Menores y 'smartphones'

Adolescentes sobre el uso del móvil: "Prohibirlo hasta los 16 es una exageración"

El movimiento 'Adolescencia sin móvil' prende como la pólvora por España: "Que el niño sin teléfono no sea el raro de la clase"

Cientos de familias de Barcelona se organizan para retrasar la entrega del móvil a sus hijos: "Tenerlo a los 12 años no debería ser normal"

Uso de pantallas en niños: ni los riesgos ni los beneficios son tan extremos como se ha dicho

Menores con los teléfonos móviles.

Menores con los teléfonos móviles. / El Periódico

Javier Pena / Helena López

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Familias y expertos en educación y psicología llevan días analizando con profusión el impacto de los móviles en la adolescencia y la edad más adecuada para que los chavales accedan a su primer 'smartphone'. Incluso el movimiento Adolescencia sin Móvil, que ha arrancado en Catalunya y se ha extendido como la pólvora por toda España, llama a padres y madres a organizarse para retrasar más allá de los 12 años –algunos hablan de los 16–la compra del primer dispositivo. A todo esto, ¿qué dicen las chicas y chicos de la ESO? ¿Sienten que es un debate en el que nadie les ha pedido su parecer? Parece que un poco sí. "Que no podamos usar el móvil hasta los 16 años nos parece una exageración, necesitamos comunicarnos con la familia y los amigos", responden al unísono Adriana y Martina, vecinas de El Prat de 14 y 15 años.

EL PERIÓDICO ha hablado con cuatro alumnos de cuarto de la ESO y el consenso es unánime. Dieciséis años es una edad que está más allá de lo que les parece razonable. En cambio, sí consideran que el momento más adecuado para tener 'smartphone' es entre segundo y tercero de la ESO. "Al final el móvil te hace perder el tiempo", apunta Jan, que como el resto de chavales entrevistados sí considera que prohibirlo en horario escolar –ninguno de los cuatro puede usarlo en el instituto– es una medida positiva.

"Prohibir el móvil en el insti es la manera de que socialicemos y, además, te ahorras problemas de que te hagan fotos y las cuelguen”, afirma Dídac

"Hay gente que se queja, pero está claro que es la manera de que socialicemos y, además, te ahorras problemas de que te hagan fotos y las cuelguen por ahí", añade Dídac, en alusión a una práctica extendida y descontrolada en las aulas que muchos centros solo han podido atajar al vetar el 'smartphone' dentro de los institutos. Jan, que estudia en un instituto escuela en el que nunca han podido usarlo, afirma que si el móvil no estuviera prohibido, "muchos niños en el patio ni jugarían ni casi comerían".

"El móvil te da mucho pero también te quita bastante", afirma Adriana

Lo cierto es que los cuatro son perfectamente conscientes del impacto que las pantallas pueden tener a sus edades. Ellos no tienen problemas de abuso, coinciden, pero sí ven conductas preocupantes a su alrededor. Las dos chicas, Martina y Adriana, explican que, entre el instituto y las extraescolares, ellas no disponen de demasiado tiempo entre semana para conectarse. Y aunque ambas consideran que también el fin de semana mantienen el consumo en unos parámetros razonables, sí admiten que guardan una relación -como los adultos- ambivalente con el 'smartphone'.

"Aún paso más horas con el móvil de las que me gustaría, pero tuve una época en la que no estudiaba por estar más rato conectada; luego reaccioné", admite Martina

"El móvil te da mucho pero también te quita bastante –sintetiza Adriana–. Por ejemplo, yo nunca he dejado de hacer planes, pero sí conozco gente que se encapsula mirándolo. También soy muy consciente del impacto que puede tener en los adolescentes, al estar permenentemente expuestos a comparaciones o prejuicios a través de las redes: sé de personas que han tenido trastornos como la bulimia debido a esto".

Abuso y enganche

"Las comparaciones pueden llegar a ser realmente peligrosas a nuestras edades", coincide Martina, que –para decir cosas positivas–, también defiende que el dispositivo ayuda mucho a socializar y a conocer gente nueva. Aun así, sí admite que conoce gente que abusa –cuando no está enganchada– del 'smartphone'. De hecho, ella explica que no tuvo precisamente un buen comienzo con el aparato. "Aún paso más horas con él de las que me gustaría, pero tuve una época en la que no hacía los deberes o no estudiaba por estar más rato conectada. Luego me di cuenta de las consecuencias que comportaba y pude revertir la situación".

"Si el móvil no estuviera prohibido en el instituto, muchos niños en el patio ni jugarían ni casi comerían”, explica Jan

Dídac, por su parte, explica que pasa una de media unas cuatro horas diarias con el móvil, sobre todo consumiendo vídeos de TikTok, aunque lo que más le gusta, cuenta, es el fútbol y “montar pachangas con los amigos”. “Pero, cuando no estamos con los amigos, sí, el móvil es nuestra manera de entretenernos”, señala. 

Pandemia

Jan, que tuvo su primer móvil a mediados de primero de ESO, señala el antes y después que la pandemia supuso en el acceso al primer móvil. Él pasó el último curso de primaria encerrado en casa y recuerda perfectamente que, al salir a la calle, muchos de sus compañeros ya lo hicieron con móvil. Con el confinamiento –reflexión avalada por los estudios–, la entrega del primer dispositivo se adelantó. “Mi hermano lo había tenido más tarde y mis padres me decían que aún era muy pequeño –explica–. Ahora creo que hicieron bien en retrasarlo".

Y aunque los cuatro ya no entienden su vida sin el móvil, sí creen que de tanto en tanto, como apunta Adriana, va bien "desde un punto de vista mental" desconectar "de teléfono y redes".

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