El debate del ocio nocturno en Barcelona

La era Collboni desinfla el plan de cierre de las discotecas del Front Marítim

La increíble noche menguante de Barcelona: 125 discotecas y pubs cerrados

El sector del ocio nocturno y la FAVB buscarán ubicaciones para bares y 'discos' en Barcelona

El futuro de la noche de BCN: dónde encajar el ocio nocturno

Terraza del restaurante y club Opium, en una imagen de archivo.

Terraza del restaurante y club Opium, en una imagen de archivo.

Patricia Castán

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La "insuficiente" (y menguante) oferta de ocio nocturno de Barcelona en relación a la creciente demanda es uno de los argumentos a los que se aferra el sector para poner de nuevo sobre la mesa la continuidad de los restaurantes-discoteca del Front Marítim. Sin los Comuns en la alcaldía, que estaban empecinados en liquidar la oferta del litoral, las patronales ya han planteado al nuevo equipo de gobierno que preserve su actividad respaldando un posible acuerdo con el Ministerio de Hacienda, titular de los espacios de primera línea de mar. Así se lo hicieron saber hace unos días al concejal de Ciutat Vella y teniente de alcalde de Prevención y Seguridad, Albert Batlle. Confían en que la era Collboni borre los drásticos planes de Colau, teniendo en cuenta que fueron los socialistas quienes antaño apostaron por ubicar allí las licencias de 'disco' para aliviar la presión nocturna en otras partes del distrito y el resto de la ciudad.

El ayuntamiento niega que el tema de las licencias se abordase en la reunión que patronales y algún representante de los locales mantuvieron la semana pasada con Batlle y mantiene discreción sobre su posición. Un portavoz afirma que fue un primer encuentro tras los comicios, y el estreno del edil al timón de Ciutat Vella, para afrontar la temporada alta de la actividad en el litoral y cuestiones de seguridad. Pero fuentes de la patronal Fecalon admiten que pusieron sobre la mesa el deseo de continuidad de los operadores, en un escenario en que Barcelona ha ido perdiendo locales durante años y donde la desaparición de Opium, Shôko y Carpe Diem, entre otros, podría suponer el colapso del centro de la ciudad o de ejes de ocio como el de la calle de Tuset.

La asociación estima que el distrito central suma aforos para unas 8.000 personas (minibares aparte), que se quedarían en la mitad de producirse los cierres del Front Marítim. Las patronales creen que el ayuntamiento es receptivo a sus reivindicaciones.

Cabe recordar que esa zona en el literal (entre el Hotel Arts y el Hospital del Mar) atrae a 1,7 millones de usuarios al año, y alinea algunos de los mejores (como sugieren los premios internacionales) clubes del mundo. Se nutren de barceloneses, de turismo (de alta capacidad adquisitiva en algunos espacios) y de famosos (de cantantes de paso por la ciudad a jugadores del Barça). Pero Colau consideraba que eran un foco de conflicto y se propuso erradicarlos, con el objetivo de relevarlos por actividades del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Meses antes de las elecciones de mayo aseguró que ya tenía acordado un protocolo a tal efecto para proceder al cierre de Opium, la discoteca más grande con diferencia.

Convivencia entre ocio y vecinos

El ayuntamiento basó sus planes en la convivencia vecinal, mientras que más de una década atrás los socialistas (en el mandato de Jordi Hereu) habían favorecido la concesión de nuevas licencias de discoteca en la zona con un razonamiento distinto. Querían redistribuir el ocio que se iba restringiendo en otros puntos de mayor densidad urbana: desde el centro de Ciutat Vella, al eje de Santaló-Marià Cubí, al de Balmes. En el Front Marítim había mucha mayor distancia con los edificios de vecinos y era más fácil reconducir la movilidad del ocio, adujeron. Con el tiempo, la falta de dotación policial en la zona, muy concurrida los fines de semana, trajo quejas vecinales por la molestias ocasionadas por los excesos de los noctámbulos que cruzaban los barrios a pie en su ruta de regreso a casa.

Interior de la discoteca Shoko de Barcelona

Imagen de archivo del restaurante y discoteca Shoko, uno de los locales que podrían mantener finalmente su actividad. / Manu Mitru

Fuentes de Fecalon señalan que los operadores de la zona han redoblado esfuerzos para reducir el impacto en los barrios de la Barceloneta y la Vila Olímpica, en tiempos en que la policía local había tenido escasa presencia en la zona. Una situación que mejoró con la llegada de Batlle al área de Prevención y Seguridad, ya el pasado mandato. Creen que con una buena coordinación la convivencia de usos debería ser posible, sin efectos secundarios. De hecho, la propia Asociación de Vecinos de la Barceloneta se manifestó recientemente a favor de un acuerdo de usos, al considerar que la actividad científica tenía mejor cabida en otras instalaciones que se están construyendo en la zona y rechazar la fuerte inversión que estaba dispuesto a asumir el ayuntamiento. Propusieron ajustar la oferta nocturna y ganar algún espacio para equipamientos consensuados con los vecinos.

También los sindicatos defendieron desde el primer momento la continuidad de la actividad, ya que los locales en jaque concentran más de mil puestos de trabajo.

Fecalon y el Gremi d'Empresaris de Discoteques de Barcelona i Provincía expusieron a Batlle que la afluencia turística (donde la actividad nocturna supone uno de los atractivos) hace necesaria mantener la oferta de ocio, y que la celebración de la Copa América de Vela el próximo año refuerza esa continuidad. Barcelona ha acelerado la transformación del litoral (con el nuevo Port Olímpic a la cabeza) y consideran que no tendría sentido amputarle la oferta de ocio nocturno.

Debate político

La cuestión ha alcanzado ya el debate político, porque algunas filtraciones apuntaban desde la semana pasada que el ayuntamiento vería con buenos ojos la marcha atrás en el plan de cierres. El grupo municipal de ERC ha presentado esta semana un ruego por escrito en el ayuntamiento para que el alcalde Collboni responda si tiene prevista "una "barra libre con las discotecas" y mantener. Los republicanos, que también batallaron por el recorte de terrazas en las calles de Barcelona, defienden los planes originales de Colau para desmantelar la zona.

Por contra, el resto de formaciones políticas se manifestaron a favor de ampliar la oferta de la ciudad para frenar los botellones y la oferta ilegal en el debate que el sector convocó poco antes de la campaña electoral. La mayoría eran partidarios de desarrollar un plan especial para el ocio nocturno en la ciudad, consensuado con todas las partes y que permita su planificación con el mínimo de efectos en la convivencia vecinal. En ese sentido, las patronales ya han mantenido incluso conversaciones favorables con la FAVB.

El exconcejal de Ciutat Vella Jordi Rabassa, que nunca ha ocultado su aversión a esta oferta de ocio litoral, no dudó este martes en tomar partido desde Twitter afirmando que si una noticia publicada por Crónica Global que daba por hecho la continuidad de las 'discos' "era cierta" supondría "una vergüenza y un insulto a los vecinos de la Barcelona". Defendía su lucha contra las "discotecas fraudulentas" (todas ellas con licencia) y criticaba que el ayuntamiento se ponga "al lado de los señores de la noche".

Después de que el Ministerio optase por subastar algunos de los locales del Front Marítim y prorrogar las licencias a los clubes ahora en el punto de mira, el distrito multiplicó las inspecciones en la zona, impuso sanciones por distintos motivos y cierres temporales de actividad, en lo que el sector consideró una campaña de acoso a la actividad económica.

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