Crisis hídrica en Catalunya
El episodio de lluvias frena la caída de Sau pero aún no se nota en todos los pantanos
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El primer gran temporal de verano alivia las cabeceras de los ríos en plena sequía
Francisco José Moya
Infografía
Guillem Costa
Que haya llovido no significa que las reservas de los pantanos se recuperen al instante. Sin embargo, las precipitaciones de este fin de semana deberían servir para que el estado de los embalses catalanes se mantenga relativamente, o como mínimo, no descienda tan deprisa.
Donde curiosamente sí ha habido una ligera recuperación, como se muestra en los datos remitidos este lunes por la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), es en el pantano de Sau (Osona). Este embalse, que fue uno de los símbolos de la grave sequía durante la primavera por la operación de vaciado que se activó ante las escasas reservas, ha mejorado ligeramente y se acerca al 20% de su capacidad.
En el resto de los embalses de las cuencas internas, las abundantes lluvias de las últimas 48 horas en los Pirineos y en la costa todavía no se reflejan en forma de aumento en las reservas.
Otro récord
La realidad es que el dato global de todos estos embalses bate otro récord negativo de la actual sequía. Están, de media, al 23,5% de su volumen total. No se registraba un porcentaje tan escaso desde la sequía de 2008. Por aquel entonces, los pantanos se recuperaron con las lluvias primaverales. Esta vez, en cambio, no ha sido así.
Las últimas lluvias no han caído equitativamente. Los embalses del Ter sí las van a notar porque en la cabecera de este río es donde más llovió, con registros que superaron los 100 litros en algunos observatorios. No obstante, en la cabecera del río Cardener, relacionado con embalses como la Llosa del Cavall, no hubo precipitaciones como en otros puntos.
Las lluvias, de todas formas, aunque no tengan una repercusión inmediata en los embalses, son útiles para aliviar la pertinaz sequía. Los suelos secos de los bosques se remojan y filtran el agua, que acaba en los acuíferos, otro reservorio clave para el abastecimiento urbano.
Además, los caudales de ríos en estiaje y rieras secas se han recuperado en las zonas donde más ha llovido, un hecho que revitaliza la situación de sequía que también perjudica a la biodiversidad.
Donde menos ha llovido en Catalunya es en las cuencas del Ebro. Tanto en las comarcas del sur como en las comarcas de Lleida, los registros lluviosos han sido bastante pobres. En el Vall d'Aran sí ha llovido con intensidad, pero los ríos de esta comarca forman parte de la cuenca del río Garona.
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