Cita en Palau

El Govern trata de sofocar la crisis educativa por PISA de la mano de la oposición

El PSC defiende la recuperación de la sexta hora en la escuela pública a las puertas de la cumbre por PISA

Gobierno y Generalitat ultiman la firma del convenio de la B-40 para antes de final de año

Anna Simó: "El ascensor social de la escuela no funciona como debería"

Aragonès cita a los partidos para aprobar medidas educativas que reviertan los malos resultados de PISA

El president Pere Aragonès y la consellera Anna Simó, en el Parlament

El president Pere Aragonès y la consellera Anna Simó, en el Parlament / QUIQUE GARCÍA / EFE

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Por si no fuera suficiente el incendio político que supone tener que gestionar una sequía sin precedentes y unas restricciones que se endurecerán pasados los festejos navideños una vez se apriete el botón rojo de la emergencia, el varapalo educativo también insólito del informe PISA no ha hecho más que complicarle la vida a un Govern en minoría al que le queda un año de vigencia. El president Pere Aragonès trata de sofocar este nuevo flanco de la mano de la oposición en una cumbre en el Palau de la Generalitat en la que espera que no se repita el bochorno que supuso la última cita de partidos, que convocó el pasado mes de abril a cuenta, precisamente, de la escasez de agua.

Entonces, el clima electoral de las municipales dinamitó un acuerdo que tuvo que remendarse después en el Parlament. Ahora, el contexto es otro: hay unas elecciones catalanas a un año vista, pero Pedro Sánchez depende en el Congreso de ERC y de Junts. Así que el objetivo de Aragonès es lograr una fotografía de cierre de filas en la que los principales partidos de la oposición arrimen el hombro con medidas para responder a una crisis que vuelve a involucrar a uno de los colectivos que más ha ido a la brega contra el Govern durante esta legislatura: el de los docentes.

En resumen, fuentes del Govern exponen que la cita debe servir para exhibir que, ante el problema detectado por PISA, hay el consenso político para afrontarlo. Además, la idea es que la cumbre tenga continuidad, es decir, que el ejecutivo catalán y los grupos se vayan citando periódicamente para ir dando forma a las medidas. "El Govern asume la responsabilidad que le corresponde, pero los resultados siempre serán mejores, más estables y más consolidados si se hacen con consenso", sostienen desde la Generalitat. El president Aragonès expondrá su diagnóstico y pondrá como referencia los acuerdos que ya se alcanzaron en el pleno monográfico sobre educación que hizo el Parlament en verano.

La promesa de "cambios estructurales"

La consellera de Educació, Anna Simó, ha prometido "cambios estructurales", ha situado la segregación y la lucha contra la pobreza infantil como prioridad y ha pedido a los partidos que esta no sea la "enésima reunión sin resultados". El debate sobre la recuperación de la sexta hora en la escuela pública que se recortó durante el mandato de Artur Mas ya está encima de la mesa, pero también otras medidas que han entrado en ebullición en los últimos días y que van desde recuperar la jornada partida en los institutos a revisar la formación que recibe el profesorado, así como los modelos pedagógicos implantados o la limitación de los teléfonos móviles en las aulas.

Conscientes de que se trata de decisiones que pueden pisar muchos callos y que van más allá de destinar más recursos a la educación y a reducir las ratios -asuntos que generan consensos- el consenso que se aspira alcanzar está marcado por una cautela generalizada bajo el lema de dotar de "estabilidad" y recursos a la comunidad educativa y "volver a los básicos" en materias como la lectoescritura y las matemáticas.

Pactar medidas con pie de plomo

A un año de pasar por el escrutinio las urnas, nadie quiere defender en solitario medidas que solivianten a un colectivo que, entre bambalinas, admiten que puede "decantar" un resultado electoral. Y tampoco el Govern, que en esta legislatura ha tenido que hacer frente a la convocatoria de sucesivas huelgas en las escuelas, quiere quedarse de nuevo solo. Sin embargo, para la oposición la reacción del ejecutivo de los republicanos ha sido tardía y ha pecado de la misma actitud que le reprochan desde hace ya más de un año: anunciar medidas sin pactarlas antes pese a darse luego de bruces con su minoría en el Parlament.

De ahí que, cuando anunció que convocaría una cumbre, Salvador Illa tendiera la mano a Aragonès, pero, al mismo tiempo, le reclamara que dejara "en suspenso" la decena de acciones que el día antes había anunciado la consellera Simó una semana después de que trascendieran los resultados de PISA. Medidas, como "enriquecer" las extraescolares, luchar contra el abandono escolar o recuperar aprendizajes de las competencias lectoras y matemáticas que, subrayó el Govern, no salen de la nada, sino que parten de lo aprobado en el Parlament en el pleno monográfico del pasado mes de junio.

Los partidos marcan terreno

Justo antes de la reunión, el PSC se ha declarado un "firme defensor" de la recuperación de la sexta hora, aunque no ha aclarado si piensa llevarla explícitamente como propuesta. Lo que sí reclaman los socialistas es que las propuestas se cimienten sobre el diálogo con la comunidad docente y las direcciones de los centros, especialmente las de aquellos en los que se obtienen buenos resultados. "Los puentes que dinamitó el exconseller González-Cambray tardarán años en rehacerse", sostienen fuentes del partido.

También Junts ha reclamado que el encuentro no se zanje con una "mera declaración de buenas intenciones" y que se pacten medidas concretas, presupuestos y calendarización. Y los Comuns han exigido "más inversión y menos improvisación" para tomar cartas en el asunto en lugar de impulsar "medidas maquillaje". La CUP, por su parte, ha hecho hincapié en que los presupuestos destinen el 6% del PIB en educación para reducir ratios, que se reviertan los recortes de la última década y se acabe con la división del sistema en escuela pública y concertada.

Estos cuatro partidos son los que el Govern tiene en su radar para poder aprobar las cuentas de 2024, el hito con el que el president pretende apaciguar las crisis que se le acumulan y poder agotar la legislatura. Que los votos de ERC sean imprescindibles para que prosperen las de Sánchez son la baza que se reserva Aragonès para que socialistas y Comuns contribuyan a aplacar unas llamas que en la oposición advierten de que pueden ir a más cuando el curso escolar termine si la sequía continúa en verano.

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