Un mundo de sequías crónicas

Planes para un futuro de escasez de agua

Un reportaje de Valentina Raffio
Infografía y diseño de Alex R. Fischer

El mundo se adentra en un futuro de sequías cada vez más frecuentes e intensas. Según alerta la comunidad científica, con el avance de la crisis climática en las próximas décadas toda la región Mediterránea se enfrentará a un aumento todavía más acusado de las temperaturas y a un descenso generalizado de las precipitaciones. Esta combinación de factores, avisan los expertos, amenaza con cronificar todavía más la escasez de agua en toda la región. ¿Cómo afrontarlo? Catalunya, que vive ahora un episodio de sequía extrema que adelanta lo que podría ocurrir en un futuro, se ha visto obligada a acelerar los preparativos. Su caso da claves de cómo solventar el problema.

Hace tan solo diez años, por estas mismas fechas el conjunto de los embalses catalanes tenían más de 1.600 hectómetros cúbicos de agua almacenada. Ahora apenas llegan a los 900 hectómetros cúbicos. En estos momentos, según los últimos datos disponibles, las cuencas internas están por debajo del 30% de su capacidad. En los pantanos tarraconenses de Siurana o de Riudecanyes el nivel de las aguas ni siquiera llega al 7% del total.

"Estamos ante una situación crítica", advierte Jordi Molist, director del área de abastecimiento de la Agencia Catalana del Agua (ACA). "La actual sequía es una advertencia de lo vulnerables que somos ante la falta de agua y de la necesidad de prepararnos para un futuro en el que esto vaya a más", añade.

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El semáforo de la sequía

El estado de las reservas de agua en Catalunya se mide a través del llamado 'semáforo de la sequía'. Este sistema permite, por un lado, saber de cuánta agua se dispone en los diferentes puntos del territorio y, por otro lado, qué medidas se toman para hacer frente a los posibles escenarios de escasez.

Semáforo Azul

Escenario de normalidad
(Más del 60% de las reservas)

El semáforo azul se enciende cuando estamos ante una situación óptima. Es decir, cuando las reservas de agua están por encima del 60%, las demandas están garantizadas y no hay evidencias de desajustes a corto y medio plazo. En este contexto, todo puede funcionar con normalidad.

Semáforo verde

Escenario de prealerta
(Menos del 60% de las reservas)

El semáforo verde señala un escenario de prealerta. Se activa cuando las reservas están por debajo del 60% y se empiezan a detectar los primeros indicios de sequía. Con la activación de este semáforo se ponen en marcha medidas preventivas y se activan los sistemas de producción de aguas complementarias.

Semáforo amarillo

Escenario de alerta
(40% de las reservas)

El semáforo amarillo indica que un territorio ha entrado en situación de alerta. En ese momento se despliegan medidas de ahorro como, por ejemplo, restringir el riego de parques y jardines, prohibir el uso de mangueras para el lavado de vehículos o limitar el llenado de piscinas. También se intensifican los mecanismos de producción de agua.

Semáforo naranja

Escenario de excepcionalidad
(25% de las reservas)

El semáforo naranja advierte de un escenario de excepcionalidad. Ahí es cuando las restricciones se intensifican aún más. El agua para regar los campos se recorta un 40% (o se sustituye por agua regenerada). El riego en parques y jardines se reduce al mínimo indispensable para la supervivencia de las plantas. Se prohíbe usar agua potable para tareas de limpieza. Y se establece un límite de agua por habitante y día.

Semáforo rojo

Escenario de emergencia
(16% de las reservas)

El semáforo rojo se enciende cuando las reservas están por debajo del 16% y se activa el escenario de emergencia. En este contexto, las restricciones se extienden a todos los ámbitos. Se restringe drásticamente tanto el riego agrícola como el de parques y jardines. Se prohíbe llenar fuentes ornamentales, piscinas o espacios recreativos que requieran agua. También se aplican restricciones en los hogares.

Semáforos del futuro

Escenario de crisis climática

Hasta ahora, lo habitual era mantener encendidos semáforos más prósperos y, de forma puntual, activar los de alerta. Pero el avance de la crisis climática está obligando a reconsiderar este sistema de alertas. Según explica la investigadora Carme Llasat, de la Universidad de Barcelona, en las próximas décadas se espera un descenso de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas que, en su conjunto, pondrán aún más en riesgo los recursos hídricos en la región y crearán el escenario perfecto para un futuro de sequía crónica.

Esta previsión ha obligado a trazar un plan para poder subsistir con los tres semáforos más pesimistas. Según cálculos del propio Govern, para 2050 la disponibilidad de agua ya habrá bajado casi un 20%. Para finales de siglo esta cifra podría haber menguado todavía más.  

¿Y ahora qué?

La gravedad de la sequía actual en Catalunya, y la perspectiva de que esta crisis se pueda convertir en un fenómeno recurrente, ha obligado a reforzar aún más los planes de gestión hídrica. En mayo, el Govern aprobó una inversión de 2.400 millones de euros para mejorar la gestión del agua en el territorio. En la hoja de ruta se incluyen medidas como, por ejemplo, reforzar las infraestructuras dedicadas a la desalinización, potabilización, regeneración del agua, así como planes de ahorro de recursos.

Estas son las principales medidas que se han puesto en marcha:

1. Más desalinizadoras

En los últimos veinte años, Catalunya ha puesto en marcha dos plantas desalinizadoras para convertir el agua del mar en potable. Estas instalaciones producen cerca de 80 hm³ al año: el equivalente a lo que consume la región metropolitana de Barcelona en cuatro meses.  

La primera desalinizadora catalana se puso en marcha en el año 2022 en Tordera (Blanes). En un principio se estimó una producción de 10 hm³ de agua al año. La sequía del 2008 obligó a duplicar su capacidad. Ahora se prevé ampliar estas instalaciones todavía más para pasar de los 20 a los 80 hm³ anuales. Este proyecto, que ha contado con una inversión de 220 millones de euros del Gobierno, debería estar listo para 2026 o 2027.

En 2009, después de una de las sequías más severas sufridas en Catalunya, se puso en marcha una segunda desalinizadora en El Prat. Esta instalación, considerada como la más grande de Europa para el abastecimiento urbano, puede producir hasta 60 hm³ de agua al año. Ampliarla será difícil, pero todo apunta a que será cada vez más habitual verla funcionar a todo gas.

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Catalunya planea duplicar la producción de agua de sus desalinizadoras para pasar de 80 a 160 hectómetros cúbicos al año. Para ello se ampliarán las capacidades de las instalaciones actuales y se construirá una nueva planta en la cuenca del Foix (Cubelles). Esta instalación tardará hasta tres años y medio en estar lista.

La red de desalinizadoras podría mitigar parte del déficit hídrico de Catalunya pero, según advierten los expertos, el tratamiento de las aguas implica un coste elevado. Estas instalaciones, además, también tienen una elevada huella energética y de emisiones de CO2.

2. Ampliar la red de agua reutilizada

Catalunya también ha puesto en marcha un plan para reforzar su circuito de agua reutilizada. En estos momentos existen 24 plantas regeneradoras dedicadas a captar aguas residuales, limpiarlas y utilizarlas para diferentes tipos de actividades. Esta red se expandirá en los próximos años hasta llegar a 40 estaciones que, en su conjunto, producirán 120 hm3 de agua al año.

La ampliación de la red de agua regenerada llegará a municipios como Granollers, la Garriga, Reus, Caldes de Montbui, Valls o Santa Maria de Palautordera. En total, en los próximos cinco años se prevé invertir unos 120 millones de euros en proyectos para potenciar la regeneración de agua. Paralelamente, también se construirán 174 nuevas depuradoras y se mejorarán 438 en toda Catalunya.

Las aguas regeneradas ya se están utilizando para, por ejemplo, regar algunas plantaciones agrícolas, así como en tareas de limpieza municipales, mantenimiento de jardines y parques municipales y hasta para alimentar las fuentes de agua ornamentales de las ciudades catalanas afectadas por la sequía. En estos momentos se estima que el 25% del agua que se consume en el área de Barcelona es regenerada.

A principios de año, la falta de lluvias obligó a iniciar un nuevo plan para 'inyectar' agua regenerada en el tramo final del río Llobregat. En tan solo unos meses se ha pasado de suministrar 0,2 a 0,8 metros cúbicos al segundo para, por un lado, garantizar el caudal del río y, por el otro, evitar la intrusión de agua salina al acuífero. Esta herramienta está siendo clave para estabilizar el ecosistema ante la falta de lluvias.

Barcelona ya está trabajando en un nuevo plan para crear un "circuito cerrado de agua" que permita optimizar todavía más el uso de los recursos hídricos en situaciones de escasez de lluvia. El proyecto (impulsado por Aigües de Barcelona y valorado en 1.500 millones de euros) plantea recoger las aguas residuales de los hogares metropolitanos, depurarlas, inyectarlas a los ríos Llobregat y Besòs y poco después captarlas otra vez para volverlas a 'limpiar' y utilizarlas de nuevo en los hogares. Esta dinámica permitiría disponer de recursos hídricos incluso en episodios de sequía extrema.

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3. Un plan para potabilizar el Besòs

Otro de los grandes proyectos que ha puesto en marcha Catalunya para prepararse frente a un futuro de sequías extremas es algo que, hasta ahora, parecía imposible: potabilizar el Besòs. Este 'río artificial', cuyo caudal depende de las aguas residuales que vierten las depuradoras metropolitanas, se convertirá en el protagonista de un plan piloto que se pondrá en marcha en 2024.

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El objetivo, según explican los impulsores de este proyecto, es depurar agua suficiente para abastecer a un municipio de 30.000 personas. Una vez logrado este objetivo, el mecanismo se intentará replicar a una escala todavía mayor para satisfacer las necesidades de más hogares del área metropolitana de Barcelona.

El plan piloto se pondrá en marcha en 2024 y potabilizará agua para 30.000 personas

Uno de los grandes retos de este proyecto será convertir un agua hasta ahora plagada de compuestos tóxicos en un recurso potable. En estos momentos, los análisis de las aguas superficiales apuntan a la presencia de nitratos, cloruros, plástico o metales, así como restos de drogas y medicamentos que se filtran desde las aguas residuales de los hogares. Para eliminarlos, los expertos estudian utilizar técnicas como la oxidación, la microfiltración, la ósmosis inversa y la remineralización.

4. Reducir el desperdicio de agua

Reforzar la red de producción artificial de agua no bastará, por sí solo, para hacer frente a un futuro donde se prevé que la lluvia vaya a menos. Para esquivar los escenarios más graves de sequía hidrológica, se necesitarán cambios más estructurales. Jordi Molist, de la Agencia Catalana del Agua, destaca la importancia de optimizar los recursos hídricos, modernizar los sistemas de riego y mejorar las redes de distribución ciudadanas. Ya hay varios proyectos en marcha, así como varias líneas de financiación, enfocados específicamente a estas áreas.

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La otra gran tarea pendiente es aumentar la conciencia ciudadana sobre la necesidad de ahorrar agua. Tanto en el actual contexto de sequía como de cara a un futuro en el que, según apuntan los informes científicos, la escasez de recursos hídricos irá a más. "Necesitamos entender que el agua es un recurso preciado y que debemos cuidar entre todos", destaca Molist. "Un pequeño gesto multiplicado por siete millones de ciudadanos puede marcar la diferencia", añade.

"Un pequeño gesto multiplicado por siete millones de ciudadanos puede marcar la diferencia"
Jordi Molist

En estos momentos, el mundo se encamina a un futuro de sequías extremas en todo el Mediterráneo. Pero, por suerte, todavía hay margen para esquivar el peor de los escenarios. Según apunta el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), la humanidad debe reducir a la mitad sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 para evitar un futuro de extremos climáticos.

Un reportaje de EL PERIÓDICO.

Textos: Valentina Raffio
Fotografías: EL PERIÓDICO (Joan Revillas, Zowy Voeten, Ferran Nadeu), REUTERS (Lucy Nicholson), ACN (Àlex Recolons), Generalitat de Catalunya
Infografía y diseño: Alex R. Fischer
Coordinación: Rafa Julve