La encrucijada del socialismo

Rubalcaba respalda la estrategia de Navarro ante el sector crítico

Alfredo Pérez Rubalcaba y Pere Navarro, ayer, en el Congreso de los Diputados.

Alfredo Pérez Rubalcaba y Pere Navarro, ayer, en el Congreso de los Diputados.

JUAN RUIZ SIERRA / Madrid

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Pere Navarro estuvo ayer en Madrid. Ni la iniciativa ni el momento elegido para el fugaz desplazamiento fueron producto de la casualidad. El líder del PSC presentó una proposición no de ley que insta al Gobierno a convocar con carácter urgente la comisión bilateral Estado-Generalitat, que no se reúne desde hace dos años y medio, a pesar de (o quizá debido a) la tensión entre ambas administraciones. En principio, la visita se iba a reducir a esta propuesta, que le permitió manifestar que él también se mueve, que pese a haberse apeado del frente por el derecho a decidir no está de acuerdo con el "inmovilismo" del PP. No había ningún otro acto previsto. Sin embargo, ante las fricciones internas del PSC, a primera hora de la mañana hubo una nueva convocatoria. Navarro se vio con el secretario general del PSOEAlfredo Pérez Rubalcaba. Hubo foto, hubo media hora de encuentro y hubo mucha sintonía.

Rubalcaba respalda la estrategia de Navarro ante el sector más soberanista de los socialistas catalanes. En el fondo, al PSOE le habría gustado que el escenario actual se hubiera producido antes, porque así se hubiesen evitado las dos votaciones distintas del PSC en el Congreso (siempre sobre la consulta), y que algunas voces, sobre todo de la vieja guardia, clamasen durante meses por una ruptura que abocaría a los dos partidos al desastre electoral. Pero todo eso es el pasado. A raíz de la apuesta por el federalismo y la reforma de la Constitución, pactada este verano en Granada, Rubalcaba y Navarro acordaron que el primero lograría que todo el PSOE se sumara a la nueva receta territorial y que el segundo se iría alejando progresivamente de la apuesta por el referendo sobre la independencia.

Ambas partes han cumplido lo estipulado y ahora el PSOE respira tranquilo. La dirección del partido considera que uno de los principales motivos por el que no terminaban de acortar la distancia con el PP (algo que parece haber cambiado a raíz de la restrictiva reforma del aborto del Gobierno) era la tensión en Catalunya y sus diferencias con el PSC. «¿Qué habría pasado si los socialistas catalanes hubieran estado en la foto de los partidos a favor de la consulta?», se pregunta un importante dirigente. Para empezar, continúa él mismo, los tambores de guerra interna que exigían el divorcio entre los dos partidos socialistas habrían sido muy difíciles de acallar. Pero tan importante como eso, concluye, es que la petición de referendo de autodeterminación habría tenido mucha más fuerza, «porque ahora todo el mundo se ríe del PSC, pero institucional y simbólicamente continúa significando mucho en Catalunya».

LOS GESTOS / La respuesta oficial del PSOE es que apoyará lo que decida hacer Navarro si al final sus diputados díscolos votan a favor o se abstienen hoy sobre el traspaso a la Generalitat de la competencia para convocar referendos. El PSC es un partido soberano, insisten en el entorno de Rubalcaba, y el PSOE no va a entrar en si los desobedientes deben o no ser expulsados. Pero lo cierto es que se apoya la mano dura. «Navarro ha tenido multitud de gestos. Convocó el Consell Nacional para tratar la votación de hoy. Hubo debate y votación secreta. Una mayoría de más del 80% apoyó a su líder. Hay que ser consecuente con lo que se ha decidido democráticamente», señalan en la dirección socialista, donde al mismo tiempo se reconoce que el malestar que se vive en Catalunya no se comprende adecuadamente en el resto de España. Eso es lo que los socialistas intentan trasladar estos días al PP para lograr que se mueva. Por el momento, el mensaje no surte efecto en el otro lado.