Crisis hídrica

El mal estado de los ríos catalanes amenaza de muerte a los peces autóctonos

Los científicos ya perciben en sus análisis el declive de especies como la trucha, el barbo de montaña o el cacho

La sequía y la degradación y explotación de los caudales son los factores que han provocado la situación

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Ecologistes en Acció

Guillem Costa

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Anguilas agonizan en la desembocadura del Francolí, en Tarragona. Algunas de ellas se acumulan en charcas para apurar las últimas existencias de agua. Esta escena se ha repetido en los últimos días y podría ser un anticipo de lo que ocurrirá en otros ríos y rieras de Catalunya si la sequía no cesa.

En el caso del Francolí, sin embargo, la falta de agua no es la única responsable. Al menos esto es lo que aseguran ecologistas que siguen el estado del río día a día: "El gran problema es que se utiliza más agua de la cuenta para usos industriales y municipales y el caudal no tiene la fuerza suficiente para llegar al mar".

Son palabras de Víctor Álvarez, portavoz de Ecologistes en Acció en Tarragona.

Imágenes como estas, provocadas en muchos casos por la degradación y explotación de los ríos, se pueden replicar en más lugares de Catalunya si la escasez de agua persiste. "Las rieras están secas y, aunque no lo parezca, son espacios donde se concentra una cantidad sorprendente de biodiversidad", detalla Álvarez.

Una de las zonas con agua de retorno donde se refugian algunos peces en el tramo final del río Francolí.

Una de las zonas con agua de retorno donde se refugian algunos peces en el tramo final del río Francolí. / JOAN REVILLAS

En el mismo río Francolí, hace dos años, se encontró un pez fraile (especie poco habitual) procedente de una de estas rieras adyacentes, hecho que con el paisaje árido actual es impensable.

Carpas muertas el año pasado en el Francolí.

Carpas muertas el año pasado en el Francolí. / Ecologistes en Acció

"La reducción de poblaciones de peces autóctonos es un riesgo existente", afirma Marc Ordeix, del centro de estudios de los ríos mediterráneos (CERM). Detalla que en nuestros ríos viven especies habituadas a resistir sequías y a superar episodios de mortandad: "Lo resuelven en la siguiente primavera, poniendo más huevos para recuperar la población. La duda es si este proceso se mantendrá ahora con la situación actual".

Primeros escollos

La falta de lluvias tiene consecuencias por ejemplo en varios tramos de la Tordera. "Hay puntos en los que el río se mantiene por la aportación de las depuradoras, pero en otros ya no", advierte Sònia Sánchez, técnica de la fundación Rivus. Los miembros de esta entidad han detectado anguilas en el curso bajo del Besòs o espinosos en la Tordera (dos especies amenazadas): "Son peces acostumbrados a altibajos en las reservas de agua, pero tanta escasez les puede complicar la vida".

Victor Álvarez señala uno de los tramos secos del río Francolí, cerca de Tarragona.

Victor Álvarez señala uno de los tramos secos del río Francolí, cerca de Tarragona. / JOAN REVILLAS

Pese a estos dos hallazgos esperanzadores, la tónica general es más bien negativa: los primeros análisis de la fundación Rivus muestran ya una regresión de las especies autóctonas como el barbo de montaña o el cacho. Las dominadoras, en la Tordera, son especies invasoras como los piscardos. En el Besòs, la presencia de ejemplares exóticos todavía es mayor: barbos del Ebro, carpas o gambusias son los principales habitantes del río.

En las rieras secundarias el escenario es aún más preocupante. Un buen ejemplo es lo que ocurre el la riera de Vallvidrera, donde un equipo de investigación de la UB ha recogido datos para preparar su informe anual. La calidad ecológica de este ecosistema es deficiente y el caudal muy débil. Pero lo peor es la caída en picado del número de peces, en comparación con años anteriores: solo han detectado dos especies autóctonas: el barbo colirrojo y la anguila (un solo ejemplar). La situación, según el parque natural de Collserola, es crítica.

Truchas exiliadas

Ordeix, para ejemplificar el proceso de pérdida de población, evoca el clásico libro ecologista Primavera Silenciosa (1962), de Rachel Carson. En el libro se narra la imperceptible desaparición de insectos y aves por culpa de pesticidas y la contaminación. "A lo mejor no observamos una gran mortandad con montones de peces muertos, pero esto no significa que las especies no entren en un grave declive", zanja el investigador.

Uno de los tramos del Francolí donde todavía queda agua.

Uno de los tramos del Francolí donde todavía queda agua. / JOAN REVILLAS

Los ríos del noreste de Catalunya, antes permanentes durante todo el año, cada vez más se están convirtiendo en ríos temporales, por lo que la reproducción de algunas especies se complica. Ordeix pone el foco en las truchas: "Están sufriendo mucho. Necesitan aguas frías y como esto ahora es difícil tienen que remontar río arriba y ya no las encontramos donde era habitual hace años".

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