libre de turbulencias. Menos aún en pleno ciclo electoral con las municipales a la vuelta de la esquina y con episodios de difícil gestión como la concreción de los macroproyectos acordados o la elección de un nuevo presidente del Parlament en caso de que Laura Borràs sea condenada.

La puesta en escena, ha sido la esperada. El PSC ha dejado claro que su voto afirmativo a los presupuestos no significa que tenga vocación de "apuntalar" al Govern. De hecho, el acuerdo se tambalea nada más salir del horno tras la pinza que han hecho el PSC y Junts para tumbar el plan piloto de la Renta Básica Universal, uno de los proyectos "estratégicos" de ERC, durante la aprobación de la ley de medidas que acompañan a las cuentas. Y Junts, obviando la sinergia con los socialistas, ha lamentado que Aragonès haya escogido la senda del "tripartito autonómico" y haya cerrado la puerta a la mayoría independentista.

El jefe de la oposición, Salvador Illa, ha sacado pecho de su "política útil y responsable" y de su compromiso por cumplir "a raja tabla" lo acordado, pero el Govern ya ha señalado que la jugada con la renta básica es un "incumplimiento" fruto de una "grave pinza" con los posconvergentes que no logrará acabar con un plan piloto que la 'consellera' Laura Vilagrà se ha comprometido a mantener. En cambio, el presidente de Junts en la Cámara, Albert Batet, ha tachado de "anomalía" la alianza que ha hecho prosperar las cuentas. Buscando sobreponerse al ruido, el 'president', consciente del balón de oxígeno que supone para él tener presupuestos, ha centrado su breve intervención en agradecer los apoyos por un lado y en "tender la mano" por el otro para continuar hablando con Junts y con la CUP.

En esa misma línea, la de ofrecer "negociación sincera" a estos grupos, se ha pronunciado la 'consellera' de Economia, Natàlia Mas, que ha garantizado que la ejecución de los presupuestos superará el 90% y que ha lamentado, una vez más, el déficit fiscal "crónico" que limita el gasto y la inversión de la Generalitat. Y la portavoz de ERC, Marta Vilalta, ha rematado el discurso republicano cargando contra la "falsa disyuntiva" de los que plantean que Catalunya "estaría mejor" sin estos presupuestos. De Junts, ha recordado, se han incorporado "el 80% de las demandas" y ha afeado a los exsocios que, de la mano de los socialistas, hayan tumbado el plan piloto de la renta básica universal. "Quien utilice los presupuestos como herramienta electoralista se equivocará", ha espetado.

Pero si algo se daba por hecho es que cada uno de los actores aprovecharían el debate para marcar perfil con la mirada puesta en las urnas que están por venir. "Estos presupuestos llevan la firma del presidente de la Generalitat y del jefe de la oposición", ha dejado claro la portavoz del PSC, Alícia Romero, que a modo de advertencia ha precisado que no se van a "adherir" a lo que haga a partir de ahora el 'president' Aragonès. De hecho, los socialistas no garantizan el apoyo al decreto de restricciones para gestionar la sequía, el nuevo frente que se suma a la compleja agenda del Executiu y por el que Aragonès ha anunciado que convocará una cumbre con todos los grupos.

La "debilidad" del Govern

Su vocación, ha apuntado Romero, es que ERC sea consciente de que gobierna con una "debilidad" que le obliga a pactarlo todo. "Antes de impulsar una ley piensen en todos, tienen que buscar acuerdos. Nosotros continuaremos construyendo la alternativa haciendo oposición crítica y constructiva", ha dicho la dirigente socialista, que ha destacado los 760 millones para combatir la sequía, los recursos para reducir las listas de espera en la sanidad y en la ley de dependencia y los 100 millones para mejorar la atención al alumnado como tres de las 282 medidas pactadas en estas cuencas.

Consciente de que a partir de ahora tocará aterrizar los acuerdos que más tensionan a ERC, el PSC ha reclamado a Aragonès que cumpla con lo pactado. La misma petición que han hecho los Comuns, que entienden que los presupuestos permite a los tres partidos que los defienden encontrarse "sin perder la identidad". Eso sí, han advertido de que no incluyen ninguna partida económica para la B-40, el crecimiento del aeropuerto del Prat o el Hard Rock. "Nuestra única línea roja era 0 euros para estos macroproyectos", ha advertido la presidenta de En Comú Podem, Jéssica Albiach, que mirando hacia la bancada de la CUP ha espetado que con estos presupuestos "gana la gente y pierde Foment". Según lo rubricado por ERC y el PSC, en 21 días debería firmarse el convenio por la B-40 con el traspaso de la partida correspondiente a la Generalitat.

Al otro lado, los exsocios de Govern han criticado duramente la nueva política de alianzas de los republicanos, a los que acusan de estar liderando un "tripartito" que servirá para "hacer autonomismo". "Si los presupuestos fueran para la independencia el PSC no los votaría", ha recalcado Batet, sumándose a las palabras de su compañero Jordi Munell, que ha tachado las cuentas de "ineficientes" e "insuficientes". El partido dirigido por Laura Borràs y Jordi Turull, que no ha logrado que prosperara ninguna de sus enmiendas, tampoco las de los macroproyectos, han escalado de decibelios cuando, por boca del diputado Joan Canadell, han acusado al Govern de Aragonès de tener "tics autoritarios".

Justamente, la diputada anticapitalista Eulàlia Reguant ha lamentado que las cuentas no sean "transformadoras" y ha acusado al Govern de ERC de seguir apostando por un país "escaparate, de turismo y tocho" y de no querer "pisar los intereses de los ricos y los poderosos". En este sentido, ha criticado la apuesta por los macroproyectos y ha sentenciado que Aragonès ha acabado convirtiendo estos presupuestos en la "cuestión de confianza" que en su día acordó con la CUP a cambio de la investidura.

Por último, el Govern también ha recibido las críticas de Ciudadanos y PP. Los naranjas han aprovechado para atacar al PSC, quien consideran que se han tragado muchos "sapos", mientras que los populares han acusado a los socios de cuentas de no haber negociado ninguna enmienda con ellos y haberles aplicado un "cordón sanitario".

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