BARRIOS DE BARCELONA (I)

Chequeo electoral: Nou Barris se siente "más escuchado", pero pide más resultados

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zentauroepp33499361 barcelona 11 04 2016 distrito desahucio en el barrio de nou 190506123034 / JOSEP GARCIA

Helena López

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Sobre el pupitre de su despacho se apilan los ‘casos’. La inmensa mayoría de los referentes al 2019 son de familias que viven en pisos ocupados. Muchas de ellas es la segunda, la tercera o la cuarta vez que viven el angustioso proceso. La escena ocurre en los característicos barracones de la avenida de Rasos de Peguera; edificio ‘temporal’ en el que los vecinos no debían estar más de dos años, según les dijo el propio Maragall, Pasqual, el día de su inauguración, en 1994. "El funcionamiento del sistema sobrepasa las promesas de cualquier político. El problema de los desahucios no tiene salida ninguna. Cuando surgió la oportunidad de comprar los pisos, en la época Xavier Trias, no se hizo, y la actuación de estos [de BComú] ha sido totalmente insuficiente. No han llegado", asegura Fili Bravo, presidente de la asociación de vecinos de Ciutat Meridiana, barrio condenado a la última posición en el ránking de renta familiar disponible de Barcelona. Lo positivo de esta última etapa, subraya Bravo, ha sido "el trato humano" de la Unidad Contra la Exclusión Residencial (UCER), equipo implantado por el actual gobierno municipal y que ha atendido desde su creación a 1.400 familias. "Pero hemos llegado a un punto en que por la mañana hay un desahucio y al rato ya hay una familia que se ha enterado de que hay un piso libre y ha entrado", prosigue el veterano líder vecinal de la Zona Nord de Nou Barris, a cuyos ojos "Colau no ha sabido cuidar a la gente que la aupó al poder".

No todos los barrios de Nou Barris son Ciutat Meridiana, ni todos sus vecinos piensan como el indomable Fili Bravo; aunque los datos muestran que ocho de los 13 que conforman el distrito, en el que Ada Colau obtuvo uno de sus mejores resultados en las municipales del 2015, siguen entre los 10 más pobres de la ciudad.

Diagnóstico compartido

Aurora Álvarez, activista de la asociación de vecinos de Verdum y miembro de la Coordinadora de asociaciones de vecinos y entidades de Nou Barris, destaca el hecho que, "desde el primer momento", el equipo de gobierno de Janet Sanz se hiciera suyo el diagnóstico y la propuesta de acciones de la campaña popular Nou Barris Cabrejada. No es casualidad que la consejera del distrito por BComú durante el mandato haya sido Carolina Recio, hasta entonces una de las caras visibles de la plataforma que denunciaba la situación de pobreza extrema que vivía el distrito bajo el lema 'No es pobreza, es injusticia'. "En junio del 2016 se celebró un pleno extraordinario en el que se consensuó un plan de acción contra la pobreza del distrito y eso fue algo muy satisfactorio; lo que no lo es tanto ha sido la manera como eso se ha llevado a cabo", prosigue Álvarez, quien apunta las dificultades añadidas que ha comportado "tropezar con todo el tema del 'procés', que ha paralizado todos los asuntos que dependen de la Generalitat". 

También es crítica con el papel de la Generalitat Lourdes Ponce desde Nou Barris Acull, entidad de referencia en el territorio, quien destaca muy positivamente la gestión municipal del amago de revuelta contra la apertura de la mezquita de la calle de Japó y la creación de las oficinas territoriales de Barcelona Activa y del punto de defensa de derechos laborales en el distrito. "Agradecimos mucho que el ayuntamiento reaccionara tan rápidamente dando la cara por la comunidad de la mezquita. No sabemos qué hubiera pasado con otro gobierno", reivindica Ponce, alma de la entidad que acompañó a la comunidad islámica cuando fue objeto de protestas xenófobas atizadas por formaciones de extrema derecha.

Elia Herranz es la vicepresidenta de la asociación de vecinos de Prosperitat. Coincide con Bravo, Álvarez y Ponce en la mejora sustancial de las relaciones (venían de un gobierno local que llegó a blindar policialmente los plenos del distrito). "Aunque en cuanto a avances tangibles, en el barrio, poca cosa", indica la líder vecinal de 'La Prospe', quien pone sobre la mesa el incumplimiento de los comunes de uno de los principales compromisos de mandato con el barrio: la construcción del 'casal' de jóvenes, aún en barracones.

Herranz celebra "las ganas" que se le han visto al actual equipo de gobierno para afrontar los temas sociales (han incrementado en un 54,9% los recursos económicos destinados a derechos sociales), "pero no se han cumplido las expectativas". "Se están encaminado puede que bien, pero los resultados aún no se ven", concluye la activista, quien valora el incremento de recursos tanto humanos como económicos en los servicios sociales. 

"En el centro"

La concejala Janet Sanz defiende que cogieron un distrito "muy cabreado y totalmente ninguneado" y en cuatro años se han "dejado la piel para ponerlo en el centro de las políticas de la ciudad". "En Nou Barris, donde la especulación tiene nombre de banco, hemos comprado vivienda como en pocos distritos", reivindica la edila, quien también siente orgullo de la apuesta cultural, como la descentralización de la Mercè, "fue muy emocionante ver el patio de la sede del distrito lleno para ver una ópera del Liceu".   

Otra de las asignaturas pendientes que plantean las referentes vecinales es la gestión de los consejos de barrio, como destacan en la revista 'El Clatellot', editada por la coordinadora y distribuida este domingo en la tradicional Cultura va de festa. "No han funcionado. Habíamos puesto muchas esperanzas en que se convirtieran en espacios reales de participación y no ha sido así. Se han celebrado muy pocos y en ellos se han dado pocas respuestas concretas, lo que ha generado malestar", señalan.

Exceso de timidez

Pep Ortiz, presidente de la asociación de vecinos de Can Peguera considera que "pese a ser cierto que han estado en minoría, podían haber sido más valientes". "Desde el barrio consideramos que la actuación del ayuntamiento ha sido totalmente insuficiente. En el mandato anterior logramos salvar las casas de la piqueta y el compromiso era que durante este se ejecutara la reforma integral para dignificar las condiciones de vida de los vecinos y no se ha puesto ni un ladrillo", denuncia.

"No es solo que no se ha rehabilitado, sino que no haciéndolo se ha perdido una oportunidad para generar oportunidades laborales en un barrio en el que más del 70% de los vecinos cuelgan de servicios sociales", dice Ortiz, quien también es uno de los fundadores de la Taula Unitària de Nou Barris per la República, entidad impulsora del cambio de nombre de la plaza de Llucmajor por el de plaza de la República, que reúne a entidades, colectivos vecinales y personas vinculadas a la memoria histórica. "En temas de memoria el balance es mucho más positivo", prosigue el activista. "No hemos logrado que cambien también el nombre de la parada del metro, que sigue siendo Llucmajor, pero este mandato ha sido una realidad el cambio de nombre de la plaza, una demanda histórica, y el de la avenida de Borbó por 'Els Quinze', algo de lo que estamos especialmente orgullosos", concluye.