Educación en Catalunya

Bienvenidos a la Espronceda de Sabadell, una escuela 'biblioteca' para transmitir el amor por la lectura

De bibliotecas escolares a becas de creación: así es el plan de choque del Govern para fomentar la lectura

Más del 40% de los colegios catalanes no tienen biblioteca escolar pese a estar obligados por ley

Iniciativa de impulso a la lectura en la escuela Espronceda de Sabadell.

Iniciativa de impulso a la lectura en la escuela Espronceda de Sabadell. / Helena López

Helena López

Helena López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Lunes, nueve de la mañana en la escuela Espronceda de Sabadell (Vallès Occidental). Todas las mesas de la clase juntas en el centro del aula formando una sola, y todo el alumnado y la maestra sentados alrededor. El gran tablero que domina la clase está sembrado de libros. Todos puestos boca arriba. Todos a la vista de todos. De un ‘Super Patata’ a una biografía de ‘Coco Chanel’. De ‘La deesa sense cara’ a ‘La Tina i en Pop’. Son un grupo de de tercero y cuarto de primaria --en el Espronceda mezclan al alumnado por ciclos- y están en el momento de 'presentación de libros', con el que empiezan la jornada todos los lunes.

Cada criatura deja sobre la mesa el libro que acaba de leer y, entre todos, lo comentan, animándose los unos a los otros, según sus gustos, a elegir la próxima lectura. Ni leen todos lo mismo ni tienen que rellenar la clásica ficha con el autor y los protagonistas. Se trata de sentarse en círculo y hablar. De literatura, sí. Hablar en público y en catalán -un reto para muchos de ellos- pero en un espacio seguro.

Esta escuela ha invertido los fondos poscovid PMOE-PROA+ en un proyecto de impulso a la lectura que ha llenado de libros las aulas y los pasillos

El sol entra por los ventanales desde los que se ven los altos bloques con sus característicos balcones abarrotados de ropa tendida que rodean la escuela en un barrio de clases populares de Sabadell y el ambiente en todas las aulas del pasillo, los cuatro grupos de ciclo medio, es de paz. Si no sonara demasiado cursi podría describirse casi como mágico. Cada círculo comenta sus libros con ganas -muchas manos alzadas deseosas de opinar-, pero en un clima remarcablemente tranquilo.

Laura Santana y Sandra Martínez son la jefa de estudios y la directora de esta escuela catalogada como de máxima complejidad [es decir, donde gran parte del alumnado proviene de familias con situaciones socioeconómicas difíciles]. Un centro con 57 años de historia y la virtud que tienen la mayoría de escuelas de aquella época: unos pasillos especialmente amplios, que el claustro –animado por el alumnado, vía el activo Consell d’Infants- ha llenado de libros. Títulos expuestos a su alcance, vista y altura.

Dos alumnos de la escuela Espronceda, en Sabadell, consultan libros en un pasillo.

Dos alumnos de la escuela Espronceda, en Sabadell, consultan libros en un pasillo. / Helena López

Algunos, en cajas de madera hechas a mano por la también implicadísima conserje de la escuela; otros sobre los colgadores. Otros, en estanterías. Libros temáticos, relacionados con las materias que trabajan en cada curso y asignatura.

Volúmenes bonitos, pensados, muy bien editados y visiblemente nuevos, nada que ver con el fondo de la mayoría de maltrechas bibliotecas escolares del país.

La apuesta de la escuela Espronceda para invertir la inyección de fondos poscovid europeos y de la Conselleria d'Educació (PMOE - PROA+) para 'levantar' las escuelas de máxima complejidad fue el impulso a la lectura, algo que han hecho comprando libros y repartiéndolos por toda la escuela: en clase y en los pasillos. Este curso, además, tienen el objetivo de poner a petición del alumnado -la mejor muestra de que el proyecto está funcionando- una de las cajas con libros en el patio, aprovechando la sombra del nuevo toldo instalado por el ayuntamiento el curso pasado en el marco del plan de choque por las altas temperaturas en los centros educativos.

El centro también implica a las familias con lecturas en voz alta en alguna de las 16 lenguas maternas del alumnado

16 lenguas maternas

Y este no es el único objetivo para hacer crecer el proyecto este curso. Aprovechando que en la escuela se hablan 16 lenguas maternas, y para implicar también a las familias en el proyecto de impulso a la lectura, quieren invitarlas a venir y leer libros en su idioma en voz alta –otro de los puntos fuertes del colegio- al alumnado, obras que también pasarán a formar parte del fondo común.

De hecho, la inversión de los fondos PMOE-PROA+ en libros ya ha servido para que la ampliación del fondo bibliográfico de la escuela diera más voz a biografías de artistas mujeres, por ejemplo (ellos han estado siempre sobrerrepresentados) y a historias de otros países, de otras culturas. La asignatura pendiente ahora son las lenguas. La mayoría de la nueva obra comprada es en catalán, ya que es un aspecto que necesitan reforzar especialmente con su alumnado dada la composición social de su entorno, en la que el catalán, fuera del centro, es prácticamente inexistente.

Los libros aquí son una herramienta de acogida en todos los sentidos.

"Si, por ejemplo, llega un niño a medio curso desde China, en la hora de lectura en voz alta puede leer un libro en su idioma, para que él se empodere mostrando a sus compañeros lo bien que lee, y que el resto vea que no sabe leer en catalán porque acaba de llegar, pero que en su país quizá era el primero de la clase", pone como ejemplo Martínez

Librerías de proximidad

Otro aspecto reseñable de la iniciativa es que han comprado el conjunto de obras en librerías de la ciudad, a quienes pidieron asesoramiento una vez recogieron los intereses del alumnado (también vía Consell d'infants).

"Les mandamos una lista con los temas y géneros que habían pedido los propios alumnos, y a partir de ahí ellas nos hicieron propuestas de títulos concretos, que estudiamos con el claustro y compramos", detalla la jefa de estudios, muy orgullosa (con motivos) de un proyecto que no para de evolucionar.

Con el paso del tiempo, además, van viendo los gustos de los alumnos en función de los libros que más se llevan, para orientar futuras compras -en ciclo superior lo que arrasa es el cómic-,e incluso más: "Si vemos que Fatou, una de nuestras alumnas, se ha llevado tres libros de botánica, podemos intentar tirar más del hilo de ese interés", concluye Santana, a quien se le ilumina la cara cada vez que un alumno le pide un título que no tiene tras haber leído los dos anteriores de la misma colección y haberse 'enganchado'. Misión cumplida.

Suscríbete para seguir leyendo