NUEVO ESCENARIO POLÍTICO

El Supremo fulmina a Torra y la legislatura catalana

Torra inhabilitado: ¿Qué pasará ahora?

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Jose Rico

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La historia más reciente de Catalunya se repite. Quim Torra se convirtió este lunes en el segundo presidente de la Generalitat fulminado del cargo por una autoridad del Estado. Tres años después de la destitución de Carles Puigdemont en virtud del artículo 155 de la Constitución, el Tribunal Supremo aparta ahora al sucesor que él mismo designó y ha tutelado durante sus dos años y medio de mandato. La cantada inhabilitación de Torra por su confesa desobediencia, "contumaz y obstinada" según el alto tribunal, sitúa de nuevo a la máxima institución de Catalunya ante una crisis ignota que, con toda probabilidad, desembocará en unas elecciones el 31 de enero o el 7 de febrero.

Tan previsible era el veredicto del Supremo que JxCat y ERC, pese a sus estrategias enfrentadas y a los enconados recelos mutuos, firmaron una tregua para exhibir unidad en el último día de la presidencia de Torra. También para no hacerse más daño del necesario en el largo interinaje que le espera al Govern en funciones y a su nuevo "presidente en sustitución", Pere Aragonès. Así lo bautiza la ley pese al empeño de los socios del Ejecutivo en convencer de que el cargo quedará vacante hasta que el Parlament invista al nuevo 'president'. Torra esquivó cualquier nuevo desafío y acató su salida de Palau entre las enésimas invectivas contra el Estado del que prometió desgajar a Catalunya y con el que ha terminado colaborando en el combate de una pandemia global.

El Supremo inhabilita a Torra al confirmar su condena por desobediencia

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Desobediencia "consciente"

Los magistrados, que dictaminaron por unanimidad que Torra desoyó de forma "consciente" la orden de la Junta Electoral Central de retirar la pancarta de apoyo a los presos independentistas, dieron la conocer la sentencia al filo de las 13.00 horas, y apenas cuatro horas más tarde dejó de ser 'president'. Justo en el momento en que un representante del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, la instancia que le condenó, acudió al Palau de la Generalitat a notificarle el año y medio de suspensión para todo cargo público. Rodeado de sus 'consellers', emplazó al independentismo como "última instrucción" a convertir las próximas elecciones en "un nuevo plebiscito que confirme el resultado del 1-O", y que tras esos comicios se avance hacia una "ruptura democrática, pacífica y desobediente".

Torra acata su cese y reclama que los comicios sean otro plebiscito para agrado de Junts y disgusto de ERC

Es decir, Torra no desaprovechó su discurso de despedida para satisfacer a Puigdemont e incomodar por enésima vez a ERC, cuyos planes electorales casan mal con todo planteamiento plebiscitario y con el llamamiento del ya 'expresident' a los catalanes a "empujar" hacia el choque con el Estado. De hecho, en el epílogo de su presidencia, también acusó implícitamente a los republicanos de no haberle permitido "avanzar más" en el órdago independentista, pese a que él "estaba dispuesto a asumir todas las consencuencias". "Ni abandono, ni me resigno, ni acepto la sentencia", proclamó minutos antes de, paradójicamente, acatar la destitución saliendo por la puerta del Palau de la Generalitat, aclamado por unos cuantos cientos de fieles que ignoraron distancia de seguridad alguna.

La batalla definitiva

Las elecciones supondrán el cénit de la interminable batalla entre Junts y Esquerra. Para llegar a las urnas, el mal avenido matrimonio de conveniencia ha acordado dejar correr el reloj hasta llevar los comicios lo más tarde que legalmente es posible, para agrado otra vez de Puigdemont, que necesita tiempo para intentar recortar la ventaja que le llevan los republicanos con su cartel electoral y en las encuestas. Los letrados del Parlament no tardaron en allanarle el camino al presidente de la Cámara, Roger Torrent, para que active la cuenta atrás hacia los comicios "sin demora", y sin necesidad de un pleno, en cuanto pasen los 10 primeros días hábiles, preceptivos por ley, para buscar candidato. Bastará con que comunique no hay aspirante alguno con opciones plausible, y podrá neutralizar con ello posibles maniobras de la oposición para presentar un candidato instrumental.

Torra apela a convertir las elecciones en un "nuevo plebiscito" del 1-O

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Aragonès asume el mando del Govern en funciones y Torrent se prepara para activar el reloj de los comicios

Aragonès, presidenciable in péctore de ERC, y su propio partido cobrarán durante estos cuatro meses de interinaje un protagonismo que puede servirles para apuntalar su estrategia contrapuesta a la de Junts, aunque para ello deberán zafarse primero de los numerosos corsés legales de un Govern en funciones (no podrá hacer cambios en el Gabinete ni aprobar leyes ni los presupuestos) y los embates del covid, que solo podrá gestionar mediante decretos. En las arduas negociaciones de las últimas semanas, los socios han soslayado cuestiones como la congelada mesa de diálogo con el Gobierno central, que Esquerra necesita oxigenar para convencer de que la mano tendida aporta más réditos que el frentismo.

Esa mesa, como todo el camino de los republicanos hacia las urnas, estará plagado de minas. Para empezar, el 'fuego amigo' que esperan desde la otra mitad del Govern ante cualquier tentación pactista en Madrid, ya sea la mesa de gobiernos o los Presupuestos del 2021. La Moncloa sigue dispuesta a mantener los puentes con Catalunya porque necesita mimar la relación con ERC, cuyos escaños en el Congreso son claves para cualquier votación que quiera ganar Pedro Sánchez. Pero la ayuda de Esquerra, con unas elecciones a cuatro meses vista, puede encarecerse de forma prohibitiva. De ahí que la vicepresidenta Carmen Calvo se sumase a las voces que, dentro y fuera de Catalunya, defienden que toca elecciones cuanto antes.