Cambios educativos

¿Cómo será la nueva selectividad?

Las pruebas de acceso a la universidad, más acordes con el modelo competencial de la ley educativa, irán cambiando desde junio de 2024 y se trasformarán completamente en el año 2028

Estudiantes en una prueba universitaria

Estudiantes en una prueba universitaria / EPI_RC

Olga Pereda

Olga Pereda

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Ministerio de Educación, las comunidades autónomas y los rectores de las universidades llevan meses reuniéndose y trabajando para elaborar el decreto que regulará la nueva selectividad, una prueba que debe ser acorde con el modelo competencial y menos memorístico impuesto para todas las etapas educativas, bachillerato incluido, en la actual ley (Lomloe). Lo que se busca es que los futuros universitarios piensen, comparen y redacten más. No será un examen más difícil. Pero sí diferente. Al menos, diferente a lo que se está haciendo en muchas autonomías porque Catalunya ya lleva un tiempo aplicando el modelo más competencial.

La futura y remodelada selectividad -que no se implantará completamente hasta junio de 2028- no está incluida en el orden del día de la conferencia sectorial de educación que se ha celebrado esta tarde entre el Gobierno y las consejerías. Pero ha salido -y bombareado- en el debate porque es un asunto complejo y espinoso.

Las comunidades gobernadas por el PP han exigido una selectividad única en toda España. El ministerio, sin embargo, no lo admite. “Una prueba única no es posible desde el punto de vista legal. Tampoco necesario”, explica el secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar.

Madrid llegó a pedir hace tiempo dos tipos de exámenes: uno para los futuros universitarios que queden en su comunidad de residencia y otra para los que apuesten por matricularse en una facultad de fuera de su autonomía. La petición se quedó en un papel mojado. Lo que sí baraja el Gobierno es la posibilidad de que la selectividad sea más homologable en toda España, tanto en los criterios de elaboración como en los de evaluación.

La nueva selectividad no se implantará totalmente hasta junio de 2028, un año más tarde de lo previsto inicialmente. El objetivo es tener más tiempo para dialogar y alcanzar consensos y también para asentar en las aulas la Lomloe, que ha entrado en vigor este año en los cursos impares y el que viene lo hará en los pares.

Hasta 2028, la selectividad experimentará cambios. Pero serán paulatinos y comenzarán en el curso 2023-24. Ese año, los estudiantes titulados en bachillerato que quieran acceder a un título superior tendrán que superar unos exámenes similares pero no idénticos a los de ahora. El modelo competencial se irá deslizando en las pruebas con el objetivo de que los alumnos y las alumnas discurran más y sean más creativos. En un principio, se barajó la idea de hacer pruebas tipo test, pero se desechó.

El modelo competencial implica aplicar lo que se ha aprendido a una situación nueva. El doctor en Biología y especialista en neuroeducación David Bueno, que lleva 12 años participando en los equipos de docentes universitarios y de institutos que redactan los exámenes de selectividad en Catalunya en la rama de biología, explicaba a EL PERIÓDICO el pasado mes de junio un ejemplo de pregunta competencial: "Teniendo en cuenta que las mitocondrias son órganos encargados de suministrar energía, una pregunta clásica sería: “Mitocondrias: estructura y función”. Por contra, una competencial sería: “Se ha descubierto un nuevo gusano en el mar Egeo sin mitocondrias. ¿De dónde pueden sacar la energía estos gusanos?"

El profesor Bueno, al igual que el catedrático de Periodismo en la Carlos III Carlos Elías y la profesora titular de Matemática aplicada en la Universidad de Sevilla y divulgadora Clara Grima, aseguran que la selectividad de ahora no descubre el talento de los estudiantes y solo valora un contenido memorístico.

La futura selectividad recibirá el nombre técnico de prueba de madurez porque así viene recogido textualmente en el articulado la Lomloe. Eso es lo que medirá, precisamente: la madurez académica de los aspirantes a realizar estudios superiores. 

El cómputo de la nota seguirá como hasta ahora. La EVAU supondrá un 40% y el bachillerato, un 60%. De ese 40% de la selectividad, un 60% corresponderá a la prueba de madurez (los exámenes de las asignaturas comunes, como inglés o historia) y el 40% restante dependerá de la prueba de modalidad (las asignaturas de las especialidades de cada bachillerato). Fuentes del ministerio están convencidas de que el nuevo modelo -que se irá probando en exámenes piloto- no implicará un repentino repunte de suspensos en selectividad, una prueba que, hasta ahora, cuenta con un nivel altísimo de aprobados.