Estos días nos toca convivir con una parte de la sociedad, que, a tenor de sus actos, se creen o más listos que los demás o que están por encima de la ley, que no sé lo que es peor. La falta de respeto ajeno se manifiesta en la vía pública, donde hay seres que van juntos sin protección y haciendo su vida como si no pasara nada; los mismos que quizá aparcan donde quieren; los mismos que conducen temerariamente; los mismos que no respetan a los vecinos; los mismos que, cuando pueden, no pagan a Hacienda.
Son estas personas cuyo incivismo es su firma de autenticidad. Las mismas que, cuando a ellas les pasa algo, culpan a los demás de sus desgracias y corren a 'papá Estado' para que acuda en su ayuda. Qué poco difundidos están el respeto y la empatía, y cuánto egoísmo hay en esas acciones; la virtud y la ética parecen hoy en día valores arcaicos; no digamos la filosofía, y qué falta nos hacen.