Desesperación agrícola

Nuevos pozos o cosechas anticipadas: respuestas a la sequía en el Canal d'Urgell

Gorriones y saltamontes: otras víctimas de la sequía en las comarcas de Lleida

OPINIÓN | Pensamientos de secano, por Marta Guadalupe Rivera Ferre

Las lluvias previstas no resolverán la situación, pero pueden aliviar el estado de algunos cultivos tras el cierre del canal

Guillem Costa

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La sequía ha sembrado la incertidumbre en los campos regados por el Canal d'Urgell y el Canal Segarra-Garrigues, cerrados en las últimas semanas. Por primera vez en 160 años, los agricultores de regadío ya no están pendientes del canal: miran al cielo y aguardan hasta que llueva de verdad. Durante la espera, cada cual toma sus decisiones. Unos abren nuevos pozos para regar los árboles. Otros siegan los cereales antes de tiempo. Y después están los que no actúan y confían en que la lluvia de finales de mayo salve sus cosechas.

A media mañana, en Castelldans (las Garrigues), un camión cargado de trigo aparca sobre una gran báscula automática en una calle del centro del pueblo. La escena es típica de verano, pero algunos agricultores, ante la escasez hídrica, han decidido anticipar la cosecha.

"Es terrible: yo tenía cultivos de regadío y se han convertido en secano por obligación"

— Manel Puig, agricultor

Es el caso de Xavier Lluçà: "Nos darán poco dinero porque el trigo no ha granado, pero lo vendemos ya para que se utilice como forraje. Yo he optado por cosechar y no esperar más la lluvia. Y que sea lo que Dios quiera". Lo hace con la tranquilidad del mensaje que les envió la Generalitat hace una semana: "Se permite la siega en verde de cereales que no hayan finalizado su ciclo".

La sequía se ceba en el Canal d'Urgell

Cultivos de secano, ya perdidos, en las Garrigues. / JORDI V. POU

El ejemplo de Lluçà no lo siguen todos los agricultores. Muchos, como Manel Puig, se arman de paciencia. "Aquí, en Preixana (Urgell), tengo cereales de regadío, pero con el cierre del canal, el cultivo se ha transformado: ahora resulta que lo que era de regadío ha pasado a ser de secano", se resigna.

"Confío en arreglar algo con las lluvias de estos días"

— Manel Puig, agricultor

A día de hoy, no sabe cuánto sacará por la alfalfa: "Con la inflación, hemos gastado más que nunca en gasoil y abonos. Y ahora, como no llueva con intensidad, nos quedaremos a media cosecha".

Casi ha pasado un mes desde que regó sus campos por última vez, antes de que cerrara el canal. Y se nota: las manchas amarillentas comienzan a proliferar y ya no se ve tanto verde. Además, el suelo se empieza a agrietar por la falta de agua.

La sequía se ceba en el Canal d'Urgell

Manel Puig observa un campo en el que ya se perciben los efectos de la sequía. / JORDI V. POU

Aun así, todavía no pierde la esperanza: "Se prevén lluvias para estos días, confío en arreglar algo. No será una gran cosecha, pero algo podríamos sacar".

Barbecho forzado

Las cosas están peor en los campos donde se tenían que sembrar cereales de verano como el maíz. Ante las nefastas previsiones, la mayoría de agricultores optaron por no hacerlo. "Es una pena, porque el maíz se está pagando bien. Pero no podíamos jugárnosla, son 10 hectáreas en las que dejamos de ingresar bastante dinero", se lamenta Puig. Es una especie de barbecho obligado: los campos han quedado vacíos y en invierno ya decidirán si siembran algo o no.

La sequía se ceba en el Canal d'Urgell

Tierra agrietada en un campo de cereales, esta semana. / JORDI V. POU

Otro capítulo es el de los cultivos leñosos. Perales y manzanos están sufriendo, y el objetivo principal ya no es salvar la cosecha, sino simplemente mantenerlos con vida. "Mis manzanos son jóvenes y, sin un mínimo riego, voy a perder esta cosecha pero también la del próximo año. Con el estrés hídrico al que los estamos sometiendo, puede que la temporada que viene no florezcan", explica Pep Vidal, uno de los afectados.

"Con el estrés hídrico, puede los manzanos tampoco den fruto la próxima temporada"

— Pep Vidal, agricultor

Vidal ha decidido recuperar un viejo pozo que había en su finca de Preixana (Urgell): "Está regularizado y lo utilizaremos. Bombeamos durante ocho horas y sacamos 64 litros. Lo repetiremos una vez por semana para regar los frutales y evitar que mueran". Él ha tenido la suerte de poder recuperar un pozo existente.

Nuevos pozos

Otros agricultores, que prefieren permanecer en el anonimato, están cavando nuevos pozos sin autorización para conseguir agua. "No sé si les saldrá a cuenta porque el proceso es caro. ¿Quién te asegura que en julio no se secará?", se pregunta Vidal. Es una incógnita, porque los pozos beben del mismo canal y del riego a manta [por inundación] que se filtra por el campo.

Y si finalmente la cosecha queda en nada, ¿habrá compensaciones? La Generalitat y el Ministerio de Agricultura así lo han prometido. En el caso del Govern, fuentes del ejecutivo aseguran que se encargarán de completar las aportaciones que lleguen desde Madrid.

Sin embargo, las aseguradoras no cubren los daños por sequía: "Tengo seguro por frío, por granizo, por viento. ¿Pero cómo voy a tener seguro por sequía, si lo de cerrar el canal ha sucedido por primera vez en la historia?".

Si se llenan los embalses de Rialb y Oliana, todavía se pueden salvar algunas cosechas"

— Amadeo Ros, presidente comunidad de regantes del Canal d'Urgell

Lo único que se asegura por falta de lluvia es el secano, que ya está perdido al 100%. El resto, tanto los cereales como los leñosos, están en peligro de muerte. De todas formas, el presidente de la comunidad de regantes, Amadeo Ros, no quiere ser catastrofista: "Si llueve con intensidad en los Pirineos y se llenan los embalses de Rialb y Oliana, puede que abramos el canal más de una vez para regar los frutales.

Jaume Pedrós, de Unió de Pagesos, tampoco desiste: "Intentaremos salvar la cosecha, pero dependerá del agua que caiga".

Cajas vacías

La Generalitat ha puesto en marcha un seguimiento semanal del impacto por sequía. Responsables de la 'conselleria' se desplazan hasta las comarcas más afectadas para saber qué consecuencias tiene la escasez hídrica en cada rincón.

De esta forma, sabrán exactamente cómo plantear las ayudas. El Govern, además, insiste en la propuesta de modernización de los regadíos del Canal d'Urgell, para la que reclama la implicación del Ministerio de Agricultura.

Josep Maria Segarra revisa el sistema de riego de sus almendros.

Josep Maria Segarra revisa el sistema de riego de sus almendros. / El Periódico

Josep Maria Segarra, otro agricultor, tiene cientos de almendros en Ivars d'Urgell (Pla d'Urgell) y los riega con un sistema goteo: "El fruto está bastante adelantado, creo que voy a poder cosechar". La situación de Segarra demuestra que cada finca es un mundo y que el cierre del canal golpea de forma distinta cada parcela.

Por ahora, las cajas de frutas vacías se amontonan frente a los polígonos de varias cooperativas fruteras del Urgell. En Golmés, Preixana o Vilanova de Bellpuig, todo está preparado para que, en unos meses, en pleno verano, arranque la cosecha de peras o manzanas. El problema es que este año, si el escenario no da un vuelco absoluto, puede que las cajas no se llenen.

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