Iniciativa del Hospital del Mar de Barcelona

Terapia en salud mental con perros: "Ellos no te juzgan"

Las sesiones guiadas logran cambios de ánimo y mayor apertura en pacientes psiquiátricos

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Terapia con perros en salud mental: "Ellos no te juzgan"

Foto: Zowy Voeten | Vídeo: Zowy Voeten y Patricio Ortiz

Fidel Masreal

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"Los perros no juzgan, te ofrecen un amor incondicional, nos dan confianza y nos enseñan que si son educados eso va a dar resultado, y eso lo podemos aplicar a nosotros mismos y dejar que la mente sea un gran fantasma que me quiere hacer miedo". Esta es una de las reflexiones que una de las pacientes participantes hace al final de las siete sesiones de terapia con perros en las que ha participado con una docena de mujeres y hombres que comparten trastornos mentales y están hospitalizados o acuden al centro de día del Hospital del Mar.

Es solo una de las vivencias y conclusiones que comparten los participantes tras una hora acariciando y paseando a los perros que vienen de la mano de la Asociació Catalana d'Excursionisme Caní. "Me ha ayudado a salir, y sufría agorafobia, pero he venido por ellos, se recibe más cariño de los animales que de las personas", se sincera otra mujer. "Yo lo resumiría en la palabra libertad y en el cariño de los perros", explica Ana, que tiene una perra desde hace tiempo, que la ayuda a sobrellevar su situación. Otra participante habla de que los perros no fijan condiciones y ofrecen ternura. "Ha valido la pena salir parque al regresar a casa he sentido bienestar, tras cada sesión", describe otro participante.

Caricias en el presente

Las sesiones consisten en un paseo con los perros y una charla sobre una temática relacionada con la salud mental. Y es ahí donde se producen los momentos mágicos. Los pacientes sonríen, acarician a los perros, preguntan por su raza, los alimentan, les hacen fotos y se sitúan en un espacio determinante, según Silvia Rosado, enfermera especialista en Salud Mental, etóloga y técnica en terapias asistidas.

Cambia todo, en estos minutos en el parque contiguo al centro sanitario. El tono de voz, la falta de miedo, y sobre todo una sensación generalizada de relajación, como de tiempo en suspensión. Se forman tres grupos pequeños. Y se generan conversaciones sobre la necesidad de vivir el presente. "La tristeza nos lleva al pasado y no nos sienta bien, la ansiedad nos conecta con hechos futuros que quizás no pasarán, los perros tiene una cosa muy buena: viven el presente", describe Rosado. Los resultados se están evaluando, pero existen vivencias como la de uno de los jóvenes que en la primera sesión acudió con auriculares, porque decía que oía voces, y en la segunda ya se los quitó. A la tercera acudió sin ellos.

Los perros tienen un sexto sentido, cuando el mío conoció a mi hija detectó que algo pasaba

Gloria Ballesta

Mientras, los perros siguen fieles al lado de sus amos por una hora. Les dan la pata, se dejan tocar. Como explica Gloria Ballesta, coordinadora del grupo de perros, por experiencia propia, tiene claro: "Evidencia científica no la tengo, pero sí experiencia propia, tienen un sexto sentido, mi perro, que ahora tiene tres años, cuando conoció a mi hija detectó que algo pasaba y de aquí al infinito, mi hija tiene una pluridiscapacidad". "Un perro sabrá qué persona en un parque no está emocionalmente bien, de entrada no se acercan igual, lo hacen más despacio, más sumisos, para que los toquen; no me expliques cómo, pero lo notan", añade. Su grupo

Una apuesta a imitar

Rosado pide que este tipo de terapias se multiplique. Constata que la participación en las sesiones es un éxito en dos ámbitos: el de las conductas y el emocional. En el primero, el hecho de salir del centro sanitario, vestirse y participar es ya un gran esfuerzo en muchos pacientes con problemas. En cuanto al estado emocional, la coordinadora de esta terapia percibe que a partir de la compañía con los perros, los pacientes se abren con más naturalidad a hablar de su situación personal, se relajan y se dejan llevar. "Bajan la tensión arterial, se favorece el vínculo terapéutico, te relajas y es más fácil entrar en determinados temas, los pacientes se abren muchísimo", explica Rosado.

"Me llevo el cariño de los animales, y agradezco a sus dueños que hayan podido compartirlos con nosotros", concluye una mujer entre lágrimas. Al final, surge una pregunta incómoda: ¿Por qué no se repite la experiencia?