Agua corriente

No te enteras, hermana

El ocaso de 'Sálvame'

Bella Ciao, 'Sálvame', por Laura Fa

Esta semana, la escritora Emma Riverola se pone en la piel de una mujer fiel seguidora de ‘Sálvame’.

Jorge Javier en el plató de 'Sálvame'.

Jorge Javier en el plató de 'Sálvame'.

Emma Riverola

Emma Riverola

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Qué, ahora no quieres hablar de eso, ¿verdad? Con lo que te he llegado a aguantar. Si es que ni un minuto soportas. A veces, sueltas un bufido y mueves la cabeza a un lado y a otro, con ese gesto tan tuyo de drama nacional. Otras, me miras reprochándomelo en silencio. Si estás de buenas, haces una broma. Cuando tienes un día de pena, apagas la tele. Así, como si fueras la reina del salón. Y, bueno, eres mi hermana, pero esta es mi casa.E

Al principio, nada más oír el ascensor, era yo la que corría a apagar el maldito aparato. No tenía ganas de reprimendas de hermana mayor. Porque así es como te has sentido tú siempre. Total, por un minuto de diferencia al nacer. Y vete a saber si es verdad. Que digo yo que, si somos iguales, ¿quién sabe si no se confundieron? Siempre has sido mandona. Hasta que dije basta. Basta de apagar la tele, quiero decir. Además, siempre me beneficio de tus malos días.

Porque pesada eres un rato, pero las galletas te salen buenísimas. Ya sé que no las haces solo por mí. ¡Anda que no tienes la agenda llena! Cada viernes te pasas un rato por mi casa y, después, tienes reunión con la asociación de mujeres. Para ellas es el resto de las galletas. Lo bueno es que el día que te pones muy borde, después te sientes culpable, y me dejas ración doble.

La tele y las canas

No soporto este marujeo, dices. A mí tampoco me gusta tu pelo canoso, te respondo yo, nos hace mayores. Y, más pronto o más tarde, acabamos riéndonos. Entonces ya nos olvidamos de la tele, de los famosos y de sus cuitas y hablamos de nuestras cosas. Porque siempre hay penas, alegrías y naderías por compartir.

A mí el programa me distrae, qué quieres. Me levanto con las gallinas para ir a mi curro de mierda y, después, ese ratito que estoy en casa hasta que llegan los hijos, me lo resuelve. Aunque ahora tendré que acostumbrarme a hablar en pasado. No es una tragedia, tampoco voy a exagerar, pero todos esos personajes estrafalarios y gritones se me habían acabado antojando una especie de familia paralela. Que no te caen bien, incluso te caen fatal, pero acabas cogiéndoles cariño. Porque los ves reír, protestar, llorar y pelearse ante tus ojos. En fin, como nosotros, pero peor, mucho peor. Y eso siempre da un poco de consuelo.

Te imagino negando con la cabeza. Ya sé, ya sé, conozco tu discurso: que es un espectáculo degradante de la naturaleza humana, que premia la zafiedad, el individualismo, la puñalada trapera, la humillación en público y la crueldad en directo. Una lección en directo de bullying a lo grande, sin escrúpulos, sin medir las consecuencias. Ay. No estás frente a un televisor, me dijiste un día, estás en el circo romano, aplaudiendo a un emperador sádico y riéndote mientras los leones devoran a los esclavos. O se devoran entre ellos, respondí yo. ¿Y eso te gusta?, me preguntaste.

Pues mira, hermana, gustarme, lo que se dice gustarme, pues no. Pero ¿sabes lo que te digo? Que quizá no estaba tan equivocada. Porque no solo hemos sido millones de alienados, como tú dices, los fieles del programa, sino que ahora son los tuyos, esos tan progres y tan de izquierdas, quienes lo lloran. ¿Qué me dices?

Mírate. Tantos años de compromiso político y activismo vecinal, para esto. Que si cursos de baile para jóvenes vulnerables, que si talleres de costura para ayudar en la integración de mujeres migrantes, que si servicio de atención a víctimas del maltrato.... Y ahora a protestar porque faltan ascensores en el barrio y más tarde a tratar de frenar un desahucio. ¡Si hasta pillaste una neumonía después de tantas horas a bajo la lluvia!

Pues nada, hermana, que ahora resulta que lo progre era mirar 'Sálvame'. El viernes pasado no quisiste hablar del tema. Callaste, mientras el programa daba la murga y las dos comíamos galletas. Hasta me diste un poco de pena. Porque una cosa es que el programa me distraiga, y otra muy distinta es que sea ejemplo de nada. Que burra no soy. Creo que me voy a apuntar a alguna de las actividades de tu asociación. Total, para quedarme lela perdida delante de la tele.

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