Salud pública
Joan Guix

Joan Guix

Medical Anthropology Research Center. URV. Ex secretario de Salut Pública de la Generalitat.

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Tabaco: políticos contra buenas políticas

Por fin se actualizó el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) que los dos anteriores ministros habían escondido dentro de un cajón

Archivo - Tabaco, dejar de fumar

Archivo - Tabaco, dejar de fumar / DARIA KULKOVA/ ISOCK - Archivo

Hay dos palabras en inglés, 'policy' y 'politics', que en castellano y catalán se traducen igualmente por la palabra política, pero que no quieren decir lo mismo. 'Politics' hace referencia a aquello que hace la gente que se dedica a la política. 'Policy' hace referencia a los principios y las propuestas planteadas.

En Calalunya, y también, y quizá más incluso, conocemos la diferencia entre ambos conceptos y conocemos, y si no lo sabíamos lo aprendimos con el covid, el estorbo que la política –'politics'- puede representar para hacer aquello que se debe hacer.

El covid supuso una crisis durísima, pero puntual. El tabaquismo, más estructural y mortecino, menos mediático, es tan o más peligroso. Ocho millones de muertes anuales en el mundo, además de millones de enfermos respiratorios, cardíacos y de cánceres diversos, cada año, año tras año, muchos de los cuales sin haber fumado nunca, los fumadores pasivos, en el que están implicados un montón de intereses.

Muchos intereses económicos, y también políticos, las 'politics', hacen que las políticas, las 'policy', no sean lo que convendría y sería necesario, especialmente en el terreno del tabaco y sus derivados. Agricultura, estancos y hostelería son los principales aliados de la industria tabaquera. Especialmente en el Estado Español.

Estos días estamos viendo un buen ejemplo de esto.

Ya hemos mencionado el impacto del tabaco y sus derivados en la salud de las personas. El terrible impacto. La principal causa de mortalidad y morbilidad evitable en el mundo. Hablamos de la droga más nociva existente. Parecería lógico que las Administraciones hicieran todo lo que fuera posible para evitarlo. Pero, los intereses económicos, o la carencia de valor político, hacen que los que viven de la política no apliquen las 'policies' necesarias.

En 2010 se dictó una legislación valiente y decidida contra el tabaquismo, especialmente en cuanto al humo ambiental. Se redujo drásticamente la morbimortalidad por enfermedades isquémicas cardíacas. Ningún sector económico entró en bancarrota, en contra de lo que algunos augures de algunos sectores anunciaban. Pero el impacto en la salud de las personas fue efectivo. Fue un muy buen ejemplo de una buena política impulsada por unos buenos, y valientes, políticos. Había que profundizar.

Por fin, desde el Ministerio, han decidido el ponerse manos a la obra y desenterrar y actualizar el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) que los dos anteriores ministros habían escondido dentro de un cajón.

En realidad, el PIT es una hoja de ruta, una 'policy', puesto que no tiene efectos legales: Habrá que elaborar un conjunto de leyes para convertirlo en ejecutivo. Pero es importante, como lo es el haber buscado el acuerdo de todas las Autonomías para marcar un camino común. No plantea medidas extremas. Cinco grandes líneas: estrategias preventivas para evitar el inicio del consumo de tabaco y productos derivados; fomentar el abandono del tabaco y facilitar ayuda para dejar de fumar; reducir la exposición ambiental al humo del tabaco y productos derivados; promover la investigación e incrementar el control del tabaquismo; y mejorar la coordinación entre Administraciones y partes interesadas. Incluso se ha evitado mencionar explícitamente medidas difíciles como el prohibir el consumo de tabaco en las terrazas de restaurantes y bares o en el interior de los vehículos con menores. Un avance, pero no la revolución, apostando por herramientas como el aumento de los precios, el empaquetado genérico y equiparar y prohibir la publicidad de otros productos relacionados. Medidas con las que todo el mundo, en el mundo de la salud pública, está de acuerdo.

Pero, he aquí que estos no son tiempos para apoyar políticas del Gobierno. Al enemigo, ni agua. Y en este caso, ni consenso contra el tabaco. En la Comisión de Salud Pública las Autonomías gobernadas por la oposición, más alguna díscola del mismo color que lo Gobierno, declinaron, por motivos formales más que nada, el apoyarlo. Las 'politics' han podido con las 'policies'. Afortunadamente, en este caso, el Ministerio decidieron tirar adelante a pesar de todo, contando con el apoyo minoritario de cinco Comunidades Autónomas, entre las cuales, Catalunya. Finalmente, en la Interterritorial se cerró un consenso. Bien está lo que bien acaba. Pero sabe mal, y tendría que avergonzar a algunos esta muestra de sectarismo, pasando por encima de un problema de salud pública tan grave como es el tabaquismo. No es la primera vez y, desgraciadamente, no será la última.

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