Agresiones en la Iglesia
El jesuita Francesc Peris confiesa que abusó de niños desde 1972
Pau Vidal, delegado de los Jesuïtes en Catalunya, admite las agresiones del sacerdote horas después del estreno del documental 'La fugida' sobre abusos sexuales en los colegios de la orden
El religioso, que vive en una residencia jesuita, ha perdido los cargos jesuitas y se encuentra en un proceso de reconocimiento del daño cometido, según la orden
Los jesuitas planeaban ocultar al pederasta Peris en Bolivia sin fecha de retorno
Las víctimas de la pederastia eclesial exigen ante el Parlament indemnizaciones y que los delitos no prescriban
El Periódico
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El terremoto causado por el estreno del documental 'La fugida', sobre abusos sexuales en los colegios jesuitas, empieza a tener consecuencias. El sacerdote jesuita Francesc Peris, acusado por numerosos alumnos de agresiones sexuales, ha confesado que desde 1972 había abusado de menores, según ha explicado Pau Vidal, delegado de los Jesuïtes per Catalunya, en el programa de 'Els Matins' de TV3.
Precisamente Peris, que hoy tiene más de 80 años, y el ya fallecido Lluís Tó son los religiosos en cuyos casos ahonda el documental 'La Fugida', una investigación del periodista Guillem Sánchez coproducida por El Periódico, 3Cat y la productora Ottokar. En el documental, el propio Vidal ya admitía que la orden sabía desde 1968 que To –que como Peris fue enviado a Bolivia tras aflorar las acusaciones, en su caso después de recibir una condena judicial pionera– era un "depredador sexual" y que no habían tomado ninguna medida. Al contrario, habían intentado desacreditar a la víctima -una niña que en 1992 tenía 7 años– que lo había llevado ante los tribubales.
Problemática reparación
Horas después del impactante documental, Vidal ha explicado este martes que, fruto de la investigación que el pasado verano pusieron en marcha tras aflorar las acusaciones contra Peris y otros sacerdotes de la orden como Francesc Roma, el religioso reconoció haber abusado de niños desde la década de los 70. "Lo comunicamos con un dolor terrible y con vergüenza", ha admitido Vidal, quien afirma que hacen pública esta confesión con el permiso de Peris y "con la voluntad de que este hecho ayude a la reparación a las víctimas", que "quieren ser escuchadas y creídas".
La orden, muy cuestionada por el encubrimiento de los casos y por haber enviado a los sarcedotes acusados a un colegio de Bolivia donde siguieron cometiendo abusos, ha trasladado a Peris a una residencia de los jesuitas ubicada fuera de Catalunya ante el estreno del documental.
Ya no es jesuita
Ante los hechos denunciados, Vidal ha explicado que no han expulsado al religioso –como sí harían, ha aclarado, si el caso fuera actual– como garantía de que "no está en contacto con menores". Sí le han retirado, sin embargo, "el carnet de jesuita" y le obligan a seguir un "proceso de reconocimiento del mal causado". Sin embargo, una de las víctimas que aparecen en 'la Fugida', Enric Soler, aseguró este lunes en el mismo estreno que había pedido verse con Peris, su abusador, como paso para su recuperación y que la orden no se lo había facilitado.
De hecho, el documental 'La fugida' sigue los pasos de Peris cuando fue enviado en 1983 por la compañía de Jesús a Bolivia, donde solo estuvo un año. Según la investigación de EL PERIÓDICO en la que se basa el documental de ‘La Fugida’, los jesuitas planeaban hacer con él lo mismo que con Tó: ocultarlo en Bolivia sin fecha de retorno.
Refugio en el sur
El país andino se convirtió para la orden, como lo eran otros países del hemisferio sur para otras organizaciones religiosas, en un lugar para esconder a sus pederastas, que siguieron haciendo lo mismo que aquí: abusar de menores. Peris aterrizó en Bolivia en 1983, para ejercer de profesor en el colegio Juan XXIII de Cochabamba, después de abusar de una cifra desconocida de alumnos de Casp. Este diario ha contabilizado al menos a tres. Uno de ellos, Enric Soler, explica que era público que Peris abusaba de ellos en las décadas de los 60 y 70.
Un portavoz de los jesuitas niega que se le 'exiliara' a causa de su condición de depredador sexual y mantiene que era habitual que los profesores catalanes se fueran un año a ejercer a Cochabamba y después regresaran.
Lo cierto, no obstante, es que Peris volvió a Barcelona después de que una alumna informase de abusos a la dirección del colegio Juan XXIII. Sin embargo, hay más motivos –además de lo grotesco de sus abusos en Barcelona anteriores a su viaje que hacen difícil de creer que desconocieran sus delitos– para creer que los jesuitas sí pretendían ocultar a Peris en Bolivia y que el plan era ocultarlo allí 'sine die'. Sin embargo, la alumna Inés Pérez denunció que el sacerdote se colaba en los dormitorios del colegio y las violaba. Ante esta acusación, Peris regresó a Barcelona, donde finalmente fue apartado de la educación en 2005.
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