Afectación histórica

La cosecha inédita en plena sequía da pistas a los agricultores sobre cómo cultivar en el futuro

¿Regadío o secano? La sequía cuestiona el actual modelo agrícola en Catalunya

La sequía evidencia las diferencias de gestión entre las cuencas internas y las del Ebro

Manzana Empordà

Manzana Empordà / DAVID APARICIO

Guillem Costa

Guillem Costa

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Desde la edad media, a lo largo del curso bajo del río Ter se expanden miles de hectáreas de regadíos: manzanos, maíz o alfalfa. Son campos que se riegan gracias a los canales y a algunos pozos que beben de los acuíferos. Este año, por primera vez en la historia, los agricultores que trabajan estas tierras no han podido disponer del agua que usaban habitualmente.

"Tuvimos margen para cambiar de cultivo. Nos repartimos los derechos de uso del agua y cada agricultor declaró lo que pretendía cultivar"

Jordi Aulet

En febrero les avisaron de que tendrían que sacar adelante las cosechas con la mitad de la dotación. "Tuvieron la suerte de que se les comunicó con antelación, lo que les permitió reoganizarse", destaca Francesc Camps, investigador especialista del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria) que lleva años asesorando a los payeses de la zona. "En 2008 nos engañaron, esta vez les pedimos la verdad, que nos dijeran lo que habría pero que lo cumplieran", recuerda Jordi Aulet, productor de manzanas y presidente de los regantes de la presa de Colomers.

El problema: "Los agricultores que hemos cambiado de cultivo por la sequía quedamos fuera de las ayudas"

— Jordi Aulet

Hoy, el verano se acerca a su fin. Las manzanas enrojecen en los árboles, los girasoles se secan y las espigas de arroz ya han crecido más de medio metro. Llega la hora de culminar esta cosecha inédita. Igual que ocurre en el Urgell, el Segrià, el delta del Ebro, el Vallès o el Baix Llobregat, los agricultores vislumbran en la campaña acechada por la sequía un futuro al que deberán adaptarse. En el Baix Empordà, se han enfrentado a la falta de agua de tres formas distintas.

Cambios de cultivo

Muchos productores se vieron obligados a cambiar la tradición y prescindieron del maíz, un cultivo que les daba bastante dinero. "Esto empobrece a los agricultores, y a nadie le gusta que le bajen el sueldo", advierte Camps. En los campos regados por el embalse de<strong> Darnius-Boadella</strong>, más al norte, directamente no sembraron maíz. "Aquí, en el Baix Ter, se ha sembrado un 70% menos y se ha optado sobre todo por el girasol o el sorgo", explica Camps. "No habíamos comprado las semillas y tuvimos margen para cambiar de cultivo. Nos repartimos los derechos de uso del agua y cada agricultor declaró lo que pretendía cultivar. Todo el mundo cumplió", destaca Aulet.

El problema, denuncian, es que no les dan ayudas por haber cambiado de cultivo: "Solo hay ayudas para las pérdidas. Estamos tratando de llegar a un acuerdo con el 'conseller' David Mascort. Si no se nos compensa, la gente, la próxima vez que haya restricciones, no obedecerá y esto se convertirá en una jungla". Lo que sí dan por hecho es que en un futuro habrá más girasoles y menos maíz.

También se plantean repetir la declaración de cultivos: "Necesitaremos este método para calcular correctamente cuánta agua necesita cada payés". Otro proyecto esperanzador en el horizonte es el reto de presurizar todos los canales del Baix Ter para poder regar estos cultivos herbáceos por aspersión y no a manta.

Los agricultores alertan de que si las ayudas no llegan, en la próxima sequía habrá quien no respete las restricciones

Un campo de maíz junto a uno de girasoles, en el Baix Empordà.

Un campo de maíz junto a uno de girasoles, en el Baix Empordà. / DAVID APARICIO

"En un futuro, será muy difícil cultivar Gala". "En cambio, la Granny Smith se adapta mejor a las actuales circunstancias"

Jordi Aulet

Manzanas por goteo

"En el cultivo de la manzana, ya hace años que nos anticipamos a lo que vendría y transformamos el riego para que fuese por goteo", se satisface Aulet. Aunque ya llevan años con este sistema, se han apretado el cinturón y han consumido 500 l/m2 menos por hectárea. Algunos agricultores, además, han decidido realizar un aclareo más intenso, es decir, hacer caer más manzanas de lo que ya era habitual, para así asegurar que la producción saliera adelante con menos agua. La generación Aulet al completo contempla sus manzanos. Miquel, padre de Jordi, es contundente: "Aquí producimos manzanas de calidad, y esto, sin agua, no se puede hacer". Albert, su hijo, reflexiona sobre las variedades que se adaptan mejor a la zona: "En un futuro, será muy difícil cultivar Gala". "En cambio, la Granny Smith se adapta mejor a las actuales circunstancias", dice Jordi. No prevén pérdidas destacadas, pero sin el riego por goteo, estas manzanas, aseguran, no llegarían al mercado.

"Nadie quiere que le recorten el sueldo, la sequía ha empobrecido a los agricultores"

— Francesc Camps, investigador IRTA

Miquel, Albert y Jordi, tres generaciones de la familia Aulet, en uno de sus cultivos.

Miquel, Albert y Jordi, tres generaciones de la familia Aulet, en uno de sus cultivos. / El Periódico

Sin alternativa al arroz

Lo que les ha ocurrido a los arroceros de Pals y alrededores, que también riegan con los canales del Ter, es otra historia. Ellos no podían cambiar de cultivo y pasarse a los girasoles. "Los arrozales tienen un grado de salinidad que hace imposible encontrar una alternativa y hemos tenido que dejar campos vacíos. ¿Cuáles? Pues los que eran menos eficaces a la hora de drenar el agua", afrima Albert Grassot, productor de 'L'Estany de Pals'. Para ahorrar, ya hace tiempo que siembran en seco: "Mi padre decía aquello de que el arroz nace y muere en el agua, pero esto no es verdad". "Antes, los turnos de riego eran cada nueve días. Este año, cada doce", precisa. No han necesitado tanta agua como en el Delta, porque la intrusión salina es algo menor. Los agricultores se han ayudado los unos a los otros: "Unos han reducido un 60% y algunos nos hemos cedido campos mútuamente". Todos están pendientes de las ayudas que a ellos sí les han prometido. "Queremos que las cobre todo el mundo que haya dejado un trocito sin sembrar, aunque sean pocas hectáreas", exige. Como sus compañeros que han cambiado el maíz por el girasol, está convencido de que si las ayudas no son una realidad, el próximo año de sequía la gente hará lo que le de la gana.

Albert Grasset riega uno de los arrozales de Pals (Baix Empordà).

Albert Grassot riega uno de los arrozales de Pals (Baix Empordà). / DAVID APARICIO

La Agència Catalana de l'Aigua (ACA) pone el ejemplo los agricultores del Baix Ter. "En esta zona, los regantes, tanto de pozos como de los canales, han cumplido. Y el acuífero y el río han resistido", remarca Enrique Velasco, jefe de recursos hídricos de la ACA. Sin embargo, algunos agricultores, pese a estar conformes con la previsión hecha por la agencia, ven injusto que el peso de las restricciones haya caído sobre ellos.

Ensayo general

Camps reconoce que este año ha servido como preámbulo de lo que puede venir en un futuro. "Estamos dispuestos a encontrar cultivos con menos uso de agua y ampliar el uso del riego por goteo, por ejemplo en los arrozales, donde ya tenemos alguna prueba piloto que reduce el agua requerida en un 40%", reconoce Camps. "Lo que no podemos tolerar es que los agricultores pierdan dinero. Si cultivan girasol en lugar de maíz, se les debe compensar por ello", aclara.

En el IRTA, se proponen dar con la fórmula para mantener los actuales regadíos de forma sostenible: "No debemos hacer más regadíos con el riesgo de que pase lo mismo que en Doñana. Pero debemos preservar los actuales y la Administración se debe implicar. "El problema es que a menudo va lenta y tiene pocas ideas", zanja Camps.

El Baix Ter es la principal área cultivable de las cuencas internas, pero otras zonas de la Selva, el Vallès o el Baix Llobregat dan por hecho que los cambios puestos en práctica durante la actual cosecha se deberán aplicar de nuevo si el escenario futuro de sequías crónicas se convierte en una realidad inmediata.

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