Error del sistema

Cansados de tanto lío

Hay cierta fatiga colectiva que encuentra modos diversos de mostrarse. También en el reciente resultado electoral

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, sala para recibir al presidente de la República de Lituania, en el Palacio de la Moncloa, a 10 de mayo de 2023, en Madrid (España).

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, sala para recibir al presidente de la República de Lituania, en el Palacio de la Moncloa, a 10 de mayo de 2023, en Madrid (España). / Eduardo Parra - Europa Press

Emma Riverola

Emma Riverola

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Las cicatrices pandémicas, el tecnoestrés, la precariedad, el futuro incierto… La realidad pesa y no hay utopías que nos alcen dos palmos del suelo. Hay cierta fatiga colectiva que encuentra modos diversos de mostrarse. También en el reciente resultado electoral.

Cansancio en los votantes a la izquierda del PSOE, hartos de combates en el lodo, de mesías mediáticos cargados de ceniza y del castigo bíblico de la desunión. También extenuados los votantes progresistas en general, saturados de conflictos entre socios, de ejercicios devastadores como el del ‘solo sí es sí’, de palabrería agotadora y alienante.

La derecha, al grito de ¡todo está mal! y mostrando un fajo de recetas simples, resulta tentadora. Y cuando no promete una caña en una terraza -justo cuando ese es el anhelo íntimo más compartido- agita la momia de ETA. Al fin, la misma promesa: acabar con el ‘lío’ del ‘sanchismo’ y sus socios ‘malos’. La derecha sabe que el lío agota. El problema es que ella es el lío: la convivencia estallando por los aires como fomentó en Catalunya o la degradación de los logros sociales.

Mientras la derecha promete orden, la izquierda grita ‘¡fascismo!’. Como estrategia política es triste, y huele a impotencia. El ciudadano fatigado necesita dosis extras de energizantes. ‘The Guardian’ afirma en su editorial que el Gobierno de Sánchez “tiene una historia económica positiva que contar, ya que superó la crisis energética y las presiones inflacionarias mejor que la mayoría”. Reducción del paro, revalorización de las pensiones, subida del salario mínimo, ertes covid, descenso de la crispación… ¿nos acordamos de los días penosos de Rajoy?

En una Catalunya exhausta después del ciclón ‘procesista’, el bálsamo de Salvador Illa se ha impuesto. A muchos independentistas no les quedaron ánimos para votar. El aumento de la abstención castigó a los que conducen el aterrizaje del ‘procés’ y premió el aroma de la Convergència pactista. Pese a ello, Junts apuesta por Míriam Nogueras y Oriol Junqueras redobla sus ataques al PSC. Los estrategas preclaros del ‘món ens mira’ cabalgan de nuevo.

Hay cierta fatiga colectiva. Y la política patria no ayuda. Hay una parte importante -fundamental- de la ciudadanía esquiva a los análisis políticos. Un grueso de población que se mueve por emociones. Los logros sociales y económicos pueden convertirse en motivo de alegría y orgullo. La oscuridad de Vox, la crispación del PP y sus recetas de austeridad son la tristeza que aspira a gobernar. El lío debe cambiar de bando.

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