BALANCE DE LOS EXPERTOS

Suspenso general en la lucha contra la segunda ola en España

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zentauroepp55553182 soc valentina201023203151 / FERRAN NADEU

Valentina Raffio

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Contagios al alza, indicadores desbocados y aplicación de nuevas medidas para frenar la expansión del virus. Estos enunciados que se repiten hoy recuerdan a los que resonaban hace unos meses. Así que llegados a este punto la pregunta está clara. ¿Qué ha podido fallar para que volvamos a hablar de lo mismo? Varios expertos interpelados por este diario apuntan a un abanico de razones que van mucho más allá del virus. Hablamos de un suspenso general. Y de muchas reflexiones que hay que hacer para que la historia se vuelva a repetir.

Daniel López Codina, investigador del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), contextualiza el debate bajo el siguiente panorama. Entre marzo y mayo, España aplicó uno de los confinamientos más duros de Europa. Consiguió bajar la incidencia. Y cuando las aguas parecían haberse calmado, levantó las barreras. Se salió del confinamiento creyendo que la pandemia había acabado. "El sistema de vigilancia no estaba del todo listo", recalca Codina. "Y todos, como sociedad, nos relajamos. Bajamos la guardia", añade.

Así que en verano volvieron los encuentros sociales y, junto a ellos, los contactos que el virus necesita para expandirse. Fue entonces cuando la curva volvió a crecer de manera silenciosa. Ahora, con la llegada del frío, los contagios no solo crecen sino que van camino de desbocarse. "No solo en EspañaEstá pasando lo mismo en toda Europa", recalca el experto.  Y es aquí cuando, una vez más, se vuelve a hablar de nuevas medidas para frenar el virus. Con la misma lógica que en marzo (de reducir los contactos), pero a través de nuevas estrategias restrictivas.

Medidas tardías y sanidad desmantelada

A finales de agosto, cuando los indicadores ya hablaban de una incidencia elevada de casos, España se dispuso a aplicar el primer paquete de medidas unificadas para frenar los contagios. Ya entonces, las sociedades científicas denunciaron que las restricciones llegaban tarde. Y que, además, el sistema sanitario no estaba preparado para otro eventual aumento de casos. Ni para mantener la sanidad en marcha. Ni para el rastreo de casos covid-19.

Visto en retrospectiva, López-Codina ratifica que "las medidas no fueron suficientes". "El sistema sanitario español lleva años sufriendo recortes y es imposible reconstruirlo de un día para otro. Este factor ha marcado de manera decisiva el rumbo de esta crisis en España", recalca el experto, desde hace meses dedicado al análisis de la situación epidemiológica.

Sin explicaciones claras

"El error más flagrante ha sido la comunicación. Las medidas no se han explicado bien", argumenta el epidemiólogo Javier del Águila. "No se ha sabido explicar el trabajo de los expertos sobre el que se sustentan las restricciones. O el porqué de su aplicación en un determinado momento", añade.

Este mismo reproche también lo pusieron sobre la mesa varios expertos cuando, interpelados por este diario, se pronunciaron sobre la responsabilidad de los jóvenes en los rebrotes. Su diagnóstico fue claro; si la normativa trasciende a través de mensajes confusos, el desacato llega por defecto.

Ciudadanos con la guardia bajada

La otra cara de la moneda es la respuesta ciudadana frente a estas medidas. Porque sí, en estos meses ha habido mucha gente que ha seguido las normas a rajatabla. Pero también han sido muchos los que no lo han hecho. "La culpa es, en parte, de aquellos que se han saltado las restricciones para organizar fiestas. Pero también de aquellos que han hecho comidas familiares con mucha gente. O de las empresas que no han tomado las medidas adecuadas para proteger a sus trabajadores", señala López-Codina.

"Ahora no se trata de culpabilizar a la gente, sino de explicar que todos formamos parte del mismo equipo", argumenta el biofísico, reclamando un mayor compromiso ciudadano en la lucha contra la pandemia.

Confusión y riña política de fondo

La aplicación de medidas, además, se ha visto rodeada de una intensa pugna política entre Gobierno, autonomías y sus respectivas autoridades sanitarias. La crispación generada alrededor de las restricciones sanitarias podría haber fomentado, indirectamente, la desconfianza hacia las mismas. "El riesgo es que la ciudadanía asocie el seguir o no las normas como una opción política. Como ocurre en Estados Unidos con las mascarillas", esgrime Del Águila.

"Aun así, el debate es necesario para abordar los efectos sociales y económicos que se derivan de estas restricciones. Pero la discusión no debería centrarse en las medidas, sino en cómo proteger a los colectivos más afectados", comenta el epidemiólogo. "Es un debate complejo y lleno de matices que se necesita abordar", añade.

Ante todo, claridad

"El objetivo de todas las medidas aplicadas hasta ahora es el mismo; reducir los contactos entre personas para frenar así la expansión del virus", recuerda Del Águila. La eventual aplicación de un toque de queda, de hecho, responde a la misma lógica. Porque restringir los movimientos, ya sea a través de una normativa o por la mera concienciación social, ayudará a frenar de nuevo la curva.

En esta misma línea, López-Codina también afea que los ‘tertulianos’ y los ‘debates televisivos’ asocien la aplicación de medidas a una ideología. "Creer que esto es un debate político es un error. Aquí no hay ni derecha ni izquierda. Hay que dejar claro que esto es un problema de salud pública que afecta a todos", zanja.

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