Informe de Esade

Suben las medias de selectividad: ¿se hinchan las notas o los estudiantes se esfuerzan más?

Se ha pasado de un 8,75 sobre 14 como nota media registrada en el curso 2015-16 a un 10,34 en el 21-22

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Varios estudiantes salen de los exámenes de selectividad, la semana pasada.

Varios estudiantes salen de los exámenes de selectividad, la semana pasada. / Georgina Roig

Olga Pereda

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En los últimos años se ha registrado un aumento de las calificaciones de selectividad en todas las comunidades autónomas. De un 8,75 sobre 14 (nota media registrada en el curso 2015-16) se ha pasado a un 10,34 en el 21-22. Un equipo de investigadores de Esade ha estudiado el por qué.

Hay dos respuestas posibles. La primera es que, bajo la creencia popular de que la educación va cada vez peor, se está poco menos que regalando la nota a los aspirantes a entrar en la universidad, una calificación final que corresponde a dos porcentajes: el examen de la selectividad cuenta un 40% y la nota media del bachillerato, un 60%. La segunda hipótesis, sin embargo, es que los chavales y chavales se están esforzando cada vez más para brillar en el examen que les abrirá las puertas a los estudios superiores. ¿Cuál es la hipótesis correcta?

En los últimos años se ha registrado un aumento de las calificaciones de selectividad. De un 8,75 (curso 2015-16) se ha pasado a un 10,34 en 21-22

“Algo de inflación de notas hay, pero no es deliberada sino que es una subida artificial que se debe a decisiones políticas, tanto del Ministerio de Educación como de las autonomías y las universidades”, responde Lucas Gortazar, investigador de EsadeEcPol y coautor del estudio, junto con Juan Manuel Moreno y Lucía Cobreros.

“Cuando te la juegas más, que es el caso de las universidades públicas, te esfuerzas más. Las privadas tienen un proceso propio de selección y basta con tener aprobada la selectividad”

— Lucas Gortazar, investigador de Esade

El informe concluye que la reforma de la selectividad del año 2017 (emprendida por el Gobierno del PP, con Íñigo Méndez de Vigo como ministro de Educación) redujo las opciones de escoger materias y produjo un efecto de inflación de notas. Además, los institutos, al sospechar que la reforma podía perjudicar a sus alumnos y alumnas, "pudieron optar por compensarles con una subida de la notas de bachillerato".

El estudio de Esade propone reducir el peso del expediente de bachillerato y derogar la reforma de 2017

El efecto pandemia

La reforma de 2020 (provocada por la pandemia y el cierre de los centros educativos) no convirtió el examen en más fácil, según Gortazar, sino que, simplemente, dio más oportunidades a los estudiantes al tener más opciones para descartar preguntas en todas las materias. “Se produjo un aumento sustancial de los resultados, probablemente debido a las mayores facilidades de bachillerato”, explica el investigador.

Sin embargo, también se observó un efecto competición entre los estudiantes si se comparan los resultados de los que aspiraban a entrar en facultades públicas y los de las privadas. “Cuando te la juegas más, que es el caso de las universidades públicas, te esfuerzas más. Las privadas tienen un proceso propio de selección y basta con tener aprobada la selectividad”, concluye.

Medidas

El estudio propone una batería de medidas para fomentar la “competición justa” y evitar la inflación de notas. Entre ellas, derogar la reforma de 2017 para incrementar la opcionalidad (peso relativo de las materias optativas respecto a las comunes) y eliminar las medias excepcionales que se tomaron en 2020 por la pandemia y que siguen en vigor.

Los investigadores también proponen reducir el peso del expediente académico de bachillerato al 50% o el 40%, así como aumentar la objetividad de la evaluación mediante “pruebas más comparables entre comunidades y un sistema de corrección más fiable”.

Por último, el estudio de Esade insta a las autoridades a seguir avanzando en la prueba de madurez. Esta, sin embargo, ha quedado guardada en un cajón, al igual que toda la reforma de la selectividad para hacerla más acorde con la nueva ley educativa y con los aprendizajes competenciales. Debía entrar en vigor en junio de 2024, pero el Ministerio de Educación y FP ha decidido aparcarla por la convocatoria sorpresa de las elecciones generales el 23 de julio. Será el nuevo Gobierno que salga de las urnas el que decida qué hacer con el real decreto que regula la nueva selectividad.

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