Elecciones presidenciales francesas

Los últimos mohicanos de la unidad de la 'gauche'

Cerca de 300.000 franceses apoyan la organización de una “Primaria Popular” para unir las candidaturas de izquierdas

La exministra Christiane Taubira se suma a la iniciativa apoyada también por la socialista Anne Hidalgo, pero rechazada por verdes e insumisos

Mélenchon en una visita a un molino hidroeléctrico.

Mélenchon en una visita a un molino hidroeléctrico. / Afp

París

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En la última semana un 'ovni' político hizo correr ríos de tinta en Francia: la “Primaria Popular”. Es decir, organizar unas primarias a finales de enero con el conjunto de candidatos progresistas de cara a las presidenciales de 2022. Impulsada en febrero por un grupo de jóvenes activistas, esta iniciativa había pasado desapercibida del radar mediático. Pero con la propuesta improvisada e inesperada la semana pasada de la socialista Anne Hidalgo de organizar una votación de este tipo, se ha convertido en el último bote salvavidas de una parte de la dividida y debilitada gauche.

Christiane Taubira anunció este viernes que “contempla presentarse” a los comicios de abril del año que viene, aunque no tomará una decisión definitiva hasta “mediados de enero”. La exministra de Justicia durante el mandato del socialista François Hollande, cuya candidatura genera una gran simpatía entre los impulsores de la “Primaria Popular", supeditó su decisión a la “unidad” de la izquierda. “No seré una candidata más, dedicaré todos mis esfuerzos a las últimas posibilidades de la unión”, aseguró esta carismática dirigente, asociada a la legalización del matrimonio homosexual en 2013, pero también a muchas otras medidas del decepcionante quinquenio de Hollande.

“Debemos unirnos para ganar”


“Si en 2017 ninguno de los candidatos de izquierdas llegó a la segunda vuelta —los más destacados fueron el insumiso Jean-Luc Mélenchon (19%) y el socialista Benoît Hamon (6%)—, se debió a que los votos se dividieron en dos. Y ahora los candidatos de izquierdas se reparten un pastel aún más pequeño. Debemos unirnos para ganar”, explica a El Periódico Cléo Belaïche, una de las impulsoras de la “Primaria Popular”. Además de Hidalgo y Taubira, el exministro socialista Arnaud Montebourg, hundido en los sondeos de las presidenciales, también se mostró favorable a esta candidatura unitaria. En cambio, Mélenchon y el verde Yannick Jadot —los dos presidenciables de izquierdas con unas perspectivas menos sombrías, aunque apenas superan el 10%— se oponen a ella.

Sin embargo, la presión aumenta para que cambien de opinión, sobre todo Jadot, cuyas diferencias ideológicas con los socialistas resultan nimias. Tras haber necesitado más de seis meses para reunir 100.000 firmas, la “Primaria Popular” triplicó los apoyos en el último mes y medio y ahora se acerca a las 300.000. Alrededor de un 70% de los electores de izquierdas, según los últimos sondeos, desean esta unión. Una dinámica favorecida, sin duda, por la irrupción del polemista ultra Éric Zemmour y la inquietud generada en votantes progresistas.

“Zemmour da mucho miedo”, reconocía Juliette Rolland, 24 años, una estudiante de un máster sobre ecología, que asistió el 11 de diciembre en una concentración en la Plaza de la República en París en apoyo a estas primarias. “No quiero una Francia racista, sexista ni capitalista”, aseguraba Laura Davy, de 38 años, en la misma manifestación que reunió tan solo 200 personas. “Ha habido casos en que la unión de las izquierdas funcionó, como en Marsella”, recordaba esta trabajadora del sector cultural sobre la victoria de una coalición de socialistas, insumisos y verdes, que acabó con 25 años de alcaldías de derechas en la segunda ciudad del país.

Diferencias programáticas significativas


Aunque a nivel local son habituales, resulta más difícil de pactar estas coaliciones en el ámbito nacional. Entre Hidalgo y Mélenchon existen diferencias programáticas significativas, como su visión de la Unión Europea o la necesidad o no de rebajar la edad de jubilación a 60 años. Organizar estas primarias a finales de enero, como pretenden sus impulsores, y luego resolver estas diferencias apenas dos meses antes de los comicios parece casi imposible. “Hemos trabajado con todos los partidos políticos para desarrollar una base conjunta de ideas que nos permita ponernos de acuerdo”, sostiene Belaïche, refiriéndose al escueto programa de la “Primaria Popular”.

Tampoco ha ayudado a darle credibilidad a esta iniciativa el hecho de que Hidalgo se haya agarrado a ella una vez había caído por debajo del 5% en los sondeos. El suspense en torno a la candidatura de Taubira también acentúa el sentimiento de improvisación en el seno de los socialdemócratas.

La apuesta de la alcaldesa de París pareció un calco de uno de los giros de guion de Baron Noir. Pero el histórico socialista Julien Dray, que inspiró el personaje protagonista de la famosa serie, ya mostró su escepticismo respecto a esta iniciativa: “Hidalgo piensa que proponiendo unas primarias puede seducir a los votantes de izquierdas que ven cómo se acerca la catástrofe y así hace pasar al resto como los responsables de la división. Pero se trata de una simple postura. ¡La crisis de la izquierda es sobre todo una crisis de ideas!, afirmó en declaraciones a Le Monde.