Prórroga de 5 años para la mayoría de restaurantes con discoteca del Frente Marítimo de la Barceloneta

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Patricia Castán

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Tras años de debate sobre el futuro de los restaurantes con discoteca del Front Marítim de la Barcelonetallega una decisión salomónica o intermedia que empieza a motivar críticas por exceso o defecto en todas las partes en discordia. El Estado ha optado por sacar a subasta «26 lotes» que incluyen superficies y locales situados en los bajos del Hotel Arts y el centro comercial Marina Village, pero ha dejado fuera de la puja a cuatro restaurantes con licencia de discoteca y un bar, a los que se prorrogará el contrato hasta cinco años. 

El ayuntamiento prometió en boca de la exconcejala de Ciutat Vella Gala Pin que cerraría todo el ocio de ese tramo que va del Arts al Hospital del Mar, y que nada tiene que ver con el Port Olímpic, que queda al otro lado del hotel y donde otro tipo de ocio nocturno ya ha sido finiquitado oficialmente, a la espera de que los últimos operadores hagan las maletas.

Pero en la zona ahora en discordia y que en su día fue tratada como área marítimo terrestre, el final de las concesiones abrió la pugna sobre su futuro. El consistorio de Colau era partidario de erradicar toda actividad nocturna, ante las molestias  que genera el trasiego de noctámbulos de regreso a casa en una parte de la Barceloneta y la Vila Olímpica. Por contra, los operadores del litoral han batallado por su continuidad, alegando que suman más de mil puestos de trabajo solo entre los siete establecimientos con licencia de disco, que no todos ejercían.

Casino y gasolinera

Finalmente, el Ministerio de Hacienda publicó ayer en el BOE la salida a subasta de gran parte de los locales del ámbito, entre los que figuran desde el McDonald’s hasta una gasolinera o el propio casino. Se incluyen también el Bestial y Pacha, de modo que la continuidad o no de estos dos negocios dependerá de que los adquieran en subasta sus actuales titulares (tienen derecho preferente) o bien los compre la sociedad gestora del Arts, que ya ha mostrado su interés en el conjunto de piezas, o incluso otro interesado.

Tras el pulso, el ayuntamiento y Hacienda han optado por esa suerte de tregua que prolonga la actividad económica en un momento delicado para imponer el cierre de negocios, pero le pone una fecha límite. De ese modo, según explican a este diario fuentes de la negociación, a la discoteca Opium (la mayor con diferencia) se le otorgan dos años de contrato prorrogables de uno en uno hasta cinco y que dependerá del tiempo que tarde en estar listo el proyecto de ampliación del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), al que por su interés público el Estado cederá el espacio.

Multinacionales

En cambio, en el caso de Shoko, Carpe Diem y Aqua, todos ellos restaurantes con licencia también de discoteca, así como al Ice Bar, se les prorroga su actual contrato durante cinco años, por si el recinto del CSIC quisiera ganar metros con el tiempo por esa vía o surgiera otro uso de interés local.

El ayuntamiento encarrila pues el teórico fin de las noches de fiesta en el litoral, aunque sabe a poco a algunos colectivos vecinales. Entre los establecimientos afectados hay voces dispares, desde los que agradecen no tener que optar en estos momentos a la fuerte inversión de la subasta, hasta los que lamentan haber perdido esa oportunidad y se quejan de que solo haya puja para las piezas que acabarán definitivamente en manos de multinacionales. 

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