Pederastia en la Iglesia

La alumna que logró condenar al sacerdote Lluís Tó en 1992: "Lo peor fue que me echaron a mí del colegio"

Los jesuitas de Sarrià denigraron ante la Audiencia de Barcelona a la niña de 8 años, que reaparece a los 40 en el documental 'La Fugida' para dar su versión 

Los jesuitas reconocen que sabían desde 1968 que el sacerdote Lluís Tó era un "depredador sexual"

Así se gestó 'La Fugida', el documental que sigue el rastro de los jesuitas pederastas Lluís To y Francesc Peris en Bolivia

Alessandra Martín, exalumna del colegio Sant Ignasi que sufrió abusos por parte de Lluís Tó.

Alessandra Martín, exalumna del colegio Sant Ignasi que sufrió abusos por parte de Lluís Tó. / El Periódico

Guillem Sánchez

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El sacerdote jesuita Lluís Tó, profesor del colegio Sant Ignasi de Barcelona, fue condenado en octubre de 1992 por abusar sexualmente de una alumna de 8 años. La pena de la Audiencia de Barcelona, dictada por la jueza Margarita Robles, actual ministra de Defensa, es probablemente la primera que castigó la pederastia de un religioso en España y condenó a Tó a dos años de cárcel y a 4.382 días de inhabilitación para trabajar de maestro o de directivo en centros educativos. 

Los jesuitas, que ya sabían desde 1968 que Tó era un depredador sexual, incumplieron la condena. Despidieron al cura con una fiesta y, en 1992, lo enviaron a Bolivia, donde siguió en el mundo educativo: enseñando y dirigiendo.

Alessandra Martín es periodista, madre de dos hijos y reside actualmente en Miami

El caso de aquella niña de 8 años, que desapareció del colegio tras una denuncia insólita para una época acostumbrada a bajar la mirada ante los abusos del clero, se convirtió en algo parecido a una leyenda en el Sant Ignasi. Algo que los alumnos comentaban de generación en generación, que incluso inspiró canciones sobre Tó que sonaban en el comedor escolar, sin que nadie supiera muy bien cuánto había de verdad en aquel episodio.

EL PERIÓDICO, en una investigación que prosigue el trabajo de revelación de abusos sexuales encubiertos en colegios religiosos que comenzó en 2016 y en la que se basa el documental de ‘La Fugida’ coproducido con 3Cat, ha localizado a la niña 32 años más tarde. Se llama Alessandra Martín. Actualmente es periodista, es madre de dos hijos y reside en Miami. Y ha decidido contar en este documental su versión de los hechos.

"Ya no me siento sucia"

Alessandra explica que ha callado hasta ahora porque no quería que esa historia la definiera. "No quería ser la víctima de Tó", razona. Pero ahora, que tiene 40 años, quiere hablar. "Ya no me siento sucia", remarca. 

“La parte buena de esta historia fueron mis padres: que me creyeron y que hicieron cuanto pudieron para evitar que Tó siguiera abusando de menores en el Sant Ignasi”, subraya. “Y la peor parte fue que me echaron a mí del Sant Ignasi, y a mí me gustaba mi escuela”.

"La parte buena de esta historia fueron mis padres: que me creyeron y que hicieron cuanto pudieron para evitar que Tó siguiera abusando de menores"

Alessandra Martín

El padre de Alessandra explica a este diario que cuando su hija les contó que Tó abusaba de ella en las sesiones de catequesis que hacía para preparar la comunión, que la sentaba en su regazo, que la besaba, que le tocaba sus genitales y que, en definitiva, la usaba como un objeto para excitarse, él llamó enseguida a la policía para que interviniera. Pero subraya que no pensaba seguir adelante con la vía judicial. "Lo que queríamos era solo que apartaran a Tó", aclara. La dirección del colegio no estuvo de acuerdo.

El padre de Alessandra acudió a la policía tras saber que Tó abusaba de su hija durante la catequesis

"Todos nos dieron la espalda", lamenta Carmen, la madre de Alessandra. Tras la denuncia, Tó siguió en el mismo cargo –responsable religioso de primaria– y fue su hija la que tuvo que quedarse en casa para evitar cualquier contacto con su agresor. Hasta que los jesuitas la invitaron a marcharse. 

"Todos nos dieron la espalda y en abril tuvimos que buscar otro cole para que acabara tercero de EGB"

Carmen

— Madre de Alessandra

"No entendía por qué no podía ir a clase", recuerda Alessandra. "En el mes de abril tuvimos que buscar un colegio a toda prisa para que pudiera terminar el curso de tercero de EGB", recuerda la madre, que subraya que nadie –ni profesores, ni padres de otros alumnos– se pusieron jamás en contacto con ellos para arroparles. "Nadie", insiste.

Alessandra Martín y su madre releen la causa judicial de los abusos del jesuita Lluís Tó.

Alessandra Martín y su madre releen la causa judicial de los abusos del jesuita Lluís Tó. / El Periódico

Las calumnias

Los padres de Alessandra, al ver que Tó seguía de profesor, decidieron entonces contactar con un abogado. Contrataron a Francesc Jufresa, que no ha olvidado lo que sucedió cuando decidió aceptar el caso y acusar al padre Tó, una tarea que llevó a cabo junto a la abogada Olga Tubau, que en 1992 trabajaba en su despacho.

Jufresa recibió varias llamadas que le conminaban a abandonar el caso. "Contra el padre Tó, no", asegura que fueron las palabras que pronunció, por ejemplo, un miembro que califica de muy destacado de la sociedad catalana pero que prefiere no revelar. Tampoco ha olvidado cómo los jesuitas prepararon la defensa de Tó, basada en una estrategia que Jufresa cree que excedió todos los límites.

Francesc Jufresa, abogado de la familia en 1992, asegura que recibió llamadas invitándole a abandonar el caso

Los jesuitas, a pesar de que entonces ya eran conscientes de que Tó era un pederasta que llevaba décadas abusando de sus alumnos, tal como han admitido ahora en el documental de ‘La Fugida’, contrataron en 1992 a uno de los abogados más competentes de la ciudad, Eugeni Gay, que además era el decano del Il·lustre Col·legi d’Advocats de Barcelona, para defenderlo. 

Eugeni Gay, que defendió a Tó, usó dibujos de Alessandra para convencer a la jueza de que era "fantasiosa"

Gay, que no ha querido participar en el documental, usó en el juzgado dibujos que Alessandra había hecho en clase e informes de sus maestras para tratar de convencer a la jueza Robles de que la niña era una mentirosa.

"Fantasiosa"

Los dibujos de Alessandra, los de una alumna de 8 años que soñaba con ir a Eurodisney, fueron enviados a tres terapeutas privados –dos psiquiatras y un psicólogo– que, sin ni siquiera hablar con ella ni con sus padres, argumentaron por escrito que se trataba de una menor capaz de inventarse los abusos de Tó. "De todo lo que hemos analizado podríamos deducir que se trata de una niña con una gran capacidad de fantasía, que puede llegar a hacerla realidad en su mundo interior", se lee al final de unos de los informes médicos que se aportaron a la causa.

Dibujos de Alessandra Martín, la niña que sufrió abusos de Lluís Tó.

Dibujos de Alessandra Martín, la niña que sufrió abusos de Lluís Tó. / EL PERIÓDICO

"Sandra está en una situación emocional interior no resuelta en relación con el padre o las figuras paternas (…) también podría llegar a erotizar esta relación con la figura del padre o substitutos, (…) aunque ella no sea del todo consciente de ese deseo provocativo, y por eso manifieste justamente lo contrario, esto es, que es el otro el que la toca", se hace constar en otro.

Psiquiatras contratados por los jesuitas afirmaron en base a los dibujos que la niña era capaz de inventarse cosas

Los psiquiatras incluso atacaron a los padres de Alessandra por haber denunciado los hechos: "Es sorprendente que se haya recurrido a solucionar la supuesta relación traumática de la niña por caminos judiciales y no por caminos estrictamente médico-psicológicos curativos. Lo que nos podría indicar situaciones emocionales graves y no elaboradas en el grupo familiar".

Tres testimonios, dos de víctimas y uno de un testigo ocular, fueron claves para la condena

La tutora de tercero de EGB y la directora de primaria, paralelamente, elaboraron un informe –también aportado por Gay a la causa– en el que revelan inquietudes que la madre de Alessandra había compartido con ellas en reuniones privadas de tutoría. Según las dos maestras, a la madre de Alessandra le preocupaba que a su hija le "gustara llamar la atención". En ese informe, además, aseguraban que Alessandra era una niña que en clase hacía gestos "exageradamente coquetones". "Con la cabeza, con el cuerpo, en fin, toda ella. También su manera de hablar iba de acuerdo a ese talante", destacaban.

La verdad

Todas estas argucias contra Alessandra resultaron inútiles porque la acusación de Jufresa y Tubau contó con los testimonios de dos exalumnas del Sant Ignasi que habían sufrido abusos por parte de Tó en años anteriores. Las dos mujeres se pusieron al lado de Alessandra al saber de su denuncia y se prestaron a declarar. La jueza Robles las citó como testimonios a pesar de que lo que ellas habían padecido –que les había dejado graves secuelas psicológicas– ya estaba prescrito.

"Al final, todo lo que hicieron mis padres, no sirvió para evitar que siguiera abusando"

Alessandra Martín

Hubo además otro factor decisivo. Cuando Alessandra sufrió aquellas agresiones sexuales, había un compañero de clase en el despacho de Tó. Este chico también declaró en la Audiencia de Barcelona y contó la verdad, la misma que Alessandra, la misma que las dos víctimas más mayores con delitos caducados. Y Tó fue condenado en octubre de 1992.

Así terminó en España el episodio de la denuncia que hizo que Tó, el sacerdote más querido del Sant Ignasi, desapareciera del colegio más prestigioso de la ciudad. En Bolivia, sin embargo, siguió en contacto con menores hasta su muerte, el 11 de abril de 2017. Sus restos descansan en el mausoleo que los jesuitas tienen en el cementerio de la ciudad de Cochabamba, junto a los de otros pederastas o encubridores. "Al final, todo lo que hicieron mis padres, no sirvió para evitar que siguiera abusando", concluye Alessandra.

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