ANÁLISIS INTERDISCIPLINAR

¿Son los jóvenes culpables de los rebrotes de covid-19?

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Valentina Raffio

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A medida que el mapa español se va sembrando de rebrotes de covid-19 son muchas las voces que apuntan a los jóvenes como responsables de los nuevos contagios. Los datos para corroborar esta hipótesis ofrecen una panorámica un tanto difusa. Según apunta el último análisis epidemiológico del Instituto de Salud Carlos III, las personas de entre 15 y 29 casos suman 7.730 casos en las últimas tres semanas, convirtiéndose así en el grupo de edad más afectado. El origen de estas infecciones no está claro. Se estima que hasta el 45% de los rebrotes se focalizan en reuniones familiarescomo se vio en Lleida. Y un porcentaje, todavía indeterminado, se puede relacionar con zonas de ocio, como se apuntaba tras el rebrote de A Mariña. ¿Qué tienen que ver, pues, los jóvenes con todo esto?

En la verbena de Sant Joan. En unas fiestas de Mataró que, aunque anuladas, vieron la calle a rebosar. Y en las innumerables imágenes de botellones y fiestas caseras que se repiten cada día en las calles de Barcelona. La juventud es la protagonista más visible de este desacato social. Aunque, claro, ni todos los jóvenes participan de estas actividades ni todos los que acuden a ellas están por debajo de los 30. Sea como sea,para entender por qué algunos deciden no respetar las 'normas contra el contagio' requiere de un análisis pausado. Para ello, varios expertos (interpelados desde la psicología, la pedagogía, la sociología y la antropología) reflexionan con este diario sobre este fenómeno.

¿Rebeldes sin causa?

Jóvenes y adolescentes, explica el psicólogo Miquel Àngel Saura, se caracterizan por una "actitud natural" de oposición a la autoridad. Este rasgo, común en todas las generaciones, les sirve para moldear y reafirmar su identidad en contraposición a lo que ven en los adultos de su entorno. A esto, además, hay que sumarle que "esta generación ha crecido con el sentido de la inmediatez y el individualismo. Muchos no están acostumbrados a las demoras. O a pensar en colectivo", añade Constanza Vázquez Vera, psicóloga y salubrista.

Un reciente estudio sobre movilidad durante el confinamiento, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF), concluye que los jóvenes fueron el colectivo que tuvo menos contactos fuera de casa. Los datos de movilidad indican que muchos apenas se desplazaron un kilómetro durante esos meses. Pero ahora, en la nueva normalidad, ese "ejercicio de contención" se ha transformado y "algunos están intentando recuperar los meses perdidos sin pensar demasiado en las consecuencias", comenta Saura, psicólogo especializado en esta franja de edad.

¿Pero es este comportamiento exclusivo de los jóvenes? No. "Este espíritu del 'carpe diem' es omnipresente en una sociedad líquida, rápida, vertiginosa, donde la cuarentena se ha vivido como un paréntesis y no como un punto de inflexión. Esto se refleja en todas las generaciones", reflexiona Àngel Martínez Hernàez, catedrático de antropología de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y director del Medical Anthropology Research Centre (MARC).

"Este espíritu del 'carpe diem' es omnipresente en una sociedad donde la cuarentena se ha vivido como un paréntesis y no como una inflexión"

Àngel Martínez Hernàez

— Antropólogo médico

El porqué de esta actitud tiene mucho que ver con una sociedad acostumbrada al bienestar, que hasta ahora había vivido de espaldas al riesgo de las crisis sanitarias. El coronavirus ha irrumpido en este contexto reclamando que cambiáramos nuestra manera de comportarnos y de relacionarnos con el mundo de un día para otro, algo particularmente complicado con unos mediterráneos acostumbrados al contacto y a las relaciones familiares. "El covid-19 reclama una revolución cultural. Y son justamente los jóvenes, desde el humor y la creatividad, los que protagonizan muchos de estos cambios", añade el antropólogo. Los 'nuevos saludos' acuñados por los jóvenes de Wuhan son solo un ejemplo de ello. 

Problema complejo y mensajes confusos

Sea como sea, es innegable que hay un sector de la población que opta por no respetar las medidas de distanciamiento físico. Sobre esta cuestión, varios expertos apuntan a que podría deberse a un problema de comunicación. "El problema es que se han impuesto unas normas, se han modificado y se han endurecido sin explicar el por qué. Solo se ha dicho que se tenían que cumplir. Y que si no, multa. Si se hubieran explicado bien el porqué de las medidas es posible que más gente las respetara", reflexiona Jordi Puig Voltas, presidente del Consejo Social del Col·legi de Pedagogs de Catalunya. 

"Si se hubieran explicado bien el porqué de las medidas es posible que más gente las respetara"

Jordi Puig Voltas

— Pedagogo

Las normas, pues, han trascendido a través de mensajes confusos, y muchas veces contradictorios, lo que podría haber incentivado el desacato de algunos. En  cuestiones como las mascarillas, por ejemplo, han pasado de ser opcionales a obligatorias en determinados momentos hasta la omnipresencia actual sin que hubiera una explicación clara sobre este cambio de criterio. Su mal uso, de hecho, puede verse reflejado en todas las generaciones. "Hay que encontrar nuevas formas para que este mensaje cale en todas las esferas de la sociedad", recalca Voltas. "En este proceso hay que ir más allá de la comunicación desde los expertos hacia el público y buscar un diálogo más horizontal, más profano", comenta Hernánez. 

El inevitable choque generacional

Apuntar hacia los jóvenes como los únicos responsables de los rebrotes también esconde un mensaje perverso. La socióloga Almudena Moreno, analista de la población juvenil, recuerda que "en un momento de incertidumbre, descargar la rabia contra este grupo es una forma de buscar un 'chivo expiatorio' al que cargarle toda la culpa sin mirar más allá. Y todos sabemos que los jóvenes son fáciles de culpabilizar". Al fin y al cabo, los adultos que ahora culpan a la juventud también recibieron la bronca de la generación anterior por sus malas conductas. El patrón, pues, en cierto modo se repite.    

"Les llamamos generación perdida. Pero son ellos, los jóvenes, los que más van a sufrir las consecuencias de esta crisis"

Almudena Moreno

— Socióloga

"Les hemos llamado generación perdida. Ninis. Y ahora decimos que son culpables de los rebrotes. Pero son justamente ellos, los jóvenes, los que más van a sufrir las consecuencias de esta crisis. Y que siguen arrastrando las secuelas del 2008", reflexiona la socióloga Almudena Moreno, de la Universidad de Valladolid. Ahora mismo, explica Moreno, tachar a los jóvenes o a los adultos como los únicos culpables de la situación solo provocaría un enfrentamiento intergeneracional. "Y ahora no necesitamos eso. Necesitamos encontrar soluciones", zanja. Porque si algo ha demostrado este virus es que puede alcanzar a todo el mundo por igual. Y que su impacto, social y económico, también es para todos.  

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