La gestión del turismo

Barcelona no logra encajar el alud de excursionistas de un día: los operadores de autocares se rebelan

Las limitaciones impuestas en Ciutat Vella en los últimos años, los controles y los movimientos de zona de carga y descarga desincentivan las visitas a la ciudad

'Boom' de excursiones 'low cost' de un día desde Barcelona

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Los taxistas que estafan a turistas estafan al sector y al ocio nocturno: más de 50 euros la carrera

Marea de excursionistas que se han apeado de autocares turísticos ante la Estació de França.

Marea de excursionistas que se han apeado de autocares turísticos ante la Estació de França. / Jordi Cotrina

Patricia Castán

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Hasta poco los cruceristas de un día se habían convertido en la diana del Ayuntamiento de Barcelona que lideró Ada Colau. Había incluso cierto desprecio al referirse a los que solo desembarcan por unas horas en la ciudad y saturan el centro, con escaso impacto económico, criticaba en el consistorio. Pero hay otros excursionistas efímeros mucho más numerosos aún que llegan por carretera o tren, aunque pernocten en municipios de la costa. Operadores de excursiones en autocar se quejan precisamente de que las medidas municipales adoptadas para ordenar este sector les generan muchas dificultades para visitar la ciudad. "Parece que hacen lo posible para que nos aburramos de ir a Barcelona", dicen desde una empresas de la Costa Brava, cansados de las "trabas" para hacer su trabajo y que reinvindican el peso económico de toda la cadena de actividad. Su voz contrasta con la de los vecinos de ejes turísticos, que reclaman con urgencia nuevas medidas para 'digerir' la gran afluencia de estos vehículos y el correspondiente volumen de visitantes.

El encaje del 'boom' turístico en la capital catalana suma años de debate y se enfrenta a la dificultad de descentralizar las visitas (cuando los reclamos suelen estar en el centro o ser los monumentos indiscutibles) y de contentar a los distintos niveles de público visitante. La última radiografía del sector en la ciudad (2019) reveló que además de 17,3 millones de viajeros que se alojaron ese año en la Barcelona, otros 10,5 millones fueron los llamados excursionistas de un día. De estos, 2,4 son visitantes no extranjeros sino simplemente del resto del área metropolitana y que vienen a realizar gestiones, reuniones o compras, entre otros. Otro 1,7 millones son cruceristas en escala de unas horas (no inician ruta en la ciudad), aunque pagan 5,75 euros de tasa turística por la visita. Y la friolera de 6,3 provienen de otras 'marcas turísticas' del territorio, esto es, de la Costa Dorada a la Brava, pasando por el Maresme y demás, donde están se alojan durante las vacaciones.

Cuando llegan en tren, el alud se produce desde la plaza de Catalunya hacia las calles del centro. No se les puede obligar a apearse en Sants o el Clot. Pero en el caso de los autocares el ayuntamiento desplegó ya desde hace casi una década medidas encaminadas a aliviar la movilidad del centro y su saturación. No desencochar en la plaza de Catalunya, a los pies de la Sagrada Família, ni en mitad de la Via Laietana y otros puntos calientes fueron algunas de las progresivas medidas. La gestión es compleja porque las obras que vive la ciudad generan continuas modificaciones y a veces pérdida de espacios, como sucede este año en el ámbito de las visitas al templo de Gaudí.

Evolución de la gestión

Algunos operadores las encajaron con resignación para evitar los colapsos producidos cuando quienes debían descargar viajeros se instalaban durante una hora en las paradas generaban hasta triples filas de autocares. Otros reprochan esas políticas municipales porque creen que el excursionista también tiene derecho a visitar la ciudad de forma cómoda. "Muchos son mayores y si vienen para las visitas de cuatro horas y medias no quieren tener que andar desde la parada de la Estació de França porque ya se les va una hora para llegar al centro", opina Josep Viñolas, de la empresa de autocares del mismo nombre en Roses (Alt Empordà), y que se ha dirigido por carta al ayuntamiento para reivindicar más facilidades.

Turistas de regreso de la visita al centro de Barcelona, junto a los autocares aparcados en la Estació de França.

Turistas de regreso de la visita al centro de Barcelona, junto a los autocares aparcados en la Estació de França. / Jordi Cotrina

"El turismo da el pan a muchas empresas del país", subraya tras 52 años de trayectoria en sector. Cada semana hacen de 15 a 20 visitas a la capital catalana en autocar y observa que su labor es "más difícil cada día". "Nos llevan más lejos y hay continuos cambios", apunta, en relación a la eliminación este año del punto de carga y descarga de pasajeros junto a Colón, por ejemplo. O los movimientos por las obras en el Paral·lel que también han generado modificaciones. "Hay menos autocares que van al centrod de Barcelona por las trabas", señala. El mismo operador insiste en que todos se avienen a pagar las tasas requeridas por cada descarga (se controlan mediante la App SPRO obligatoria), y a aparcar en puntos alejados del centro, pero reclama ejercer el desencochado rápido en el centro.

Desde Romà Bus, en Lloret de Mar (Selva), la queja esencial es la "improvisación" y la "persecución" a los operadores. Como ejemplo, que se llegue a multar a quien se acaba de detener para desencochar pasajeros sin haber activado la aplicación de rigor, o que también se sancione al conductor por estar manipulando un móvil (para hacerlo) pese a estar parado. Su titular, Jordi Minguella, relata los interminables cambios y ajustes que han ido adaptando. "Los viajeros que ya han hecho otra excursión no entienden que les cambies la ruta, y las agencias creen que es cosa del conductor, tenemos que enviar emails a todos los clientes avisando", señala desde la pequeña empresa, con cinco autocares propios más tres que suelen alquilar en temporada alta.

Estresante para el conductor y la empresa

Afirma que rotan religiosamente a los conductores para ir a la capital catalana, ya que se ha convertido en el destino más "estresante", por las prisas en las operativas y el riesgo de multa. Otro operador, Canals Transport de Viatgers, con sede en el mismo municipio turístico considera que operar en Barcelona "se ha vuelto difícil", aunque no pueden prescindir de este servicio porque "el atractivo es impagable" para todos los turistas, de medio mundo, que desde la costa quieren visitar la gran ciudad, y suelen realizar diversas rutas en diferentes jornadas.

La Associació Catalana d'Agències de Viatges, ACAVE, ha reiterado al consistorio los problemas que les genera la actual operativa basada en una aplicación que cronometra los servicios y pago (de 2,5 euros cada vez) y a veces se cuelga. Y que no siempre es fácil de manejar para un conductor pendiente de la conducción y la descarga de viajeros, ya que además ha de estar vinculada a una tarjeta de crédito de la empresa. Jordi Martí, presidente de la patronal, defiende "otro tipo de sistema", tipo 'forfait' con reserva previa y prepagado antes del desplazamiento, con una acreditación que se pueda dejar visible en el vehículo para facilitar el proceso.

"Hay que recordar que se trata de un transporte colectivo y sostenible, en vez de demonizarlo", subraya. Y pone de manifiesto que el mismo problema se produce en el traslado de turistas a hoteles, incluso en el marco del Mobile World Congress, cuando considera que para ir a eventos o desplazamientos internos se "complica mucho" la vida al visitante por la rigidez de los puntos de desencochado, que les obligan a tramos a pie, dice. Confía en la reunión que mantendrá con representantes del nuevo equipo de gobierno para reivindicar las demandas de los afectados de cara a nuevas ordenaciones. "Está claro que se tenía que regular, pero se hizo sin el sector", remata, recordando que reubicar paradas solo sirve "para cambiar el problema de sitio" pero no mejora la gestión de fondo y también puede generar roces vecinales.

Una estructura flexible de aparcamientos y puntos de desencochado

En la actualidad la operativa de los autocares turísticos en Barcelona se estructura en varios aparcamientos (algunos de B:SM), estacionamientos, zonas de encochado y desencochado, zonas turísticas y zonas con reserva (en puntos icónicos pero restringidos para grupos escolares o de personas con movilidad reducida. La web zonabus.cat informa de la red y de los frecuentes cambios. Puntos que se eliminan por obras en la zona, o eventuales zonas temporales para compensar esas pérdidas. Los operadores deben consultarlo continuamente para seguir las reglas del juego. Una app a la que hay que conectarse en cada parada, SPRO, controla su operativa, con pagos de 2,5 euros por cada punto en que se dejan o recogen pasajeros en 10 minutos cronometrados. Las zonas de aparcamiento van de los 8,5 a los 18 euros por hora, según la ubicación. Montjuïc es uno de los ejes con más opciones para estacionar o dejar pasaje.

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