Adolescentes, móviles y escuela: radiografía de una revuelta
Por Helena López
Lidiar con 30 adolescentes nunca ha sido una tarea fácil. Pero hacerlo con un alumnado pendiente de la enésima notificación de Instagram se ha convertido casi en imposible. Es indudable que desde hace años el móvil es una persistente fuente de conflictos, pero ha sido justo este inicio de curso cuando la situación ha dado un vuelco y el 'smartphone' se ha convertido en protagonista de un efervescente debate social que este diario ha liderado.
En este inicio de curso, EL PERIÓDICO ya puso el asunto en la agenda en una entrevista con la 'consellera' Anna Simó, en la que trasladó la gestión de los 'smartphones' a cada centro. También avanzamos que un creciente número de institutos estaban vetando el móvil y que miles de familias, primero en Catalunya y luego en toda España, se estaban organizando para retrasar la entrega más allá de los 12 años. Tanto ha subido el volumen del debate que Educació se ha visto obligada a diseñar su regulación en las aulas.
En esta pieza encontrarán una radiografía del fenómeno a partir de las informaciones que hemos publicado y que nos han ayudado a comprender la complejidad de un desafío que no tiene soluciones simples ni unívocas.
Pese a estar prohibido, cada vez es más habitual encontrar directos de TikTok en plena clase.
El Mundial en horario escolar fue una prueba de fuego (no superada). La tentación de conectarse a escondidas fue grande.
El vídeo sexual de dos adolescentes en la discoteca Waka corrió como la pólvora y sin control entre menores.
Cuando tienes toda la mañana el portátil (y el móvil) delante, el riesgo de perder la atención del alumno se multiplica.
Al inicio de curso, Simó mantuvo su postura contraria a la prohibición y trasladó la decisión a los centros.
El conseller Balcells defendía en septiembre la regulación del móvil en el marco de la ley de adicciones.
El curso empezó con una oleada de institutos que decidieron prohibir el móvil pese a la falta de consignas de Departament.
La presión de familias y centros lleva al Govern a comprometerse a que el próximo curso los centros tengan regulado su uso.
Lo que nace como un chat de barrio de Barcelona se convierte en un movimiento que prende por toda la ciudad.
En pocos días el movimiento nacido en Barcelona cruza fronteras y nacen grupos en todo Estado.
Los expertos consultados coinciden en destacar que el "auténtico problema no está en clase, sino en casa".
"Las herramientas más peligrosas son aplicaciones que los niños están descargando solos".
El curso 23-24 empezó el 6 de septiembre con decenas de institutos declarándose "espacios libres de móviles".
Hay centros que se muestran partidarios de prohibir, mientras que otros siguen creyendo que es posible hacer un buen uso.
Rosa Liarte, profesora de Historia e 'influencer', es una firme defensora del teléfono como aliado educativo.
El IES El Til·ler permite en su regulación del móvil consultarlo a la hora del patio porque facilita su gestión del centro.
Francisco Villar, coordinador del programa de atención a la conducta suicida del menor en Sant Joan de Déu, alerta de los peligros del móvil para la salud mental.
El psicólogo clínico José Ramón Ubieto propone a las familias que, a la hora de lidiar con la tecnología, apuesten por la educación y los límites.
Redactor en 'Newsweek', Dan Lyons (Massachusetts, 1960) es uno de los primeros críticos de la 'gig economy'.
El ministro de Educación de Portugal, João Costa, insisten en que el debate de las pantallas va más allá del colegio.
Alumnos de ESO consideran que prohibirlo hasta los 16 es demasiado, pero admiten que la entrega del primer dispositivo debería retrasarse y que prohibirlo en el instituto es positivo.
"El sistema es cada vez es más individualista, y los chicos están muy solos expuestos a los discursos de odio que dominan las redes sociales".
Porno brutal y proclamas de odio: la alerta por un grupo de Whatsapp que se viralizó entre niños de 12 años de Barcelona llegó en pleno debate sobre el acceso al móvil.
Los móviles de los adolescentes reciben a diario cientos de impactos con mensajes de extrema derecha, debido a un ejército de los llamados ‘fachatubers’.
El mayor estudio hasta la fecha sobre la cuestión señala que los riesgos de las pantallas dependen de diversos factores, aunque admite que faltan investigaciones que exploren el impacto con profundidad.
Uno de cada tres adolescente usa el móvil más de tres horas al día según la última 'Enquesta d'hàbits de salut' de la Diputación de Barcelona.
Una investigación de la UOC revela que la exposición a pantallas influye negativamente en los bebés por la falta de interacción familiar.
"Marcar una edad no soluciona el problema porque, al final, todo depende del acompañamiento que hagan los padres", apuntan los pediatras catalanes.
"La regulación no debe centrarse solo en la escuela sino abarcar el entorno; las empresas tecnológicas han de ser más corresponsables".
"Siempre resultará más sencillo retrasar la posesión del 'smartphone' si los adolescentes no se ven siempre rodeados de adultos con la nariz enterrada en la pantalla".
"Cuando la educación familiar no coincide con las corrientes sociales tendemos a ceder por temor a que nuestros hijos se conviertan en el raro de la clase".
"Las instituciones hacen bien en aguantar el tirón y que la situación se encauce en la autonomía de los centros y de la responsabilidad de los progenitores".
"La vida es un campo de minas, sobre todo en la adolescencia, cuando la herramienta del discernimiento aún no está pulida".
"Más que un lugar de exclusión de los móviles, los centros educativos han de ser el espacio de formación sobre su uso".