Error del sistema

El incendio de Ayuso

La dirigente madrileña derrocha populismo, ambición y temeridad, también desprecio a los que sufren. Y roza la mayoría absoluta

Ayuso sobre Bildu y ETA: "Donde gobiernan reina la ley del silencio"

Emma Riverola

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Con una tea en la mano se acerca a los rincones más áridos, más quebradizos, donde es más fácil prender el fuego. La perversa e irresponsable ambición de erigirse en dueño y señor -o señora- de la tierra quemada. 

La aparición de siete exmiembros de ETA condenados por delitos de sangre en algunas listas electorales de EH Bildu fue un mazazo para las víctimas. Covite (Colectivo de Víctimas del Terrorismo) dio la voz de alarma y el volumen de la protesta obligó a rectificar. Los siete candidatos -que ya habían cumplido sus penas, incluidas las de inhabilitación- renunciarán a ser concejales en caso de ser elegidos.

Su incorporación en las listas suscita, sin duda, un debate ético. El fin de ETA es demasiado reciente para que no sangren las heridas. La indiferencia hacia las víctimas es evidente. ¿Hubo una mínima voluntad de ratificación de la vía democrática o una simple continuidad con un pasado marcado por la violencia? El proceso de reparación es largo y difícil. Requiere dosis ingentes de generosidad, acercamiento, diálogo y paciencia. Así lo han entendido la mayoría de los actores implicados, pero el camino es largo, y no toda la izquierda abertzale comparte el recorrido.

Paciencia, diálogo, respeto y reconocimiento del dolor sufrido. Esta es la única senda transitable. Y en estas llegó el PP utilizando a Bildu para cargar contra Sánchez, y una Isabel Díaz Ayuso que, como siempre, dio un paso más allá: “ETA está viva, está en el poder, vive de nuestro dinero, mina nuestras instituciones, quiere destruir España”. Y así siguió, elevando el tono, hasta pedir la ilegalización de Bildu. Alberto Núñez Feijóo no la secunda. Por ahora.

¿Una bravata electoral?

¿Qué hay detrás de la arremetida de Ayuso? ¿Una bravata electoral? ¿Un intento de desviar la atención de su nefasta gestión sanitaria? ¿Una intención real de considerar la ilegalización? Si es así, ¿dónde estaría el freno? ¿En todos los partidos independentistas que -¡oh casualidad!- dificultan una mayoría conservadora?

Probablemente, hay un poco -o un mucho- de todo. Desde luego, cálculo electoral. Pero no solo. La historia reciente nos enseña que las estrategias electorales del PP se elevan a estrategias de país cuando alcanzan el poder. Lo hicieron con Catalunya, alimentando el ‘procés’ y la animadversión hacia Catalunya en el resto de España. Ayuso derrocha populismo, ambición y temeridad, también desprecio a los que sufren. Y roza la mayoría absoluta. Su capacidad de ascendencia determinará la temperatura del país.

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