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Teresa Jordà, la 'consellera' de la leche cruda y la sequía que juntó a agricultores y ecologistas

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jordà ok / Arnau Martínez / ACN

Guillem Costa

Guillem Costa

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Forjada en la política municipal en Ripoll y después en el Congreso de los Diputados, Teresa Jordà aterrizó en el Departament d'Agricultura, Pesca i Ramaderia en 2018, formando parte del Govern de Quim Torra. En sus primeros meses como 'consellera', empezó a ser conocida por la polémica de la leche cruda, cuando animó a la gente a consumir este producto, una decisión que le supuso críticas y linchamientos. Con su estilo cercano y risueño, durante su mandato ha intentado tender puentes con el mundo agrícola.

Con el sorpaso de ERC a Junts en las elecciones de 2020, su trabajo dio un vuelco. Fue una de las 'conselleres' que repitió, esta vez en el Ejecutivo comandado por Pere Aragonès pero sus funciones y responsabilidades cambiaron. Nacía el Departament d'Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, que incluiría la lucha contra la crisis climática a la vez que las competencias sobre pesca, ganadería y agricultura.

"Si agricultores y ecologistas no nos ponemos de acuerdo, aparecen los del cemento, y estos siempre ganan"

— Teresa Jordà

Jordà, desde esta 'nueva' posición, tuvo que afrontar las consecuencias del temporal Gloria y asegurar ayudas a los agricultores de toda Catalunya, que acumulaban pérdidas millonarias. Fue después de este fenómeno cuando Jordà decidió encauzar el problema del delta del Ebro, una zona crítica, devorada centímetro a centímetro por el mar.

Jordà presentó la Estrategia Delta, en la que propone un modelo de delta a la holandesa, frenando la intrusión marina con diques tecnológicos. El delta del Ebro también le sirvió para tender puentes con la Moncloa, en concreto con la ministra Teresa Ribera, del Ministerio para la Transición Ecológica.

La 'consellera Teresa Jordà y la ministra Teresa Ribera, visitan la barra del Trabucador.

La 'consellera Teresa Jordà y la ministra Teresa Ribera, visitan la barra del Trabucador. / ACN

El hecho de que las competencias de medio ambiente estuvieran ahora dentro de lo que antes se llamaba Agricultura provocó roces y tensiones con el sector agrícola, pero Jordà siempre defendió el entendimiento entre estos dos sectores. "Si agricultores y ecologistas no encontramos acuerdos, ya sabéis quién llega. Entonces, aparecen los del cemento, y estos siempre ganan", advirtió algunas veces para buscar el consenso entre unos y otros, en referencia al sector de la construcción, las infraestructuras y las edificaciones.

Una de las asignaturas que le ha quedado pendiente es decretar la nueva delimitación de la zona protegida en el delta del Llobregat, algo que exige Europa y que no ha estado exento de controversia precisamente por las diferencias entre estas dos almas que compartían 'conselleria'.

Sequía

En los últimos meses, el trabajo de Jordà se ha centrado en el gran problema de Catalunya: la sequía. La 'consellera' ha tenido que afrontar las restricciones agrícolas y las pérdidas de los agricultores, a los que habrá que dar ayudas, uno de los trabajos del nuevo 'conseller', David Mascort, y también la gestión de este bien escaso.

Jordà también se ha encargado de negociar con el ministerio la inversión para la ampliación de la desalinizadora en la desembocadura del río Tordera. En estos diálogos, ha hecho valer su relación más que cordial con la ministra Ribera. En cambio, sus exigencias no han dado los mismos frutos con el Ministerio de Agricultura, a quien Jordà ha reclamado implicación para modernizar en Canal d'Urgell en múltiples ocasiones.

El Departament de Jordà fracasó en la cumbre catalana de la sequía por el desacuerdo sobre las sanciones a los municipios que consuman más de lo permitido. Finalmente, semanas después se llegó a un acuerdo. La 'consellera' apostó por el liderazgo del director de la Agència Catalana de l'Aigua, Samuel Reyes, a la hora de explicar la sequía a la ciudadanía y a los medios de comunicación.

A Jordà le han quedado algunas asignaturas pendientes en materia de transición ecológica, un proceso que no se ha acelerado como debía en los últimos años, y también en el ámbito de la biodiversidad y la protección de ecosistemas: no se ha aprobado la ley de patrimonio natural ni se ha creado oficialmente la agencia de la naturaleza. Además, también queda pendiente la aprobación de la ley catalana de residuos.

Lo que sí ha conseguido Jordà es normalizar el hecho de que exista una 'conselleria' centrada en mitigar los efectos de la crisis climática. Con una particularidad que se mantendrá. Para hacerlo se debe conseguir el entendimiento con uno de los sectores causantes del problema, que al mismo tiempo es uno de los motores olvidados de Catalunya: la agricultura.