BCNegra 2024

Novela negra: del desprestigio y el abucheo a la eclosión

Eugenio Fuentes, creador del detective Ricardo Cupido, reivindica, desmonta tópicos y reflexiona sobre el 'noir' en el ensayo 'Los bajos fondos del corazón'

BCNegra corona al noruego Jo Nesbo con el Premio Pepe Carvalho en una edición de espías y espiados

25 novelas negras para seguir las huellas de BCNegra 2024

Eugenio Fuentes, durante una visita a Barcelona por BCNegra.

Eugenio Fuentes, durante una visita a Barcelona por BCNegra. / RICARD CUGAT

Anna Abella

Anna Abella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Hace 20 años la novela negra aún era una hija bastarda y no reconocida de la Madre Literatura, en cuyo palacio entraba por la puerta de servicio. Había seguido un mal camino, porque había renunciado a la calidad literaria y la ambición estética buscando lectores solo en los quioscos en vez de ir también a las bibliotecas", constata Eugenio Fuentes, creador del detective privado Ricardo Cupido, protagonista de títulos como ‘Perros mirando al cielo’ y ‘Piedras negras’. "Hoy es algo más que una adicción del aficionado popular poco exigente y más que una debilidad a la que se entregan algunas mentes privilegiadas. Después de siglo y medio de existencia, ha adquirido todos los derechos y ha superado los tiempos en que se la desprestigiaba y abucheaba", celebra el escritor extremeño antes de viajar a Barcelona para participar en el festival BCNegra, que desde este lunes y hasta el domingo 11 reunirá a más de 150 autores en la capital catalana. 

Como muchos de ellos, Fuentes (Montehermoso, Cáceres, 1958) llega con novedad bajo el brazo, pero al contrario de los demás, que traen ficción, esta vez él lo hace con un ensayo que desmonta tópicos sobre el género e indaga en su historia, evolución, autores y personajes y en su "vitalidad y riqueza". Se trata de ‘Los bajos fondos del corazón’ (Tusquets), cuyo subtítulo, ‘Las emociones en la novela negra’, ya dispara hacia dónde dirige sus reflexiones, plagadas de referencias:

La clave está en el corazón 

"Las claves y el germen de las historias de la novela negra están en los bajos fondos del corazón, en las heridas individuales, en las emociones y sentimientos, en lo que nos duele. Porque puede generar más daño una herencia mal repartida, un corrimiento de las lindes de un campo o la dominación de un empleado por un jefe, que una mala decisión de un gobierno o motivos económicos, como la cantidad de visas que tengas en la cartera", señala. 

Lejos de ser un volumen académico o enciclopédico, es "un acercamiento teórico" desde su perspectiva de autor y lector a "un fenómeno que en lo que va de siglo vive una eclosión con miles de títulos en las mesas de novedades pero con muy poco libro teórico". Entre ellos, los recientes ‘Diccionario apasionado de la novela negra’, de Pierre Lemaitre; ‘Lo leo muy negro’, de Antonio Lozano, o el reciente 'Interrogatoris', de Àlex Martín Escribà, que compartirá mesa redonda el martes con Fuentes y que ha firmado varios títulos junto con Jordi Canal

Motivos de la eclosión

Desde éxitos como los de los nórdicos Henning Mankell y Stieg Larsson, o los mediterráneos Andrea Camilleri y Petros Márkaris, señala Fuentes que "ya no hay editorial que no incluya en su catálogo algún escritor ‘noir’ o alguna colección". A esa eclosión ha ayudado que Fred Vargas, Leonardo Padura o John Banville hayan ganado premios relevantes como el Princesa de Asturias. Asegura además que "tantas secuelas, precuelas y resurrecciones de modelos consolidados [de Sherlock Holmes, Larsson, James Bond, Carvalho...] podrían parecer un signo de cansancio o de falta de creatividad" de la novela negra. Pero todo lo contrario. "No es solo una moda". Y apunta a dos razones. 

Una: "Se ha acrecentado el rigor, la autoexigencia y el cuidado estilístico, y se ha ampliado la variedad de los temas. Tienes novelas negras impecables, como ‘La pena máxima’, de Santiago Roncagliolo, o ‘El tiempo de las moscas’, de Claudia Piñeiro", opina.  

Y dos: "Una larga lista de autores ‘de prestigio’ se han acercado al género y lo han llevado a su terreno, contribuyendo a elevar su nivel", afirma citando, entre otros, a Umberto Eco, Muñoz Molina, Vargas Llosa, Delphine de Vigan, Rosa Montero, Borges, Martin Amis o Javier Marías con, por ejemplo ‘Tomás Nevinson’, que "tiene todos los ingredientes -violencia, crimen, misterio por resolver, un investigador, espionaje...- pero nadie la califica de negra. Dice Slavoj Žižek que el género negro ha impregnado toda la narrativa". Y recuerda las palabras de Manuel Vázquez Montalbán: "el destino final de la novela policiaca renovada es dejar de ser policiaca y obligar a ser asumida como novela a secas".  

Y señala otro factor importante:"Los detectives, hoy, son más humanos y tienen debilidades, han bajado a la tierra". A diferencia de Sam Spade, Sherlock, Marlowe o Poirot, al de J.K. Rowling, Cormoran Strike, le falta una pierna; el Wallander de Mankell tiene diabetes; Lisbeth Salander, de Larsson, es una ‘hacker’ de 1,50 de altura que sobrevive a brutales maltratos, ya no es una ‘femme fatale’; o el Quirke de Banville / Benjamin Black es alcohólico.  

Dos ingredientes poderosos

Para Fuentes, hay dos "ingredientes poderosos" e imprescindibles del ‘noir’ canónico: el misterio -"la gasolina que aporta la energía"- y el daño -"el aceite que lubrica las piezas"-. "Cuando se asocian son una dupla irresistible -recalca-. Son rasgos que siempre habían estado en la literatura, aunque no se configuró como género negro hasta finales del siglo XIX porque no estaba catalogado como tal, ya que aún no existía la policía o un sistema judicial organizado. Antes solo había la Inquisición o los alguaciles, que sacaban información a base de golpes y tortura". 

Pioneros 

Y ahí analiza Fuentes ocho obras pioneras clásicas donde aparecen por primera vez algunos de los tópicos que después se repetirán en el género, más o menos coetáneos del fundacional ‘Los crímenes de la calle Morgue’, de Edgar Allan Poe. Después, añade, además de incorporar la figura de un detective (Sherlock), "Arthur Conan Doyle reunió todos esos rasgos y recursos argumentales relacionados con el delito, dispersos aquí y allá, los organizó en una estructura y los puso al servicio de una trama que generaba un misterio, que a partir de entonces se convierte en el objetivo prioritario".   

Desmontando tópicos

"En contra de lo que sostiene el tópico, creo que el género negro nunca ha sido social. Aunque sí hay denuncia y crítica de los males de la sociedad en Maj Sjöwall y Per Wahlöö, Larsson o Márkaris, no hay reivindicación social en ‘Los crímenes de la calle Morgue’, de Poe, ni en Agatha Christie, ni en Simenon, Mankell, Fred Vargas o Alicia Giménez Bartlett", asegura quien, sin embargo, admite incorporar temas sociales y comprometidos en sus novelas negras, como la especulación inmobiliaria, el tráfico de bebés en el franquismo, la ecología...  

Tampoco opina que el género sea referente del realismo. "Es una burbuja. La gente de la calle no lleva encima veneno o una daga. La novela negra muestra un aspecto de la realidad, el de las sombras, la delincuencia y el delito". 

Mujeres, escritoras y detectives

Proliferan hoy personajes femeninos, tanto creados por autoras como por autores. "Habría que ponerle una vela votiva a Miss Marple. Durante mucho tiempo las detectives femeninas estaban marcadas por el molde del personaje de Agatha Christie. Luego cambió. En España apareció Bárbara Arenas en ‘Picadura mortal’ (1970), de Lourdes Ortiz, pionera en crear una detective mujer, que aunque tenía características de los modelos masculinos (fumaba, bebía y decidía cuándo y con quién se acostaba) era testimonio del machismo reinante en el género. En la última década esto ha cambiado: hay más detectives mujeres y más mujeres escribiendo novelas policiacas. Y su papel ha cambiado, tienen conflictos relacionados con la maternidad, no dejan que les propinen mamporros ni que las traten como a las ‘femme fatale’".  

Por obvio que pueda parecer, Fuentes recuerda que "una novela es buena o mala independientemente del género al que pertenezca. No existe supremacía de géneros. Lo único importante es el texto: su originalidad, su belleza, su capacidad para suscitar emociones". 

Suscríbete para seguir leyendo