Juicio histórico en EEUU

“No pensaba en Melania. Era todo sobre la campaña”: Cohen señala a Trump en el juicio por el pago para silenciar a Stormy Daniels

El que fuera muñidor de Trump cumple como testigo estrella de la fiscalía en el histórico caso penal contra el expresidente, cuya defensa tratará de demoler su credibilidad

Donald Trump, en la sala donde se desarrollo el juicio por el caso Stormy Daniels. AFP / STEVEN HIRSCH

Donald Trump, en la sala donde se desarrollo el juicio por el caso Stormy Daniels. AFP / STEVEN HIRSCH / STEVEN HIRSCH

Idoya Noain

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Durante una década el abogado Michael Cohen fue perro de presa y muñidor de Donald Trump, un hombre que lo mismo arreglaba acuerdos empresariales para reducir costas que amenazaba a la prensa u orquestaba pagos para enterrar historias potencialmente perjudiciales para su jefe y que llegó a declarar que estaría "dispuesto a recibir una bala" por él. Luego, cuando el magnate inmobiliario con su propio ‘reality show’ llegó a la presidencia de Estados Unidos y lo dejó sin el puesto que esperaba que le asignara en la Administración, Cohen empezó a transformarse en némesis. Y este lunes, como testigo estrella en el histórico primer juicio penal en contra del expresidente y candidato de facto republicano para noviembre, tan imprescindible para el caso como arriesgado, Cohen por fin ha subido al estrado, demostrando la trascendencia de esa rivalidad.

Cohen fue quien pagó 130.000 dólares antes de las elecciones de 2016 a Stormy Daniels para evitar que la estrella de entretenimiento adulto hablara públicamente del encuentro sexual que ella asegura que mantuvo con Trump en 2006, sobre el que testificó y fue interrogada la semana pasada. Cohen fue quien luego recibió de Trump 420.000 dólares como reembolso aunque se ocultaron como “gastos legales”, la base de los 34 cargos que enfrenta Trump en Nueva York. Y Cohen es quien asegura que ese pago de Trump no fue, como sostiene su defensa, para defender a su familia, su reputación o su marca, sino para evitar el impacto en su campaña, la trama de injerencia que ha permitido a la fiscalía elevar meras faltas leves contables en delitos graves.

“No pensaba en Melania (Trump, su esposa), era todo sobre la campaña”, ha dicho Cohen en un momento de su testimonio este lunes bajo el interrogatorio de Susan Hoffinger, la principal investigadora del equipo fiscal, cuando también ha asegurado que al preguntar a su jefe el impacto que todo lo que estaba sucediendo con la historia de Daniels tendría en su esposa replicó: “¿Cuánto crees que estaré en el mercado (en caso de que ella decidiera divorciarse)? No mucho”.

Credibilidad en cuestión

La credibilidad de Cohen, que ya fue condenado por distintos cargos y también se declaró culpable de haber mentido al Congreso y que y pasó un año en la cárcel, es uno de sus puntos débiles. Lo hace vulnerable a los ataques que se esperan cuando le llegue el turno de interrogatorio a la defensa de Trump, que lo define como un mentiroso patológico movido solo por el deseo de venganza.

De momento, no obstante, en su testimonio de este lunes ha dado una imagen muy distinta a la del hombre volcánico al que se han acostumbrado quienes lo ven en sus frecuentes apariciones mediáticas o lo escuchan en sus podcast. Ha sido un testigo contenido, disciplinado, que ha medido las palabras y ha seguido a la perfección el guion del ministerio público, que ya lo entrevistó en más de una docena de ocasiones para preparar el caso con el que el fiscal Alvin Bragg logró que un gran jurado imputara a Trump.

Ese relato, que ha arrancado en la relación profesional que iniciaron en 2007 y duró hasta 2017, ha sido seguido con atención por el jurado, con una actitud muy distinta a la de Trump, al que frecuentemente se le ha visto con los ojos cerrados y, según algunos de los periodistas dentro de la sala, incluso dormido.

“Esto es un puto desastre”

Trump, según ha contado su antiguo muñidor en el estrado, estaba ya golpeado en octubre de 2016 porque ‘The Washington Post’ desempolvó a un mes de las elecciones un vídeo de 2005 del programa de entretenimiento ‘Access Hollywood’ donde se le escuchaba alardear de que gracias a su fama podía abusar de mujeres (llegaba a decir que podía “coger a las mujeres por el coño”). Aunque públicamente usó la estrategia de minimizar el contenido de esa cinta como “alardeos de vestuario”, algo que según le dijo a Cohen había sugerido Melania, todo su equipo de campaña era consciente del “impacto negativo” que podría tener en su candidatura, una que ya era especialmente débil con las mujeres votantes.

Un día después, Cohen, que en esa época ha dicho que hablaba a diario con Trump (que según ha contado el abogado no usaba correo electrónico porque aseguraba que podían dejar "rastro"), le contactó al saber que Daniels estaba ofreciendo a medios contar su propia historia, una que por primera vez había entrado en el radar en 2011, cuando ella había hablado con un blog y una publicación. Trump se mostró furioso con él. “Creí que tenías esto bajo control, que te habías encargado de ello”, dice Cohen que le dijo. “Esto es un desastre, un puto desastre. Las mujeres me van a odiar. Va a ser un desastre para la campaña”.

Ahí se puso en marcha el esfuerzo para silenciar a Daniels. Este llegaba en la estela de otras dos operaciones en las que, con la colaboración de David Pecker, editor del tabloide ‘National Enquirer’ y amigo de Trump, habían acallado otras dos historias perjudiciales. Una, pagando 30.000 a un antiguo portero de un edificio de Trump que aseguraba que el candidato había tenido un hijo bastardo (se comprobó falsa). Otra, a cambio de 150.000 dólares, compró el silencio de Karen McDougal, la modelo de ‘Playboy’ que asegura haber mantenido una relación sexual prolongada con Trump.

Aunque Trump había asegurado que reintegraría los 150.000 dólares a Pecker nunca lo hizo (y el propio editor dejó de perseguir el pago asesorado por su equipo legal). Y eso puso en marcha la necesidad de establecer una nueva estructura para pagar a Daniels los 130.000 dólares negociados a cambio de su silencio, un pago que Cohen trató de posponer, según ha reiterado este lunes a instancias de Trump. “Retrásalo todo lo que puedas, hasta que pasen las elecciones”, ha dicho que le dijo el entonces candidato. “Si gano no tiene relevancia porque soy presidente pero si pierdo, simplemente no me importa”.

Varios amigos recordaron a Trump que era millonario y que le convenía pagar a Daniels y entonces el candidato dijo a Cohen: “simplemente hazlo”. Allen Weisselberg, consejero financiero de la Organización Trump (que sigue siendo leal al expresidente y actualmente está encarcelado) le aseguró que el jefe le reembolsaría el dinero. Y así se puso en marcha el proceso de pago y reembolso que está en el centro del caso, uno donde varios testigos a lo largo de las cuatro semanas de testimonios ya han señalado a Trump como un "microgestor" sin cuya autorización nada se hacía, algo que también ha reiterado Cohen .

“Estaba haciendo todo lo que podía y más para proteger a mi jefe, que es algo que había hecho durante mucho tiempo”, ha dicho Cohen en el estrado. Ese tiempo, claramente, acabó.