Emergencia por sequía

Catalunya empieza a reducir caudales: "Es una condena para ríos como el Muga"

Colectivos ecologistas denuncian a la ACA ante fiscalía por la "reducción salvaje" de los caudales de los ríos

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Ecologistas protestan en el lecho fluvial del río Muga.

Ecologistas protestan en el lecho fluvial del río Muga. / IAEDEN

Guillem Costa

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Para entrar en un río, normalmente, se necesitan unas largas botas de pesca. Sin embargo, este jueves, los ecologistas que han "invadido" el lecho fluvial del río Muga para protestar contra la decisión del Govern de reducir el caudal de los ríos, dentro del plan contra la sequía, lo han hecho con un calzado normal. Este río ampurdanés, en los tramos de Peralada y Cabanes, está completamente seco y se ha transformado en un cantorral yermo.

Científicos advierten de los riesgos para el ecosistema de esta medida del Govern que ya se percibe en el Ter y el Muga

"La imagen es un argumento de peso contra del recorte drástico de los caudales ambientales mínimos impuesto por la Generalitat", critica Arnau Lagresa, miembro de IAEDEN (Institució Alt Empordanesa per a la Defensa i Estudi de la Natura). Pone palabras al malestar de más de 20 asociaciones ecologistas (entre las cuales la XCN, Xarxa per la Conservació de la Natura), que una semana atrás llevaron esta acción a la fiscalía en forma de denuncia. "Entendemos que se deba asegurar el agua de boca, pero la segunda prioridad ha de ser el mantenimiento de los ecosistemas fluviales, que ya están tocados de muerte", detalla Lagresa.

Considera que la decisión es "una condena" para el río y las especies, muchas de ellas en peligro de extinción, que habitan en su cauce. Además, las plataformas de la zona no logran comprender por qué el Muga es el río donde más se restringirán los caudales. Catalunya entró en emergencia el viernes pasado y a día de hoy, los datos que maneja la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) confirman que la reducción de caudales ya es una realidad.

La situación concreta de un árbol, de un molusco y de un pájaro evidencian el declive de los ríos

La ACA preveía reducir los caudales del Llobregat, el Ter y el Muga. Y los dos primeros afectados son los dos ríos del norte. En menos de una semana, el Muga ha pasado de 135 litros por segundo a 100 litros por segundo. El Ter, desde la presa del Pasteral, ha pasado de 2.000 metros por segundo a 1.600. El Govern, desde el primer día, ha insistido en una idea: las reducciones serán progresivas y si se detectan efectos graves sobre los ecosistemas, se pararán.

El río Muga, sin apenas caudal.

El río Muga, sin apenas caudal. / IAEDEN

Esta explicación no convence a los colectivos que rechazan la medida. La otra baza del Ejecutivo catalán para defender esta decisión polémica son las llamadas 'hidropuntas', unas acciones que consisten en aumentar los caudales durante unas horas, dos veces por semana, para aliviar a los hábitats fluviales. Sin embargo, Lagresa opina que no son suficientes.

Marc Ordeix, biólogo especializado en ríos, comparte la tesis: "¿De qué le sirve a un pez disponer de agua dos días a la semana? ¿Te imaginas que a ti te dicen que solo puedes respirar dos veces cada siete días?". Ordeix, que dirige el CERM (Centre d'Estudis dels Rius Mediterranis), entiende que se necesite agua, pero afirma que ahogar más a los ríos es tensar demasiado la cuerda.

Alisos muertos

Para ejemplificar el declive de los ríos, que aún se puede intensificar más con esta medida de la Generalitat, expone tres situaciones muy llamativas que afectan a un árbol, a un molusco y a un pájaro. Empieza por el aliso, un árbol típico de los bosques de ribera, este hábitat tan amenazado: "En los últimos años, están muriendo en gran cantidad. Los alisos necesitan tener siempre las raíces húmedas. Y si el río se seca o se constriñe, mueren o quedan muy maltrechos. Lo estamos viendo en todos los estudios que hacemos".

El segundo protagonista es un molusco muy escaso: la náyade. Sus poblaciones han disminuido de forma drástica pese a varias estrategias de conservación. "La náyade, cuando el río se seca, se entierra, pero no se puede ir. Y si el periodo de escasez de agua es duradero, muere. En el tramo final del río Ter hay unas cuantas y lo pueden sufrir", advierte Ordeix.

Un mirlo acuático.

Un mirlo acuático. / El Periódico

El último caso paradigmático que presenta el experto es el del mirlo acuático, un pajarito que se sumerge constantemente para buscar alimento entre las piedras de los ríos. "En las montañas de Prades ya se ha extinguido y en varios sectores de las Guilleries, esta especie, antes común, es una rareza, puesto que requiere un caudal algo potente para comer y sobrevivir.