Crisis hídrica en Catalunya
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Francolí 1 / JOAN REVILLAS
Por qué confiar en El Periódico Los caudales de los ríos han quedado bajo mínimos ante la sequía. En algunos puntos se han batido récords históricos y ríos que solían llevar agua han quedado totalmente secos. Según datos de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), al menos en 21 tramos de río se han registrado cantidades de agua muy escasas, incluso por debajo de los caudales ambientales mínimos establecidos. El motivo principal, más que algunos incumplimientos puntuales por parte de empresas, es la extrema sequía que en algunas zonas de las cuencas internas ya dura tres años.
Los ríos que más han visto reducir sus caudales son el Arnera, el Fluvià, el Ter, el Ges, el Daró, el Gaià o el Francolí
Es cierto que el hecho de que el caudal sea insuficiente puede estar causado por la acción humana, pero la ACA asegura que en este caso, la principal culpable es la falta de aportaciones naturales, un hecho que ya es habitual en los ríos mediterráneos. Sin embargo, este año, se ha notado mucho más por la grave escasez. El caudal ambiental se debe entender, explican desde la ACA, como una restricción al uso. Por lo tanto, el hecho de que ciertos tramos estén del todo secos no significa que haya existido un incumplimiento.
Los ríos que más han visto reducir sus caudales son el Arnera, el Fluvià, el Ter, el Ges, el Daró, el Gaià o el Francolí, aunque en tramos puntuales de la Muga o el Llobregat también se han registrado cifras poco habituales. En el Segre, los agentes rurales hicieron varias comprobaciones y también detectaron que en ciertos lugares bajaba menos agua de la que correspondía.
Embalses en agonía
Con los pantanos también al límite, el decreto de sequía redució los umbrales de los caudales ecológicos y, aun así, en algunos tramos no ha llegado a fluir el agua prevista. "Se han detectado ríos con mínimos por debajo de lo que se indicó como caudal ambiental obligatorio, en tramos donde nunca había ocurrido", explica Antoni Munné, jefe del departamento de control y calidad de aguas de la ACA. El río Ter llegó al mínimo histórico jamás registrado: "Bajaba a 1 metro cúbico por segundo, cuando lo mínimo teórico eran 3,5 metros por seundo". En el río Glorieta también se detectaron caudales inusuales, y también en puntos de la Noguera Ribagorçana, un río de origen montañoso que suele bajar con agua abundante.
Esto ha provocado mortandades de peces en distintos puntos, ya que los animales se han quedado sin suficiente oxígeno en el agua. Ha ocurrido en ríos como el Francolí, el Segre o el Daró. En otros casos, los rurales han llegado a tiempo y han trasladado a los peces (los autóctonos) a otro río para salvarlos y evitar que murieran por la poca cantidad de agua que circulaba. Estos episodios no son un problema para las especies afectadas, que están habituadas al ecosistema mediterráneo y no sufren declives generales. Lo resuelven en la siguiente primavera, poniendo más huevos para recuperar la población. La duda es si este proceso se mantendrá ahora con la situación actual.
Donde más se ha cumplido con los caudales requeridos es en los ríos regulados por embalses o en los que hay gran cantidad de aportaciones procedentes de las depuradoras. En el primer caso, si el estado del embalse lo permitía se desaguaba lo necesario para que los caudales fueran los exigidos. En el caso de las depuradoras, como vierten el agua residual saneada los ríos, permiten que los cauces se mantengan por encima de los límites. Esto ha sucedido por ejemplo en el Llobregat o en ciertos tramos del río Tordera, que se mantienen por la aportación de las depuradoras.
En los grandes ríos europeos, las cosas son distintas. Ahí, los caudales ambientales son mucho más elevados porque se trata de ríos que siempre llevan una cantidad de agua importante. La situación en la región mediterránea suele incluir momentos de sequía. Varios ríos se secan durante los meses cálidos y entran en estiaje. Sin embargo, lo que ha sucedido este verano supera lo habitual de cada temporada.
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