Juicio histórico en EEUU

Duelo feroz en el juzgado entre Stormy Daniels y la defensa de Trump

La letrada del expresidente ha ametrallado con ataques la credibilidad de la estrella del porno, que ha vuelto a protegerse con la coraza de su sagacidad

Guía del histórico juicio penal contra Donald Trump

Stormy Daniels abandona el tribunal de Nueva York tras declarar en el juicio contra Trump, este jueves.

Stormy Daniels abandona el tribunal de Nueva York tras declarar en el juicio contra Trump, este jueves. / CHARLY TRIBALLEAU / AFP

Idoya Noain

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“No tengo miedo y no me echaré para atrás. Tengo las espaldas bastante anchas. Estoy en la industria del porno. No puedes avergonzarme”. La frase la dijo hace poco más de un año Stormy Daniels en un coloquio en una web de pago, poco después de que Donald Trump se convirtiera en el primer expresidente de Estados Unidos imputado por lo penal por un caso centrado, precisamente, en la falsificación de documentos para ocultar el pago antes de las elecciones de 2016 para silenciar a Daniels, que asegura que en 2006 ambos mantuvieron un encuentro sexual (que él niega). 

Este jueves esa filosofía resonaba con fuerza en la sala 1530 del Tribunal Supremo del condado de Nueva York en el bajo Manhattan, donde Daniels volvía por segundo día a testificar, esta vez principalmente bajo el interrogatorio de Susan Necheles, una de las abogadas del equipo que defiende a Trump. Y han sido más de dos horas de duelo combativo y feroz entre las dos mujeres, un espectáculo extraordinario en un juicio que ya lo es de por sí.

Necheles iba vestida de rosa palo pero ese color era lo único suave en la letrada, legendaria en los tribunales de Nueva York por sus interrogarios cruzados, que ha abierto un asalto constante e implacable a Daniels, tratando de minar ante los siete hombres y cinco mujeres del jurado su credibilidad. Como una metralleta la abogada disparaba preguntas con las que trazaba un retrato de una mentirosa, alguien que solo ha buscado y busca sacar dinero y fama del supuesto encuentro sexual.

No es difícil pensar que otros en esa misma situación hubieran podido flaquear. Pero Daniels ha hecho de su propia historia personal y de su carácter su coraza. Combina mucho de descaro con no menos agudeza. Y si a ratos se mostró acelerada el martes, cuando subió por primera vez al estrado y bajo el interrogatorio de la fiscalía entró con todo lujo de detalles en el relato de aquel encuentro sexual (ganándose incluso varias reprimendas del juez Juan Merchan), este jueves se ha mostrado más contenida y con más control y, también, desafiante.

Ataque sin tregua, respuestas sagaces

Las preguntas de Necheles, que ha recordado que también hace dinero ofreciendo servicios como ‘medium’, no le daban tregua. Trataban de apuntar a inconsistencias en su relato apoyándose en distintas versiones que ha contado a lo largo de los años en múltiples entrevistas y en el testimonio del martes. Pero Daniels es evidentemente lista y rápida. Y cuando la abogada, por ejemplo, incidía repetidamente en la explotación económica que ha hecho de la historia, incluyendo además de un libro por el que cobró 800.000 dólares la promoción de sus espectáculos o la venta de ‘merchandising’ ella ha replicado: “No es muy distinto a (lo que hace) el señor Trump”.

No le hacía falta recordar que el expresidente y candidato republicano está recaudando fondos con su imputación, o vendiendo desde zapatillas hasta biblias. Y ha sido una de las varias respuestas con las que Daniels ha mostrado su sagacidad y ha provocado risas en la sala de prensa anexa a la principal, donde siguen el juicio por un circuito cerrado de televisión periodistas y un puñado de ciudadanos, entre los que este jueves estaba un hombre de Florida que se había puesto en la cola a las 4.30 de la mañana porque “esto es historia”.

Momentos extraordinarios

Ha habido más momentos en que hasta los miembros del jurado han tenido que contener la risa, como cuando Daniels ha dicho que si hubiera inventado la historia de su encuentro sexual con Trump "la habría escrito para que fuera mucho mejor". Y ha habido momentos extraordinarios. Porque no todos los días se escucha en un juicio de tal trascendencia una conversación sobre "poner a América cachonda de nuevo" (el nombre de un tour que hizo Daniels) o insultos como “zurullo naranja”, el término que Daniels usó para describir a Trump en un tuit en respuesta a otro en el que a ella alguien le había apodado “un retrete humano”.

No hay, en cualquier caso, nada de broma en lo que está en juego y Daniels también se ha tomado muy en serio defender su honor. Cuando Necheles le ha sugerido que está acostumbrada como escritora de guiones pornográficos a “inventar historias falsas sobre sexo”, ella ha replicado que el sexo en el cine para adultos “es muy real, como lo que sucedió en aquella habitación” en un hotel del Lago Tahoe. Ha respondido con un tajante “no” cuando Necheles le ha dicho que “lo ha inventado todo”.

Poco antes de que acabara su interrogatorio, y en uno de los turnos en que ha podido volver a interrogarle por parte de la fiscalía Susan Hoffinger, Daniels ha asegurado que todo lo que ha sucedido ha tenido en su vida más impacto negativo en su vida que positivo, incluyendo las mudanzas forzosas, el miedo por su hija o las amenazas que le han obligado a contratar seguridad privada.

Una vez que Daniels ha abandonado el estrado, con su vestido verde, su chaqueta negra y la melena rubia suelta, se ha retomado el desfile de otros testigos, incluyendo una contable de la Organización Trump y una antugua asistente del expresidente en la Casa Blanca y la sesión ha vuelto al auténtico centro legal de este caso, donde los 34 cargos se basan en los cheques con que Trump reembolsó al abogado Michael Cohen el pago a la actriz y la falsificación contable, con intención según la fiscalía de interferir en las elecciones de 2016.  

Mociones fallidas

Al final de la sesión el juez Merchan ha rechazado una petición de la defensa para que se levantara a Trump la orden mordaza para poder dar respuesta al testimonio de Daniels. El magistrado ha basado su decisión en la necesidad de proteger a Daniels y a otros futuros testigos, entre los que finalmente no se contará Karen McDougal, la modelo de ‘Playboy’ que asegura que mantuvo una relación sexual más prolongada con Trump. Otro argumento ha sido recordar los antecedentes probados de Trump, que ya tiene diez multas por desacato y al que esta semana por segunda vez advirtió que podría enviar a la cárcel si continúa saltándose la orden.

Merchan también ha rechazado otra moción de la defensa para intentar que se anule el juicio, algo que ya pidieron el martes y que entonces también descartó. Los abogados de Trump argumentan que el testimonio de Daniels y sus detalles salaces han sido prejuiciosos, y que ha cambiado su historia, pero Merchan les ha afeado que no hicieran uso de su poder de objetar mientras era interrogada y contaba, por ejemplo, que no se usó condón. El juez ha señalado que están planteando esos argumentos de mala fe, y la idea según los observadores legales es que los abogados de Trump tienen la aparente intención de crear bases para un potencial recurso en caso de que haya un veredicto de culpabilidad.

El juicio, que va sobre el calendario previsto e incluso un poco adelantado según le ha dicho al jurado Merchan, prosigue este viernes. Pero ya de momento en los anales ha dejado para siempre más de siete horas de testimonio a lo largo de dos días de una estrella del porno que ya es parte de un capítulo extraordinario de la historia de EEUU.

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