Tecnología y crianza

¿Afecta el uso de pantallas al desarrollo cognitivo de los niños? Sí, pero con matices

Una investigación de la UOC revela que la exposición a pantallas influye negativamente en los bebés por la falta de interacción familiar

¿Cómo saber si mi hijo es un adicto a la pantalla del móvil?

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Un niño juega con la tableta

Un niño juega con la tableta / José Luis Roca

Olga Pereda

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Desde que son bebés, los niños están sobreexpuestos a las pantallas. Según un estudio publicado en la revista científica 'JAMA Pediatrics', más del 75% de los menores de 2 años y el 64% de los que tienen entre 2 y 5 sobrepasan los límites fijados por las autoridades sanitarias, que no recomiendan más de una hora al día entre los 2 y los 5 años. ¿Afecta al desarrollo cognitivo y del lenguaje de los niños y las niñas el uso excesivo de móviles y tabletas desde la más tierna infancia? Sí, pero con matices.

Varias investigaciones relacionan la exposición temprana a las pantallas con una menor puntuación en las habilidades para hablar y para aprender y recordar. Sin embargo, Lucrezia Crescenzi-Lanna, investigadora del Child Tech Lab de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), puntualiza que las consecuencias directas “no están del todo claras”. Según la experta en interacción entre menores y pantallas, "es complejo demostrar una relación de causa-efecto entre estas dos variables”. Y añade: “La menor puntuación en el desarrollo cognitivo y del lenguaje podría atribuirse, en parte, al contexto en el que se producen los hábitos de excesiva exposición a las pantallas y no a la exposición por sí misma".

La investigadora de la UOC recuerda que los bebés (menores de 3 años) “se encuentran en un momento en el que la interacción con adultos de referencia es determinante para su correcto desarrollo”. “Cuando familiares, amigos y educadores se dirigen a ellos mientras les miran y sonríen, cuando comparten la atención hacia un objeto o una acción, están estimulando sus sentidos a través del juego y apoyando su proceso de desarrollo del lenguaje, de la atención y de las emociones”, argumenta. "El problema -concluye- son las posibilidades de interacción con los demás que está perdiendo el menor mientras mira las pantallas”.

De hecho, este es el motivo por el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) marca límites de tiempo. En el artículo ‘Para crecer sanos, los niños tienen que pasar menos tiempo sentados y jugar más’, recomienda a los padres y las madres de menores de 5 años que sus hijos reduzcan el tiempo que gastan sentados mirando pantallas o sin hacer nada en el carrito. El organismo internacional también pide que los bebés duerman más y tengan más tiempo para “jugar activamente”. 

"El problema reside en dejar al menor 'entretenerse' solo frente una pantalla"

— Lucrezia Crescenzi-Lanna, investigadora del Child Tech Lab de la UOC

Los bebés, efectivamente, necesitan que les hablemos, les toquemos e interactuemos con ellos. De esa manera favorecemos las conexiones neuronales, que reciben el nombre científico de sinapsis. “Tiene que haber estímulos para que las neuronas se conecten. Hasta los 4 años, y sobre todo en los primeros meses de vida, se producen entre 700 y 1.000 conexiones neuronales por segundo. Si no interactúas con tu bebé, ¿qué estímulos va a recibir? ¿Cómo va a aprender a hacer cosas?”, recuerda la médico, pediatra y neuropediatra María José Mas en 'La aventura de tu cerebro' (Next Door Publishers). “Cuando una mamá o un papá achuchan, abrazan, besan y hablan con su bebé le están proporcionando experiencias que le van a permitir generar esas conexiones. Tienen que ofrecer esos estímulos con cariño y sin estrés. Cuando tú hablas a tu bebé, tu objetivo como padre -aunque sea inconsciente- es que aprenda a hablar también”, añade la experta.

Tiempo y contenido

Profundizando en el uso de pantallas, la investigadora Crescenzi-Lanna insiste en que no solo es importante el tiempo de exposición sino el contenido y con quién comparten la experiencia. "Si una abuela juega con su nieta de 2 años con una aplicación educativa de calidad y adecuada a su edad, comenta lo que pasa en el juego y le cuenta anécdotas asociadas a lo que están mirando, esta será probablemente una experiencia compartida enriquecedora para los dos", explica la investigadora de la UOC.

Crescenzi-Lanna añade que si un menor de 4 o 5 años tiene miedo a una escena concreta de unos dibujos animados -por ejemplo, una bruja- "se puede emplear este momento para hablar del miedo, nombrar la emoción, ayudar a reconocerla y pensar cómo gestionarla, y también aprovechar para introducir el tema de la presencia de los estereotipos de género", explica tras insistir en el problema que conlleva dejar al menor "entretenerse" solo frente una pantalla. "Una muestra de ello es que el 17% de los niños de entre 3 y 4 años en el Reino Unido tienen su propio teléfono móvil, según el último informe de Ofcom", advierte.

A la hora de seleccionar contenidos, la investigadora propone ejemplos como Mi primer festival de cine, en la plataforma Filmin, o algunos cortos de Pixar. “En el Child Tech Lab hemos conseguido seleccionar una muestra de 25 aplicaciones de calidad para menores de más de tres años a partir de un análisis de más de 300 aplicaciones educativas", concluye.